Se estrenará los próximos 11 y 12 de febrero en el Teatro Central (Sevilla), Woolf, de la mano de Natalia Jiménez Gallardo. Esta profesional estará en escena mano a mano con la pianista Jordina Millà, así estamos ante un dúo que nos mostrarán el resultado de un viaje que han hecho juntas, en torno a la figura de la escritora Virginia Woolf y todo lo demás que ellas habrán considerado que se terciaba.
Desde los años sesenta del siglo pasado, la figura de Virginia Woolf no ha parado de despertar pasiones y respeto. Lo digo porque aunque siempre se le concedía un espacio en la historia de literatura, no se solía establecer bajo el mismo rango en la que se le percibe a día de hoy. Claro que la absorción en nuestra sociedad occidental, de muchos presupuestos de los feminismos de la primera y segunda ola, han contribuido. Siendo que ella siempre se ha considerado como una figura ineludible, en especial por el ensayo Una Habitación Propia. Obra en la que dicho sea de paso, en la sinopsis de Woolf se plantea como uno de los pilares del marco en la se desarrolla esta pieza escénica.
Me consta que la bailarina, docente y creadora andaluza, Natalia Jiménez Gallardo, lleva algo más de un año trabajando con la figura de Virginia Woolf. De hecho, en marzo del año pasado en el CICUS de la Universidad de Sevilla, ella representó junto a su compañera de este proyecto, la pianista catalana Jordina Millà; la pieza VIRGINIA & VITA. Obra que aunque en su día no me fue posible asistir a verla, si que tengo noticia de que habrá sido un paso fundamental en esta inmersión, que han tenido estas dos profesionales para que se pueda materializar Woolf.
Así estamos ante una pieza que de alguna forma u otra, nos anuncia de que irá más allá de una “conferencia creativa” sobre Una Habitación Propia, o puede que ni siquiera no es uno de esos “discursos panfletarios de las feministas mainstream”. Nada de eso, desde luego con la sinopsis no tengo en claro que me voy a encontrar (la misma deja las cosas muy abiertas, lo cual es súper estimulante), pero tengo la confianza de que esa línea de sus últimos trabajos de Natalia Jiménez Gallardo, en la que (en resumen) la misma ha sabido conjugar temas que interpelan a la condición humana, en ámbitos que los asociamos con lo más cotidiano. Nos garantizará que estaremos con algo de suma calidad y buen gusto.
¿En qué puede entrar en todo esto la obra Una Habitación Propia? Pues a día de hoy lo único que se puede introducir, es que este ensayo muestra la urgencia y necesidad de que cada mujer tenga un espacio de trabajo propio, junto un poder adquisitivo suficiente, para poderse desarrollar como ser humano más allá de la mera subsistencia. No se ha de descartar que lo anterior, es interpretable como algo literal o bien como alegorías, de que la mujer en nuestra sociedad se le han de conceder los mismos derechos y oportunidades que se le ha tomado por hecho a los varones ¿Hay una manera de escribir “femenina”? ¿Se puede hablar de un punto de vista “femenino”? Lo que no me queda duda, es que las condiciones materiales y discursivas a las que se les ha impuesto a las mujeres, no han posibilitado que se parta de un lugar diferente, haciendo que estas preguntas sean necesarias de abordar.
Sin más dilaciones, les dejo un adelanto de la pieza Woolf:
Conocemos bien la calidad de movimiento, así como la sensibilidad y presencia a la hora de habitar el escenario de esta creadora, intérprete, terapeuta Shiatsu, docente, integrante del Group LaBolsa de Barcelona. También sabemos de sus referentes escénicos: María Muñoz y Pep Ramis/Mal Pelo, Àngels Margarit, Mónica Valenciano, etc. No son malas compañías estas que la respetan e incluso piden su consejo…
Llega ahora al Central para estrenar su nuevo y personal proyecto: Woolf, tomando como punto de partida Una habitación propia, Libro de Virginia Woolf cuya primera frase Pero, me diréis, le hemos pedido que nos hable de las mujeres y la novela da idea de por donde pueden ir los tiros de la propuesta de Natalia.
Siguiendo las derivas del formato site-specific de sus últimas creaciones, la creadora plantea en Woolf la creación de un jardín lumínico como metáfora de un espacio de creación y crecimiento personal, para desarrollar un espacio compartido donde puedan inscribirse el sonido y el gesto. Woolf es la expresión de una necesidad vital de complicidad.
En escena, la bailarina Natalia Jiménez y la pianista Jordina Millà ocupan y cuestionan el terreno abstracto de lo reconocible o lo predecible. Para tal fin cuentan con el trabajo de la iluminadora Irene Cantero.