Verano es la exposición colectiva que organiza la galería Sala Parés de Barcelona hasta el dos de septiembre con Albert Vidal, Alberto Romero, Alejandro Quincoces, Alejandro Rasero, Carlos Díaz, Dominika Berger, Garikoitz Cuevas, Josep Moscardó, Leticia Feduchi, Lourdes Fisa, Magí Puig, Marcos Cárdenas, Rafel Joan, Ramon Moscardó y Xavier Rodés.
Marcos Cárdenas es licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Barcelona, y su obra gira en torno a experiencias vividas o imágenes de su vida cotidiana: una ciudad visitada, un objeto de su casa, una planta que le gusta, interiores, estructuras arquitectónicas, piscinas o primeros planos de figuras.
La obra de Garikoitz Cuevas se basa en la combinación de técnica y capacidad para expresar conceptos y emociones con un contenido poético y narrativo. El décollage consiste en la superposición progresiva de telas adheridas al soporte pictórico, para intervenir sobre él después, arrancando selectivamente fragmentos de las diferentes telas de la composición.
El proceso creativo de Garikoitz Cuevas es de una manifiesta singularidad. Recuerdo haberlo oído hablar con pasión y conocimiento del sentido de los materiales que emplea y de la paulatina elaboración del cuadro. El pintor tiene una fe absoluta en sus presupuestos y en sus sistemas: el potencial expresivo del arte se genera a partir de esa fe, que es la que otorga a su trabajo una complacencia extrema.
José Manuel Caballero Bonald. Premio Cervantes 2012
Lourdes Fisa ha conseguido mediante la abstracción una arquitectura gráfica propia, una iconografía personal y una metodología singular. Su pintura es un universo repleto de registros simbólicos. El color, la agilidad del trazo, las texturas, el collage, son recursos para ser leídos en profundidad y complicidad, que permiten al artista plasmar conceptos abstractos, sentimientos, sensaciones y todo aquello que fluye dentro de su rico y completo mundo interior.
Al atardecer se iluminaron en la plaza las caras de la ente,
que no conocía. Miraba con avidez,
las caras humanas: cada cara era diferente,
cada una decía algo, quería convencer, se reía, sufría.
Pensé que las ciudades no las construyen las casas,
ni las plazas o las avenidas, los parques, las anchas calles,
sólo las caras que se iluminan como lámparas,
igual que los sopletes de los soldadores que por la noche
reparan el hierro entre nubes de chispas.
Adam Zagajewski