Se inaugura Tropos y Tropismos. Exposición de Fernando Vélez Castro, en Salón de Arte Crisol.
David López Panea entrevista a Fernando Vélez Castro.
Mesacamilla, picón, vino de cono. Luz tenue que entra por un ventanuco. Hace un frío que pela, anticiclón invernal, fresquillo seco de la Siberia. Es un paisaje contenido, allá fuera, en el campo, como suspendido en el tiempo, parado. Es un paisaje elemental, serio, extremo, duro…
David López Panea – DLP: Fernando, quería preguntarte… por tu pintura, por tu trabajo en general. Pensaba el otro día viendo los dibujos por su género, su sexualidad y me costaba acertar. En cualquier caso me resultan ultrasexuales (todo subjetivo mío, claro está).
Fernando Vélez Castro – FVC: Siempre he afrontado el acto de pintar con una gran carga instintiva, la sensualidad misma de la manipulación de los materiales es una vía que nos lleva a lo más arcaico de nuestra esencia y a nuestra relación íntima con la naturaleza.
No es una cuestión explícita ni conceptual a la hora de trabajar, pero digamos que es inevitable asociar mis composiciones, sobre todo el dibujo, a cierta voluptuosidad sexual.
Independientemente de dicha cuestión, mi obra trata de analizar el paisaje dentro de la paradoja de su memoria y su olvido. Digamos que no tengo un afán naturalista, sin embargo, mi relación personal, que no artística, es muy estrecha con la naturaleza.
Dicho de otro modo, el paisaje es una excusa compositiva y al mismo tiempo un alimento espiritual. Tengo unos asideros conceptuales fuertes con la naturaleza, pero al mismo tiempo la necesidad de deshacerme de ellos durante el proceso de trabajo. Es la única vía para mí posible de establecer unos códigos que me lleven a elaborar un lenguaje propio poniendo en cuestión la apariencia del paisaje, y nos cuestionemos qué es lo que realmente vemos.
DLP: Hace unos días discutía el ser del presente, en el sentido de que lo único que conocemos es el recuerdo de lo real-físico y que el futuro se construye con deseo generado por el recuerdo mismo ¿tu pintura es memoria? ¿valoras mucho el objeto pintura en sí?
FVC: Te respondo primero a la segunda pregunta. El objeto pintura en el sentido fetichista o materialista no. Ahora, como objeto en sí que su única forma de presencia y contemplación es material, si. Si creo además en el aura de la pintura, ya que cada obra es única en sí misma y como objeto ocupa su lugar en el mundo.
La buena pintura no es un ente estático, todo lo contrario, está expuesta a la relectura en el tiempo y a las condiciones culturales y sensibilidades de quien la contempla.
Mi obra ha evolucionado desde los principios de la abstracción pura, por llamarlo de alguna manera, hacia un trabajo que ha ido tomando sus referencias del natural, del paisaje y del género paisajístico a lo largo de la historia. Mi trabajo ha ido explorando el terreno ambiguo entre la figuración y la abstracción, sin decantarse nunca o definitivamente por ninguno de ellos. La memoria ocupa un lugar importante en mi obra, pero no una memoria instantánea, sino una memoria entrenada y selectiva, que opta por sus propias conclusiones sobre lo recordado. En mis dibujos se observa esto de forma más “transparente” , en ellos el proceso de selección hace que dicha memoria trabaje con estructuras y formas de distinta procedencia, y se mezclen además perspectivas, ángulos de visión, planos frontales con horizontales, etc..
La memoria la acumulo en la mano. La mano es el dispositivo, y es la que suele abrir el camino, yo solo la sigo.
DLP: Yeah! Ole! suscribo y brindo -apuro el baso de bino- Panteísmo, ser divino ordenador de la naturaleza…plataforma horizontal o vertical ¿somos el contenedor del mundo? ¿el objeto artístico, me refiero a la imagen, es metáfora-reflejo del mundo (más o menos transformado), o es transfísico, conecta directamente con él (el ser superior y eso)? ¿es la obra de usted un icono bizantino?
FVC: Somos contenedores en tanto en cuanto tenemos ideas que puedan transformar la cultura, la labor pictórica es una forma de estar en el mundo.Sin embargo prefiero la idea de que somos receptores, más incluso que la de ser creativos.
Y aquí cito a mi admirado John Berger ; “ La ilusión moderna en relación con el arte (…) es que el artista es un creador. Más bien es un receptor. Lo que parece una creación no es sino el acto de dar forma a lo que se ha recibido”
En relación a la imagen pictórica ésta debe gozar de su autonomía que es el ensimismamiento en el plano íntimo del artista, frente al ámbito de lo social y colectivo, que tiende a la disolución de tal autonomía. En esta disyuntiva se encuentra la figura del artista, con las contradicciones que esto conlleva, ya que con ello se pretende una actitud de resistencia.
El arte es mediación con respecto a la realidad, no conecta directamente con el mundo, más bien van en paralelo, o más bien se mueve unos pasos adelante y hacia atrás de las convenciones sociales. Trata de convulsionar la realidad. Y sus posibles e hipotéticos efectos, si es que se dan, se producen siempre a largo plazo.
