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The Wild Pajarracas. Foto: Juan Antonio Gamez

The Wild Pajarracas. Foto: Juan Antonio Gamez

Wild Pajarracas y The Cynics en Sala X ¡Qué Noche la de Aquella Noche! de garage rock.  Unos renacidos The Wild Pajarracas alimentando con keroseno sus instrumentos, para ofrecer un bolo trepidante y así tutear a los cabezas de cartel. Con este panorama, los de Pittsburgh pisaron a fondo el acelerador con Michael Kastelic dándolo todo frente al micro, perfectamente acompañado por Gregg Kostelich, Angel Kaplan y Pibli.

¡Vaya con los lunes de la Sala X! Y hasta la bandera. Dos bandas bajo el nombre de taller (o almacén) de coches se lanzaron a darlo todo por el Garage Rock, y de qué manera.

The Wild Pajarracas. Foto: Juan Antonio Gamez

The Wild Pajarracas. Foto: Juan Antonio Gamez

En primer lugar, y desde Sevilla, Wild Pajarracas, a los que les alumbran más de dos décadas de trallazos de los buenos, más que bien templados por la mesa de sonido. La banda sonó alto y fuerte y sucio, con el irreverente Manuel Pajarracas Martín Zarza dando honor al nombre de la banda. A los que conocían y no el grupo no les quedó otra que dejarse llevar por la toma por sorpresa del comienzo del recital, I Remember…, seguido de Don’t Tread on Me. No se echó de menos la variedad dentro del género, ni el buen hacer de, por ejemplo, la guitarra de Miguel Díaz (de Los Sentíos, por poner un ejemplo) que estuvo especialmente brillante. Con cierta puntería, acertaron a llegar al punto álgido con Gotta Get Away a la mitad de la actuación, sin desmerecer a Put Her Down con la que cerraron contentando al público (y a los que escriben) a la vez que abrían la puerta a The Cynics.

The Cynics. Foto: Juan Antonio Gamez

The Cynics. Foto: Juan Antonio Gamez

The Cynics son de Pennsylvania y pertenecen al boom que en los 80 dio nueva vida al Garage Rock, con primeras oleadas en la que estaban como pioneros The Count Five, The Seeds, The Standells, Question Mark & the Mysterians, The Blues Magoos… Todos tenían en común el Rock and Roll ruidoso y rápido y distorsionado. Casi a la mitad, como íbamos diciendo, The Cynics aparecieron junto a The Fuzztones, The Miracle Workers o The Lyres. A nuestro país llegaron con nombres como Sex Museum, ni más ni menos.

Pues bien, acompañados por la batería de los ibéricos Pibli González a la batería, y Ángel Kaplan al bajo, Gregg Kostelich a la rugiente guitarra, y Michael Kastelic, a la voz cínica, la banda comenzó sin miramientos con Baby, what’s wrong, clásico de su tercer trabajo, Rock ‘N’ Roll, con el que despuntaron, y no sería la primera vez. Quizá su trabajo más auténtico, otros dicen que el mejor, por eso sería que, aunque repartido, lo tocaron entero. Nos gustó en especial el muy sesentero Tears are coming.

The Cynics. Foto: Juan Antonio Gamez

The Cynics. Foto: Juan Antonio Gamez

Hubo tiempo para todo, como para que, por ejemplo, Mr. Kostelich reventara su amplificador (rápidamente solucionado) o como para que Mr. Kastelic dedicara la actuación al recientemente fallecido… Eddie Money. Evidentemente quería decir y no quiso, Daniel Johnston. The Cynics, hemos dicho que se llaman. Temas como Yeah! de From Twelve Flights Up hizo del público un miembro más de la banda, coreando sin control. Íbamos por la mitad del concierto, y la cosa se fue calentando más y más. Esta escalada terminó con los bises Gloria’s Dream, primera versión y única que tocaron aquella noche TheCynics, original de los Belfast Gypsies, y que es casi una versión de Gloria de los Them, y no es de extrañar, porque… Bueno, eso es otra historia. Y TheCynics lo bordaron finalmente con Turn me loose, dejando a la Sala X mucho más que satisfecha.

A Miguel Díaz se le escuchó decir que eso, eso, hay que venir a ver más Garage Rock y menos ******** de *******”. Y tenía razón. ¡Vaya lunes!

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