Con esta segunda parte de esta entrevista a la bailarina y creadora, Ana F. Melero, les animo a prestar especial atención a cómo una persona se ha ido desarrollando como profesional y como ser humano. Esta andaluza trabaja de una manera aguerrida por todo a aquello que le mueve, porque no queda lugar a duda de que ella es una profesional con un potencial absolutamente incalculable, que seguro no parará de sorprendernos a lo largo de su trayectoria profesional.
Ya en la primera parte de esta entrevista nos aproximamos a cómo su formación académica, su experiencia en Leeds (Inglaterra) y el formar parte del Colectivo Banquet, han sido pasos decisivos para que haya llegado tan lejos a pesar de su condición de joven profesional. Lo que entre otras cosas, le ha hecho tener la confianza de creadoras de la talla de Isabel Vázquez, para interpretar un papel en Archipiélago de los Desastres, que le ha conducido a ser nominada a mejor intérprete femenina de danza en los Premios Lorca del presente año. En el territorio que le vio nacer, Andalucía, que por diversos avatares de la vida, en la misma sigue siendo percibida como una desconocida entre muchas personas que la residen.
De cualquier modo, su estancia en la ciudad de Madrid le ha permitido reencontrarse con compañeros de profesión que a su vez son sus amigos. De allí se derivan los éxitos que ha ido recogiendo de estar representando Rojo Rojo Verde con sus compañeros del Colectivo Banquet, o qué decir de su hermandad con las que integran a La Basal, para que haya llegado a estar en del elenco de veinte intérpretes de MUDARSEsinINSTALARSE de Luna Sánchez. Las cuales recorrieron la pasarela del Castillo de Santiago hasta la Playa de la Caleta, en la pasada edición del Festival Cádiz en Danza.
El caso es que esto y más, le hicieron ser una persona valiente y querida, capaz de superar el desafío de montar su primera creación en solitario, Latente. Pieza que le ha demostrado a lo largo del tiempo, que ella es mucho más de lo que ha pensado. Sin más que añadir, les dejo con la segunda parte de una de las entrevistas más necesarias y estimulantes, que he hecho hasta ahora:
-Has subrayado varias veces, el cómo de “arropada” te has sientido con tus compañeros: Luna Sánchez, Deivid Barrera, etc… Y pienso el cómo funciona La Basal, y de como este proyecto está construido más allá de lo formal.
Creo que ellas tienen un sistema que puede servir de inspiración, dados sus buenos resultados. No necesariamente como “la mejor idea”, sino como un modo de combatir la precariedad por la que pasan los profesionales de la danza.
¿Qué te hace pensar todo esto? Siendo que tienes relación con Luna Sánchez.
Lo curioso es que La Basal y el Colectivo Banquet se han ido constituyendo a la misma vez. Ambos proyectos son el fruto de relaciones que van más allá de lo profesional. Además, como tú has dicho, esta es la única forma que hemos tenido para afrontar la precariedad.
-Y con el paso del tiempo, formaste parte del elenco que bailó MUDARSEsinInstalarse de La Basal/Luna Sánchez, dentro de la programación de la vigésima edición del Festival Cádiz en Danza.
No sé si todas ustedes son conscientes de las implicaciones que ha tenido esa pieza itinerante compuesta de veinte intérpretes (en su mayoría jóvenes bailarinas que residen en Cádiz: una intérprete por cada año que cumplía el festival). Un proyecto que Luna Sánchez lleva desarrollando (cabe mencionar su pieza corta, como que la próxima representación de su versión larga el 11 de octubre en la Sala Central Lechera de Cádiz), dándole un “giro de tuerca” que se ha llegado a convertir en un acontecimiento en la historia cultural de esta ciudad andaluza.
Esto lo sentí como algo muy grande. Siempre he estado muy vinculada a La Basal, aunque yo no sea una miembra directa de esta asociación cultural. De hecho, a Rocío Barriga la conocí en el Conservatorio Profesional de Danza Antonio Ruiz Soler (Sevilla), en fin, ella es mi amiga y hemos compartido muchos proyectos y vivencias juntas. Entre ellas en el Teatro de la Maestranza (Sevilla), durante la representación de la Ópera de Adriana de Lecouvreur.
Creo que Luna Sánchez tampoco era consciente de la que “se lío” en aquella pasarela de Cádiz. Sin embargo, para mí eso fue el dos porciento de lo que hicimos, porque lo más bello fue la semana de trabajo que tuvimos con las bailarinas de allí. Veía como mi mejor amiga estaba haciendo realidad su deseo (ella ya me había hablado de este proyecto hace tiempo), y además yo formaba parte de la realización del mismo, a nivel profesional: fue un regalo.
