The Head and The Heart están listos para dar el gran salto al mercado internacional y así lo volvieron a demostrar anoche en la madrileña sala Joy Eslava, tan solo un día después de haber dejado bien claro de lo que son capaces en la Razzmatazz barcelonesa.
No se habían cumplido los seis meses desde su última visita el 22 de septiembre del pasado año en la madrileña Moby Dick donde colgaron el cartel de SOLD OUT a los pocos días de abrir la venta, que ante el éxito cosechado y la cantidad de fans que se quedaron fuera se decidieron a programar dos nuevas citas españolas pero eso sí, ahora subiendo la apuesta y arriesgando con salas que cuadriplican el aforo de la anterior. Si bien esta vez no han conseguido colgar el cartel de SOLD OUT cerca se habrán quedado y el boca oreja se encargará de hacer el resto en futuras visitas.
Su gira Signs Of Light Tour les está llevando a conquistar el mercado europeo habiendo recorrido distintas ciudades de Alemania e Inglaterra, Noruega, Suiza y todavía se atreven a saltar más lejos porque el 7 de febrero estarán tocando en México.
Pasaban las nueve la noche y el público se estaba poniendo impaciente, ansiosos porque el sexteto de Seattle saltara al escenario. Un público joven, especialmente entre las primeras filas que parecía una fiesta Erasmus con la cantidad de estudiantes angloparlantes que había allí reunidos.
La banda salta al escenario aclamados por el público e inauguran la noche con la canción que dicen ser la favorita del público, City of Angels, melodía pegadiza y animosa que junto con las armonías vocales marca de la casa, les han llevado a colocarse en los primeros puestos de las listas Billboard.
Al frente de la banda encontramos a Jonathan Russell (voces, guitarra, percusión), Charity Rose Thielen (violín, banjo, voces) y Matt Gervais (guitarra, voces, teclado), marido de la violinista, en sustitución de Josiah Johnson (miembro fundador de la banda y voz principal) que en marzo del pasado año anunció su retirada para poder rehabilitarse de sus problemas de adicción. El resto de componentes de la banda son Chris Zasche (bajo), Kenny Hensley (piano) y mención especial para Tyler Williams (batería) que derrocha tal energía en directo que es capaz de robarles el protagonismo a los frontmans de la banda.
Durante el concierto la banda va repasando temas de sus tres álbumes, desde que autoeditaran su primer largo en 2010 y fueran labrándose una fama gracias a melodías como Ghosts, Lost in My Mind, Sounds Like Hallelujah y Down in the Valley que podemos escuchar en directo con toda la fuerza y madurez que les han dado estos 8 años tocando juntos y creciendo como banda hasta que en 2013 ficharan con el sello Subpop y editaran ese bonitísimo Let’s Be Still que sigue haciendo que nos perdamos en la música por horas, “You can get lost in the music for hours, honey. You can get lost in a room. We can play music for hours and hours. But the sun’ll still be coming up soon”.
También nos emocionan las canciones que tocan contenidas en su último trabajo, Signs Of Light (2016, Warner). Un disco más pop y colorido que si bien no cierra las puertas totalmente al sonido folk que les caracteriza sí que les ha llenado de nuevos matices abriendo las puertas al rock sólo hay que ver la respuesta de la gente cuando suenan los primeros acordes de All We Ever Knew que todo el mundo corea y baila. Lo mismo ocurre con Rhythm & Blues.
Para los bises regresan a sus posiciones para agitarnos al ritmo de la popera Shake y para cerrar la noche y rematar el concierto recurren al tema con el que suelen cerrar sus actuaciones, Rivers and Roads, un tema de corte más intimista sobre los amigos que pasan por nuestras vidas y que tenemos lejos.
El telón se queda a medio gas, no sabe si subir o bajar. Los gritos del público exhortando a la banda a volver a salir son tan fuertes que no pueden negarse a concedernos ese último regalo y vuelve a salir a escena Charity con los dos frontmans de la banda Jonathan y Matt y se despiden tocando una versión acústica de Library Magic donde relatan la vida del músico en carretera de un concierto en ruta hasta el siguiente.
And I can see the sunshine’s rays
Gleaming through the clear water
Telling me what happened before
This chapter’s arrived
There will always be better days
There will always be better days