The Smoggers se embarcan en una aventura musical junto a The Fuzztones, celebrando cuatro décadas desde la icónica salida de Lysergic Emanations. Además The Smoggers aprovechan el momento para estrenar su undécimo álbum, Fuzz from the Crypt, lanzado por Chaputa Records, un trabajo que simboliza casi dos décadas de evolución y pasión sonora.

 

Desde Sevilla para el mundo, The Smoggers llevan dieciocho años escupiendo garage-punk con tanta mala uva que parecen hijos bastardos de los Sonics y los Cynics, criados en un sótano con olor a humedad y fritanga. Liderados por Fernando y Ana, esta cuadrilla de exorcistas del fuzz han publicado discos que son auténticos rituales de la distorsión y las voces cavernosas. Aquí van cinco cortes que deberías tatuarte en el tímpano:

 

1. No Reason. Un arranque sin contemplaciones. Un petardo de puro instinto: riffs afilados como navajas de mercadillo, batería machacona y una voz que escupe rabia sin pedir permiso. No hay razón, no hay redención, solo el impulso de escapar. Es el tipo de canción que te hace querer romper cosas… o al menos bailar como si lo hicieras.

 

2. Losing My Mind. Aquí el fuzz se vuelve psicótico. Un descenso a la locura con ecos de The Seeds y The Sonics, pero con ese toque sucio y callejero que solo los Smoggers saben dar. La guitarra parece gritar, el bajo se retuerce, y la voz se descompone en un mantra de desesperación. Ideal para perder la cabeza… y encontrar tu alma garajera.

 

3. Fuzz Me in The Cave. Este es el ritual. Una invocación al fuzz en su estado más puro que suena como si estuviera grabado en una cueva real, con murciélagos colgando del techo y el eco rebotando entre estalactitas. Es salvaje, tribal, casi chamánico. Si alguna vez hay que hacer una ceremonia de iniciación al garage, esta canción debería sonar en bucle.

 

4. She is Wicked: Ella es malvada, sí, pero también irresistible. Este tema es una oda a la femme fatale del garaje de enfrente, con un órgano venenoso que serpentea entre los acordes y una atmósfera de película de terror de serie B. The Smoggers convierten la maldad en ritmo homenajeando a sus idolatrados FuzzTones.

 

5. Tu Maldad. Y cerramos con veneno en castellano. “Tu Maldad” es un puñetazo emocional con una letra que escupe reproches y una instrumentación que no da tregua. Aquí el fuzz se mezcla con el despecho, y el resultado es tan crudo como efectivo. Es como si Los Saicos se hubieran criado en Triana y hubieran aprendido a odiar con estilo.

 

The Smoggers son la prueba de que el garage-punk no entiende de fronteras: puede sonar una mugrosa moqueta de Hamburgo, en un humeante sótano de Nueva York o en una peña bética de cualquier barrio sevillano, y siempre va a sonar igual de peligroso. Si nunca los escuchaste, estos cinco temas son tu billete de ida a esa oscura ciénaga llamada Guadalquivir.