Ser testigo de cómo iba creciendo el proyecto, como las bailarinas jóvenes de Cádiz se iban asentando en la obra. Yo me tuve que aprender la pieza igual que ellas (ya que yo no había bailado esa pieza nunca al igual que Rocío Barriga). El caso, es que yo me sentí como una alumna de Luna Sánchez.
-Y una vez bailando MUDARSEsinInstalarse en aquella pasarela, estando rodeadas de todos esos espectadores ¿Qué sentiste?
Fue mágico. Sobre todo, porque estábamos habitando ese espacio de una forma muy diferente (yo he estado visitando Cádiz durante una gran parte de mi vida). Sin olvidar, que a los lados nos encontrábamos a muchas personas conocidas (amigos y familiares), y a gente no conocida:
Yo me sentí como una Pop Star. La gente te seguía por la pasarela, había admiración e interés en lo que estaba pasando…
-Sin duda, es una de las piezas más contundentes que he visto. Por ejemplo: estaba Aurora Constanza delante dando unas señales con su voz, haciendo a entender que “aquí nadie baje el nivel de energía”; cómo también, dando pie a la siguiente pauta que desencadene el patrón de movimientos que tocase.
Éramos un “ejército” de mujeres de edades diferentes.
Y ya como intérprete, yo estaba fuera de mi zona de confort (el lenguaje de Luna Sánchez es muy diferente al mío), lo cual hizo que fuese un reto. MUDARSEsinINSTALARSE es una pieza muy compleja a nivel estructural, muy matemática: Es un trabajo muy diferente al que he hecho años atrás.
Veía como las bailarinas de dieciséis años estaban trabajando sin darle tantas vueltas, mientras a mí me daba mucho respeto.
-¿A pesar de haber pasado por todo lo que me has contado?
Sí. Además yo tenía la responsabilidad de ser parte del núcleo de seis personas que éramos los pilares de la pieza, que dicho sea de paso, estuvimos intercaladas con las bailarinas que habían recibido el taller. Es decir: Laura Gracía Carrasco, Aurora Constanza, Claudia Bosch, Rocío Barriga, Luna Sánchez y yo.
Lo que me hace recordar, que la edición del año pasado del Festival Cádiz en Danza, fuimos unas cuantas personas a apoyar a La Basal en su interpretación de Quiral 1,5m. Y hablaba con mis compañeras y compañeros del Colectivo Banquet, diciendo que teníamos que actuar en este festival, para representar Rojo Rojo Verde: era como un sueño.
Justo unas semanas antes, casualmente, recibo una llamada de Lorena Benot (directora de este festival), ofreciéndonos a nosotros los del Colectivo Banquet, actuar con Rojo Rojo Verde porque se les había caído una compañía ¡Vaya sorpresa más maravillosa fue esa llamada!
-Encima, vuestra actuación fue programada al día siguiente de la representación de MUDARSEsinINSTALARSE.
Lorena Benot no sabía que yo iba a bailar con La Basal. A lo que le dije a ella, que yo ya iba a estar esa semana en Cádiz: Ella no se lo podía creer… Ahí fue cuando me di cuenta de lo importante que es estar. Por ejemplo, yo conocí a Lorena Benot en el Festival Valencia en Danza, y aunque en ese momento yo no le hablé de mi trabajo, si que adquiere peso proyectarse para estar disponible si hay algún programador o lo que fuere.
Cuando yo volví a Madrid después de haber actuado en MUDARSEsinINSTALARSE y Rojo Rojo Verde, dije: “me puedo morir ahora mismo ¡vaya semana!”.
-Supongo que habrás notado, el lindo ambiente que se generó antes y después de vuestra actuación de Rojo Rojo Verde. Sólo bastaba comprobar lo volcadas que estaban las integrantes de La Basal con ustedes.
Para nosotros fue genial. Es decir: nos quedamos todos en casa de Luna Sánchez… Al final, La Basal y el Colectivo Banquet tienen perfiles diferentes, pero se han hermanado.
Es importante crear comunidad.
-En paralelo a todo esto has estado moviendo, Latante, pieza de la cual eres creadora e intérprete ¿Cuál fue el contexto que le dio pie para hacer un solo, en el que expones tus anhelos e inquietudes, desde una absoluta vulnerabilidad?
