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Con una audiencia que casi llenó la sala The Box de Sevilla Este, The Big Otudos hicieron su debut oficial, dejando una grata impresión entre los asistentes. A pesar de un pequeño retraso debido a problemas técnicos (los monitores de escenario fallaron al inicio), el espectáculo finalmente despegó con un sonido más que aceptable. Y vaya si despegó: esta banda novel tiene mucho que ofrecer.

 

Formada por los hermanos Mario y Curro Cano (bajo y guitarra, respectivamente) y Moisés Vázquez “Moi”, como vocalista y batería, The Big Otudos se presentaron con una propuesta que mezcla frescura, eclecticismo y mucha personalidad. Su estilo atraviesa géneros como el punk primigenio, el rock y el funk, todo ello sazonado con un sentido del humor que cautiva. En una movida original y divertida, regalaron bigotes postizos al público, invitándolos a unirse a la fiesta.

El trío subió al escenario vestido con coloridos chándales ochenteros, al más puro estilo Geek Rock, y arrancó con tres temas de su primer trabajo, Explicit Version. Abrieron con We Are The Bigotudo, un tema que combina un riff metáliquero, coros al estilo Ramones y un punteo guitarrero digno de John Frusciante, ejecutado con maestría por Curro. El buen momento de forma del guitarrista quedó claro desde el principio. Le siguió SK.O, un ska bailable que hizo vibrar al público entregado, y luego B.A.M, un trallazo de punk primitivo, con un Moi desatado a la batería, que destilaba la esencia misma de The Big Otudos.

 

Foto: Cristina Hidhen

 

Cuando se trata de versiones, no se andan con pequeñeces. Su interpretación de Boss of Me, el icónico tema de They Might Be Giants, fue sencillamente espectacular. A este le siguió una electrizante versión de Rasputín de Boney M, que hizo las delicias del público más veterano, quienes corearon y bailaron con entusiasmo. Pero el momento cumbre de las versiones llegó con I’m Destroying the World de Guttermouth, interpretada con un desparpajo y una energía que resumía perfectamente su espíritu.

Después de las versiones, volvieron a su repertorio original con The Club, una pieza con aire a Rage Against the Machine que destacó por su contundencia. Luego interpretaron El Seco, donde el riff incisivo de Curro, el groove al bajo de Mario, el buen trabajo de Moi a la batería y la historia detrás de la canción atraparon la atención de todos. El carisma y la técnica de la banda se hicieron más que evidentes.

 

Foto: Cristina Hidhen

 

En la recta final, The Big Otudos se desataron con tres clásicos de Ramones. Rápidos, vertiginosos y llenos de energía, culminando con el himno punk antibelicista por excelencia: Blitzkrieg Bop. Con Chicken in The Corn de Brushy One String fuimos espectadores del dominio de Mario al bajo en una auténtica versión armonizada del tema, cerrando con dos temas propios, Meal Deal y Welcome to College, demostrando que su material tiene la fuerza para sostener el peso de las comparaciones con las leyendas que versionan.

Como broche de oro y en un guiño al Real Betis Balompié, interpretaron Betis, el emblemático tema del mejor roquero que ha dado la capital hispalense, Don Silvio Fernández Melgarejo. Este gesto fue especialmente significativo, considerando que Silvio, sevillista confeso, aceptó en su día cantarlo tras perder una apuesta. La versión de la banda fue un homenaje cargado de pasión y autenticidad, cerrando la noche con una nota muy alta.

 

Foto: Cristina Hidhen

 

The Big Otudos demostraron ser una banda en ciernes con mucho potencial. Su mezcla de estilos, su carácter festivo y su ejecución poderosa prometen buenos momentos para el futuro. Si su primer concierto es una muestra de lo que está por venir, sin duda darán que hablar en la escena musical sevillana y más allá.

 

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