Si hay algo de Bizantino en mi obra la verdad es que no lo se, jajaja !. Sí sé que no me he dedicado a otra cosa y que el hecho de ser pintor condiciona e integra mi relación con las demás circunstancias de la vida. Con suerte creo que guardo un vínculo emotivo e intelectual con mi obra. Si es así, en un contexto de veneración, puede que tenga algo de icono Bizantino…
DLP: Creo que ofrecemos sinceras visiones del mundo como receptores (JB dixit) con nuestro trabajo, en la confianza de nuestra solvencia como personas (moral y ética). En este sentido y si estás de acuerdo ¿el buen artista o más bien su arte, es algo así como guía-traductor en las relaciones del hombre con el mundo?
FVC: Cierto es que ofrecemos una visión alternativa del entorno, pero es difícil encontrar el lugar donde pueda encajar una propuesta que defina la práctica de una pintura contundente, con rigor, de investigación, sin caer en muchos tics pedagógicos y tópicos que se dan actualmente para llamar la atención de un mayor número de público posible. Personalmente no me veo como artista- guía frente a cuestiones que tienen que ver con el pensamiento pictórico, más bien es un trabajo interior, donde quizás a posteriori se pueda generar un debate enriquecedor para ambas partes, artista frente al público.
Para mi la tarea del artista no es aleccionar en base a su trabajo, y la medida moral o ética que yo tenga como persona no tiene porque interferir en el discurso de la obra.
DLP: te importa más o menos a la hora de trabajar o mejor dicho de los resultados, el medio que utilizas ¿es mejor para tí el pincel o el estilógrafo?, ¿crees que es más afín uno u otro medio a la representación de la naturaleza imaginada, recordada o contemplada? ¿que medio te excita más?
FVC: Claro, es muy importante, y condiciona el modo de trabajo, el proceso, el estado mental e incluso el físico. Mi relación con los materiales y soportes ha sido siempre intensa y de gran experimentación, y he llevado el lienzo y el papel a extremos de fragilidad, dureza, delicadeza y saturación a lo largo de los años.
Esta intensidad sobre todo se produjo en mi época berlinesa, allá por mediados-finales de los noventa, donde tomé contacto con toda clase de materiales, tales como pigmentos, arpilleras, cemento, óleos de fabricación propia, colas, maderas incrustadas en el lienzo, así como diferentes tipos de imprimaciones sobre papel. Indistintamente pintaba al óleo, acrílico, témperas, a fin de encontrar un modo de expresión contundente y con gran materialidad.
Cerré un ciclo y el vínculo con dichos materiales fue cambiando paulatinamente. El dibujo en su forma más elemental era algo que había dejado aparcado coincidiendo con el comienzo de la experimentación, y que fui recuperando progresivamente hasta convertirlo en una actividad fundamental en mi día a día.
El cambio se produce también con respecto a la pintura. En una necesidad formal y de conceptos, con el fin de reforzar y articular un nuevo lenguaje, mi pintura se acerca al género del paisaje. Aquí se da un punto de inflexión donde se genera un conflicto entre la abstracción y la figuración. Un conflicto nunca resuelto , una zona ambigua, que es el verdadero motor del trabajo.
DLP: Me se seca la boca- bebo- Está bueno el vino; de arte, por cierto. Verás entiendo que la pintura como algo más abrupto, volcánico y el dibujo como un medio más mental, más afilado y cercano al pensamiento, al signo. Creo también, por otro lado, que hay una pintura más dibujística y un dibujo más pictórico…
FVC: Exacto, mejor explicado imposible !
La pintura como bien dices es abrupta porque en ella colisionan y se superponen ideas, la superficie la someto a cambios y a acumulación de pintura, y con el dibujo intervengo en ellas con el fin de dar con una estructura. La pintura no da lugar a una marcha atrás, se resiste, y la única opción posible es dejar que te lleve al punto donde ella te indica. A partir de ahí todo va a depender de cómo te manejes con sus tiempos, porque de no ser así, estás a un paso de la catástrofe y a la misma distancia de lo sublime.
Pintar es como entrar en un bosque, es una sensación de gozo, y al mismo tiempo sin saber muy bien porque estás alerta. Dentro de ese bosque puedes percibir un eco de familiaridad, como un dejavu, que hace que hasta el gesto más equívoco encuentre su lugar.
Con el dibujo ocurre que tengo muchos frentes abiertos y una disciplina de dedicación diaria.
En los dibujos que he ido realizando sobre todo en los últimos dos años han coexistido tratos diferentes del papel, digamos distintas temperaturas. Y si es cierto que muchos de ellos pueden considerarse prácticamente como pinturas. Me ha interesado siempre ese cruce de disciplinas y especular con las fronteras de unas y de otras. Hay dibujos que te piden extenderlos y procurarles una especie de cueva, y otros que necesitan más aire.
Gran parte de las piezas que presento en esta exposición están realizadas con el método de la monotipia, una de las técnicas más elementales y antiguas de grabado que existen. Precisamente esta técnica se encuentra a medio camino entre la pintura, el dibujo y el grabado, y permite múltiples variaciones y superposiciones de elementos. Una especie de palimpsesto que sugiere un terreno heterogéneo en su lectura.
El dibujo es pulso y ese pulso contiene el aliento que va facilitar que la obra respire. Es indiferente que, como en mi caso, muchas obras sean abigarradas, dentro de ese ornamento late el armazón, el mismo pulso.
DLP: Creo que me enterado muy bien de todo. Ha sido un ratito bien agradable y ahora que está apretando el sol me gustaría salir al campo a dar un paseo, que hoy hace bueno y el sol calienta un poquito la tierra castellana.
FVC: Lo mismo te digo, ha sido bien agradable y enriquecedor charlar contigo amigo !
A disfrutar !!
Salón de Arte Crisol
Calle Fernando IV, 6, Sevilla