Por María Morgade
The Slap es un serie australiana emitida el pasado año, basada en el libro del mismo nombre de Christos Tsiolkas, que narra, con una bofetada como punto de partida, la historia de ocho personas relacionadas entre ellas.
Jonathan LaPaglia, Melissa George, Sophie Okonedo, Essie Davis, Alex Dimitriades, Lex Marinos, Blake Davis, y Sophie Lowe son los encargados de dar vida a los ocho protagonistas de The Slap, girando cada capítulo que compone la ficción televisiva alrededor de uno de ellos.
Todo comienza con un barbacoa celebrada con motivo del cumpleaños de Hector (LaPaglia), que a los cuarenta años se encuentra en plena crisis existencial y se dedica a flirtear con Connie (Lowe), la adolescente que trabaja para su mujer, Aisha (Okonedo). Por otro lado están Rosie (George), la madre de Hugo, el niño que recibe la bofetada; Anouk (Davis), la amiga incapaz de madurar; Harry (Dimitriades), el agresor; Manolis (Marinos), padre de Hector; y Richie (Davis), amigo de Connie y personaje que tendrá un papel determinante en el desenlace de la historia.
En algunos momentos The Slap puede parecer HBO (hay escenas brillantes y de gran intensidad emocional), pero el formato de la serie termina por resultar un lastre, pues aquellos capítulos protagonizados por los personajes que despiertan menor interés llegan en muchos casos a aburrir y resultan demasiado densos.
Las interpretaciones son correctas, y en el caso de Melissa George y Sophie Okonedo resultan sobresalientes. De hecho, la relación entre los personajes de estas es un de los puntos fuertes de la serie, y proporciona algunos de los mejores momentos de la ficción. Por el contario, el personaje de Anouk, aunque interesante, no parece tener demasiado sentido dentro del conjunto, al no aportar nada al desenlace final.
Uno de los elementos que se echan de menos en The Slap es una mayor ambigüedad moral. Los personajes son retratados de forma dura, sin sutilezas. Harry es cruel y agresivo, impidiendo que el espectador pueda llegar a dudar de sus intenciones o ponerse en su lugar. No hay personajes muy buenos, pero sí muy malos, lo que resta complejidad a lo narrado.
Aunque cada uno de los ocho protagonistas tiene una historia distinta y se encuentra en un momento diferente de su vida, todos tienen un punto en común: el cargar a los que les rodean con sus problemas, tratando de evadir sus responsabilidades. Todos buscan culpar a quienes tienen alrededor de sus desgracias. La serie nos muestra a personas que se encuentran torturadas y desesperanzadas, tratando de huir de su realidad.
El cierre de la trama es satisfactorio, aunque algo apresurado, y resulta coherente con el desarrollo de la historia. De esta forma, The Slap es una serie recomendable y de calidad, que muchos han llegado incluso a situar por encima del best seller en el que se basa.
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