El 9 de diciembre es el Día Internacional contra la Corrupción, un problema institucional en España que afecta a la Casa Real, gobiernos de todo tipo, Comunidades Autónomas y partidos políticos como PP, PSOE, VOX, CDC o PNV.
Es muy complicado intentar atajar la corrupción en España, cuando un rey como Juan Carlos I defrauda impuestos, acumula una fortuna opaca obtenida de forma ilícita y tiene la desfachatez de exigir ejemplaridad, compromiso ético y cumplimiento de las leyes para el resto de la sociedad. Si Felipe de Borbón encubre al delincuente de su padre y no permite que se actúe contra él, consiente la impunidad de los delitos cometidos y es de esperar que el resto de escalafones copien esta conducta infame: Caso Gürtel con Francisco Correa y Luís Bárcenas, Jordi Pujol y familia en la Generalitat de Cataluña o el historial de Enrique Arnaldo, recién nombrado como miembro del Tribunal Constitucional.
Tu derecho, tu desafío: dile no a la corrupción
La corrupción afecta en todos los ámbitos de la sociedad. Por eso su prevención permite avanzar hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible, ayudar a proteger nuestro planeta y crear empleos, favorecer la igualdad de género y garantizar un mayor acceso a servicios esenciales como la salud y la educación.
Los esfuerzos en la lucha contra la corrupción benefician a todo el conjunto social, pero la mala conducta y las irregularidades están robando recursos valiosos para responder y recuperarnos de la crisis de COVID-19. El Día Internacional contra la Corrupción de 2021 busca destacar los derechos y responsabilidades de todos -incluidos los Estados, los funcionarios públicos, los agentes de la ley, los representantes de los medios de comunicación, el sector privado, la sociedad civil, el sector académico, el público y los jóvenes- en la lucha contra la corrupción.
Sin embargo, no solo los países deben unirse y afrontar este problema global con una responsabilidad compartida. Todas las personas -tanto jóvenes como mayores- tienen un rol que cumplir para prevenir y combatir la corrupción a fin de fomentar la resiliencia y la integridad en todos los niveles de la sociedad.
Para lograrlo, es necesario establecer políticas, sistemas y medidas para que las personas puedan alzar la voz y decir no a la corrupción. La Convención de las Naciones Unidas contra la Corrupción hace hincapié en la responsabilidad de los gobiernos de implementar medidas efectivas de protección a los denunciantes, para así garantizar que los mismos estén protegidos contra cualquier posible represalia. Estas medidas contribuyen a que las instituciones sean eficaces, responsables y transparentes, y a que haya una cultura de integridad y equidad.
Antecedentes
La corrupción es un complejo fenómeno social, político y económico, que afecta a todos los países. Por ejemplo, socava las instituciones democráticas al distorsionar los procesos electorales, pervertir el imperio de la ley y crear atolladeros burocráticos, cuya única razón de ser es la de solicitar sobornos. También atrofia los cimientos del desarrollo económico, ya que desalienta la inversión extranjera directa y a las pequeñas empresas nacionales les resulta a menudo imposible superar los gastos iniciales requeridos por la corrupción.