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Los suizos WolfWolf nos presentan Totentanz, nuevo trabajo que combina con éxito su sonido clásico «garage trash-punk» con coqueteos con la New Wave y los sintetizadores.

 

Ya han pasado cinco años desde que el dúo pariera su último álbum de estudio: Metamorphosis (2019). Cinco años atravesados por una pandemia que mucho tiene que ver con la apertura estilística de Totentanz, el álbum que hoy ve la luz.

Desde las primeras escuchas ya se aprecia que los compatriotas de Heidi mantienen irremediablemente su identidad primitiva. Nunca faltan en sus trabajos los himnos taberneros como Totentanz o Holy Water (ácida crítica a la religión aplicando usos, digamos poco comunes, al agua bendita), los paseos por bosques oscuros habitados por extrañas y apestosas criaturas de la noche (The Devil Knows, It´s Hot in Hell o Vampire Love) o los delirios góticos – trashmetaleros de Lost o My Imaginary Friend.

 

Foto: Daniel Infanger

 

Lo que no nos esperábamos, y es lo que realmente hace especial este disco, son los ensayos con la música electrónica y la New Wave de los ochenta. Aunque las melodías de teclado aparecen transversalmente durante los cuarenta minutos del disco, hay dos temas que ejemplifican esta nueva dimensión nítidamente: Twenty One y The Falcon. El primero podría pasar perfectamente como himno adolescente de principios de los ochenta. Su leitmotiv: bailar hasta el amanecer sin importar el día siguiente. El segundo, gran homenaje a Falco (músico vienés de synth pop de la época) en particular y al modo de vida nocturno en general.

Si tuviéramos que definir con una sola palabra Totentanz sería DIVERTIDO. Funcionan tanto las fórmulas lobeznas de toda la vida para chapotear en pantanos hediondos como las exploraciones de nuevos y electrónicos mundos sonoros para «mover el esqueleto». Esperamos que su gira 2024 los deje caer por Sevilla al igual que ocurriera en 2018 con la gira de The Cryptid Zoo. Allí estaremos si así sucede.

 

Barbara Gut y Heini Gut

 

 

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