Al igual de que cuando tenía dieciocho años no sabía si quería ser bailarina profesional o no, a mis actuales veinticinco años, nunca pensé llegar a ser coreógrafa, porque siempre he tenido otras inquietudes. Sin embargo, el contexto en el que vivimos, el pertenecer a ciertos ambientes…, me ha llevado también contar mi “propia película”, como creadora e intérprete.
Yo estoy acostumbrada a interpretar piezas, y el exponerme a que se me juzgue como creadora y como intérprete. Me hace sentirme un poco “intrusa”, porque para mí aún es algo nuevo.
Latente fue un experimento absoluto, surgió en el marco académico del Conservatorio Superior de Danza María de Ávila (Madrid), como Trabajo de Fin de Grado. Aunque pude escoger hacer algo teórico o teórico-práctico, yo decidí por hacer algo (al igual que pasó con Rojo Rojo Verde) que fuese académico para, posteriormente, utilizarlo a nivel profesional.
No soy una intérprete a la que le guste bailar y trabajar sola, prefiero compartir la experiencia con otros cuerpos . Por tanto, nunca imaginé que iba a crear un solo. Sin embargo, nos dijeron en el conservatorio que por las restricciones por el COVID-19, que si queríamos trabajar con otras personas no nos podíamos tocar de cara al TFG. Antes esas condiciones, me negué a hacer eso.
Con el tiempo esas condiciones fueron cambiando, de todos modos, pensé que si ahora no hacía un solo nunca lo haría. Me lo propuse como un reto final de carrera, ya que lo único que tengo claro y es que soy intérprete; entonces, me pregunté qué pasa si hago una pieza sobre el ser intérprete.
Una de las piezas que más me ha marcado, fue Besta de Victoria P. Miranda. La cual fue un proceso súper complejo, amplio y enriquecedor. Entonces me dije “¿Qué pasaría si hago una pieza sobre lo que fue para mí ser intérprete en Besta?” Y de allí surgió Latente.
Quedé con Victoria P. Miranda para exponer esta inquietud que tenía, como también, recibir su aprobación. A ella le hizo mucha ilusión, aunque le aclaré que no iba a hacer un extracto de Besta, e incluso, puede que no vaya a ver Besta en mi TFG. Dado que quería que fuera un reflejo totalmente subjetivo de mi experiencia en esta obra, trabajé ciertos elementos o sensaciones que para mí fueron relevantes durante el proceso, para transformarlos en esta nueva creación.
Analizando este proceso mientras me enfrentaba a redactar una sinopsis para mover Latente a nivel profesional, concluí que esta pieza se ha convertido en mi reflexión sobre lo que es para mi ser intérprete, abordando los extremos entre los que nos movemos. Al final, Latente, es esa búsqueda de aquello que está en nosotros activo pero oculto, mientras tiene mucho potencial que sacar. Latente es la reflexión sobre los procesos por los que pasamos y lo que vivimos siendo intérpretes: Esa cantidad de emociones y sensaciones me parecen extremandamente ricas.
En todo esto hay algo que brota dentro de ti, algo que te hace perder el control y recuperarlo continuamente (como sucede en Latente). Una continua batalla por controlar la música mientras te sientes empujada por algo externo, una lucha de fuerzas que empiezan en direcciones opuestas. Estando enmarcado todo lo anterior, de una imagen bella, naif y colorida.
-Latente es una “fantasía primaveral”…
Totalmente. Aunque “no hay nada de primaveral”, en su movimiento.
Me resultan interesantes los contrastes que se generan, entre la pérdida del control absoluto y los movimientos explosivos. Algo así como partir de lo lindo, a sacar el lado más salvaje de lo bello. Es decir: Romper la imagen y distorsionarla.
-Con todo lo que me estás contando sobre el marco conceptual de esta pieza ¿Cómo el personaje que aparece en Latente habita el presente?
El personaje de Latente representa algo muy actual. Porque éste va viajando por diferentes estados, durante los diez minutos que dura la pieza. Es decir: primero como esa artista que colocan allí a la que le suceden cosas internas, hasta terminar descontrolada por todo el espacio (y a la vez muy controlado), estando rodeada de un montón de flores esparcidas.
Además, me considero una persona que va de un extremo a otro en lo anímico (yo no conozco que es estar en una “línea plana”). De todas formas, Latente no me describe en todo lo que soy, pero sí que tiene mucho de mi como persona.
-Es un lujo hablar contigo de todas estas cosas que están contenidas en Latente, en tanto espectador que sólo tiene la referencia de la sinopsis.
