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Foto: Juan Antonio Gámez

Foto: Juan Antonio Gámez

Bárbara Sánchez llega al vigésimo sexto Mes de Danza para presentar -como estreno absoluto- Várvara, llenado el Teatro Central de Sevilla con un discurso coherente en todos sus aspectos.

¿Y a ti quién te gobierna?

.. es una de las frases que lanza Bárbara Sánchez, bárbara como siempre, en el primer discurso de Várvara. Cuerpo vestido en la desnudez, tatuajes, cadenas, calcetines blancos, gafas de sol y peluca. Una auténtica mistic bacala. Micrófono en mano, aquí empieza su viaje. Una liturgia de tres actos en la que convierte en su éxtasis, su liberación; nuestra liberación.

A Bárbara no la gobierna nadie, ni Dios, o sí. Como lo hacen sus profetas en la tierra, nos habla directamente a la cara, haciendo uso de personajes como el de María Magdalena, para cargarse de un plumazo la figura divina de un Dios patriarca. Adorando la música bacalao crea capas sonoras, profundidad y eco, como el que genera los cánticos de los coros en las iglesias (previa entrega al público de tapones para oídos sensibles) Bárbara pone su cuerpo al servicio del discurso, del movimiento y del acto escénico. Sin cuerpo no hay discurso y el discurso en ella es esencial.

Foto: Juan Antonio Gámez

Foto: Juan Antonio Gámez

Se vacía, baila, sube y baja de su púlpito particular (a la vez que reino de los DJ bacalaeros) para lanzar música, distorsionarse, orar, delirar, bendecir y profanar al mismo tiempo. Y desde este vacío, éxtasis y trance de idas a la pista de baile y venidas al púlpito bacalaero, la intérprete vuelve a llenarse de ella misma. Primero extasiada de vacío y después llena de amor, culmina su liberación,

estoy loca y enamorada, y no me importa.

Bárbara es Várvara, es brutal y no está sola. Esa pista de baile la llena ella sola, en cuerpo, alma y espíritu, de individuos invisibles pero reales. Lo hemos visto todos.

Foto: Juan Antonio Gámez

Foto: Juan Antonio Gámez

Los rasgados textos en los que se apoya cuando sube al púlpito (podemos escuchar versiones de San Juan de La Cruz, Federico García Lorca o Rafael de León pero también de Ingmar Berman, Marguerite Yourcernar o Angélica Lidell) van tejiendo un discurso cada vez más coherente con ella misma y con toda su trayectoria anterior.

Adentrarse en el mundo de Bárbara es cada vez más una experiencia artística y humana necesaria. Una liberación, un éxtasis sin necesidad de tripis ni drogas de diseño.

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