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Por Marcos Rodríguez Velo

Yeah-Yeah-Yeahs---Mosquito

Un bebé de pelo electrizante grita con la boca bien abierta mientras un mosquito gigante de vientre ardiente lo sostiene boca abajo agarrándolo por uno de sus tobillos. Un castigo terrible y surrealista por haber sido pillado con las manos en la mermelada, de marca YYYs.

Ésta es la portada del nuevo disco de Yeah Yeah Yeahs, que sale diez años después de darse a conocer al mundo con el explosivo Fever To Tell durante aquel revival del rock ‘n’ roll iniciado por The Strokes. Karen O, la carismática rockstar guerrera sonríe cuando le preguntan sobre esta imagen y explica que Mosquito es “un álbum para sentirse bien, alimento para el alma, sopa de pollo para los oídos – lo cual no quiere decir fácil de escuchar – y de algún modo es gris, caótico y un poco soñador.

Yeah Yeah Yeahs disponen de algunas armas fundamentales que logran diferenciarlos de otros grupos que siguieron caminos parecidos a los suyos: un talento por encima de la media y una madurez que los ha llevado siempre a proponer nuevas variantes de su sonido, llevándolo siempre a un nivel más alto. En Show Your Bones frenaron un poco el ritmo frenético de su debut, demostrando que las baladas no eran territorio extraño para ellos, mientras que con It’s Blitz intentaron buscar sonidos alternativos más electrónicos que son los que mejor los definen ahora.

Lo primero que llama la atención de este cuarto disco es el cuidado con el que parecen haber sido tratados todos los aspectos del mismo; gran parte del mérito es culpa del guitarrista Nick Zinner, pero sin olvidar que en las labores de producción había gente como Dave Sitek, Nick Launay o James Murphy.

Como confirmando el descaro del grupo, Mosquito abre con una canción titulada Sacrilege, guitarras afiladas, ritmo downtempo y un coro gospel que entona el escándalo por un amor prohibido. El arrepentimiento llega justo después con Subway, que nos traslada a los tiempos de una adolescencia que ya se fue y habla de la inocencia perdida. El ritmo incesante de Mosquito aparece a continuación, y al igual que el conocido insecto, intenta “chuparte la sangrecon su mezcla de sentimientos de culpa.

Es interesante como una batería pasivo-agresiva nos acompaña de manera fluida desde Under The Earth hasta These Paths, donde los caminos de las obsesiones sentimentales y sexuales se entrelazan. Y de ahí al espacio con Area 52, una mezcla de punk y electrónica que expresa el deseo de ser secuestrado por los aliens.

Always nos devuelve a la senda de los asuntos fundamentales de Mosquito. Del auténtico entusiasmo con el que decimos “para siempre, Karen O se arrepiente en Despair, una canción de redención y esperanza. La delicadeza de Wedding Song cierra el álbum hablando de “un cierto tipo de felicidad violenta, un poco como cuando entramos en un sueño agridulce y tormentoso.

Mosquito no es un disco inmediatamente accesible. Si suena como un mixtape se debe a que eso es lo que es en esencia. El sonido no aporta grandes innovaciones al estilo del grupo como sucedió con It’s Blitz y en ocasiones parece un intento de volver a los tiempos de Fever To Tell. No obstante, todas las partes del disco suenan a puros Yeah Yeah Yeahs y nos da una imagen bastante precisa y apropiada de lo que es la banda. Como el buen vino, Yeah Yeah Yeahs están madurando muy bien (mérito en gran parte de una Karen O deslumbrante) y no hay dudas de que Mosquito es un estupendo cuarto disco, objetivo que muchos colegas contemporáneos suyos no han conseguido, por ejemplo los mismos The Strokes o Interpol.




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