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#Cine en Achtung! | Por Débora García

¿Qué tienen en común Tim Burton, David Lynch, Todd Solondz o John Waters, además de ser unos frikazos de cuidado? Pues el respeto y la admiración a otro director que sentó las bases de un cine diferente, personal y, la mayor parte de las veces, incomprendido. Tod Browning fue ese creador que, hace ahora 80 años, estrenó un film que todavía sigue sorprendiendo y desconcertando, pese al paso del tiempo. Con Freaks (1932) Tod Browning llegaba al cénit y, paradójicamente, al ocaso de su incomprendida filmografía.

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Freaks (La parada de los monstruos, como se tradujo de manera poco acertada al español) es una película oscura que parece narrar una historia moralizante, pero que en realidad solo pretende mostrar la compleja idiosincrasia del ser humano. El argumento se centra en Cleopatra, una bella trapecista que se introduce en un circo poblado por seres deformes y extraños, que no por ello, tienen menor calidad humana. Aunque eso no lo comprende Cleopatra, que desprecia desde el principio a todos sus compañeros de viaje y se centra en su propósito de embaucar a Hans, un entrañable hombre enano, rico y de buen corazón. Si revelamos que los planes de Cleopatra se truncarán y recibirá un merecido escarmiento, no le quitaremos ni un ápice de interés a la historia. Porque el valor de Freaks reside en contemplar esa sorprendente galería de personajes reales (escogidos uno por uno por el propio Browning en diferentes espectáculos circenses de Estados Unidos) y su increíble destreza a la hora de superar una serie de barreras físicas y mentales. Como no podía ser de otra manera, también nos hace reflexionar sobre quién es el auténtico monstruo de la historia, si los propios freaks o la despiadada Cleopatra y su amante forzudo.tod-browning-freaks-dracula-frankenstein-karloff-lugosi-revista-achtung-cine-pelicula-1

Pero cuidado, porque si bien la mirada del director de Kentucky parece inclinarse en favor de los freaks, su relato se halla repleto de matices. En La parada de los monstruos no hay buenos ni malos, son personas que acaban moviéndose por sus más bajos instintos y demostrando que en la vida no todo es blanco o negro. Quizás por ello, y por mostrar la deformidad tal y como es, La parada de los monstruos fue una película rechazada en un Hollywood que primaba las historias épicas y los personajes galantes y un tanto planos (pongamos por ejemplo, el Gary Cooper de «Adiós a las armas», que es de la misma quinta).

tod-browning-freaks-dracula-frankenstein-karloff-lugosi-revista-achtung-cine-pelicula-2Quizás por ello, la película más célebre y con mayor aceptación de Tod Browning ha sido siempre Drácula. Aunque es también su obra menos personal -de hecho, el film estuvo codirigido por Karl Freund quien se ocupó de la mayor parte del rodaje-. En ésta sí que encontramos el «happy end» deseado por la industria y el personaje de un malo malísimo, pero a la par atractivo, vampiro interpretado por Béla Lugosi. Además de convertir a Lugosi en un mito (que no es poco), la película sirvió para que Browning consiguiese cierta libertad de la Metro para hacer una obra más personal, que acabó siendo Freaks. Por supuesto, ni los productores ni el público la comprendieron y el film acabó condenado al ostracismo, no sin antes haber sido mutilada en una reedición que no impidió su fracaso comercial. Su director rodaría un par de películas más, como «La marca del vampiro» (en 1935 como continuación de Drácula, aunque parecía más una imposición de los estudios) y la entrañable y sorprendente «Muñecos diabólicos».

Pero, Browning se retiró pronto sintiéndose incomprendido por la industria. Buena prueba de ello es que de las más de 60 obras que componen su filmografía, apenas se conserva una docena en buenas condiciones (en España no se pueden visualizar ni la mitad…).

tod-browning-freaks-dracula-frankenstein-karloff-lugosi-revista-achtung-cine-pelicula-3Por fortuna, los tiempos cambian, y poco antes de la muerte de Tod Browning (en 1962) se exhibió Freaks en el Festival de Venecia, siendo un rotundo éxito entre las nuevas camadas cinéfilas. A partir de ahí, se convirtió en una película de culto que ha sido innumerables veces homenajeada, tanto en la música («Pinhead» de Los Ramones), como en el cine (todos los directores que mencionábamos antes tienen alguna deuda con esta película), en la televisión («Carnivàle», «Expediente X», «Futurama») y en el teatro (la versión de Freaks llegaría en 1988). Incluso se puede ver alguna reminiscencia en obras de maestros del cine, como Federico Fellini («Amacord», «Satyricon») o Luis Buñuel, quien nos regaló aquella inolvidable escena de la última cena de lisiados y mendigos en «Viridiana».

Por eso, y por muchas otras cosas, La parada de los monstruos conserva, ochenta años después de su estreno, toda la frescura y la personalidad que han convertido a Tod Browning en el Señor de los «freaks».

tod-browning-freaks-dracula-frankenstein-karloff-lugosi-revista-achtung-cine-pelicula-4Apunte: Aquellos que estén interesados en conocer más a fondo la filmografía de Tod Browning (dado que por desgracia apenas se pueden ver cuatro o cinco películas en nuestro país) deberían echar un vistazo al libro homónimo de José Manuel Serrano Cueto (Editorial Cátedra). Se trata de la obra más completa sobre el director de Kentucky editada en castellano.

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