Lo cual me invita a pensar, que hay veces que, nosotros los espectadores, nos podemos quedar con la idea de que a lo mejor en esta y la otra escena, el intérprete se “descuidó”. En vez de valorar que en una pieza, confluyen un montón de cosas al mismo tiempo.
A veces no hace falta saber de donde vienen las cosas para que éstas lleguen al espectador.
Por ejemplo, lo que representa para mí el final de Latente es la “masacre” absoluta. Ello parte de un contenido que extraje del uso de unas herramientas de creación, y se ha constituido esa sección de un minuto y medio o dos, en algo “salvajemente controlado”.
Encima, esto viene de ese momento en el que el pelo con flores parece que tiene vida propia, mientras el personaje se está «recargando”, hasta que explota todo y sucede el final de la pieza, acabando éste exhausto.
-El pasado 24 de septiembre en los Teatros del Canal (Madrid), se llevó a cabo la segunda jornada de la séptima edición del Festival Cuerpo Romo. La misma, finalizó con una Jam Sesion de improvisación de danza en la que compartieron un mismo espacio Carmen Fumero, Miguel Ballabirga, Richard Mascherin, Rosanna Freda y tú ¿Habías bailado con alguno de estos profesionales antes?
No.
También cabe mencionar, que el estar bailando Latente en la edición de este año de este festival, y en la edición del año pasado con Rojo Rojo Verde dentro del Colectivo Banquet, fue muy diferente. Es decir: Este año estuve compartiendo el mismo programa con Lorena Nogal, Laura Aris y Qabalum (que estos últimos son amigos míos, y los siento a ellos como más cercanos). Como intérprete estoy más acostumbrada a manejarme (aunque, por supuesto, mi nivel no tiene nada que ver con el que está Lorena Nogal), pero ser creadora e intérprete con una pieza mía al lado de estas personas, ha sido muy gratificante y a la vez daba un poco de susto.
En la Jam Sesion en la que bailé con personas como Carmen Fumero, que me parece como intérprete y como creadora, lo más… Yo he coincidido con Richard Mascherin en algunas ocasiones, pero nunca habíamos puesto nuestros cuerpos juntos, y con Rosanna Freda diría algo parecido (además de que tengo una buena relación con ella). Entonces, fue un contexto en donde todos los espectadores están sentados en círculo esperando a que una vaya a hacer algo “muy interesante”: era complejísimo.
Después de las primeras veces que salí, se fueron creando “historias” con esos cuerpos, que al final se convirtieron en un “un algo maravilloso”. Esto estuvo relacionado, con el cómo se comportan estos artistas en un grupo, ya que se iban descubriendo los perfiles de cada uno de ellos. En definitiva, para mí fue una experiencia muy novedosa y genial.
-Hasta el 23 de octubre se estará estrenando la zarzuela de Barbieri, Pan y Toros, en el Teatro La Zarzuela (Madrid), siendo dirigida por Juan Echanove ¿Qué le dirías a alguien que todavía no la haya visto?
Yo no sé mucho sobre este género, pero creo que es una zarzuela bastante moderna. Es decir: Tiene una estética espectacular por el diseño escénico, escenografía y vestuarios de Ana Garay…, todo ello siendo arropado por un elenco muy potente. Además, es el gran proyecto del Teatro de La Zarzuela de esta temporada.
Esto muy feliz de formar parte de esta gran producción, porque hay más de diez solistas (dentro de un equipo de quince bailarines, en el que hay gente de diferentes disciplinas: danza clásica, danza española, danza contemporánea…), un coro de cincuenta seis personas, un gran equipo técnico, una compleja escenografía giratoria… Por otra parte, como intérprete de danza contemporánea, me veo muy descontextualizada por lo grande que es todo, porque tristemente en la danza contemporánea, no contamos, ni por asomo, con este despliegue de medios. Pero me parece muy bien que cuenten con bailarines contemporáneos desde esta institución.
Una vez más como intérprete, estoy poniendo en práctica muchas cosas estudiadas. Son cosas que en una compañía danza contemporánea no existen (salvo ejemplos muy contados).
Como intérprete me ha parecido interesante, que la danza esté al servicio de otra cosa. Como dice la coreógrafa Manuela Barrero: “Estamos componiendo la escena con la danza. Estamos “abrigando” la escena, dado que no somos los protagonistas de esta zarzuela”. Adentrarme en el mundo poético de Manuela Barrero y como ella piensa la obra y el pensamiento de Goya en la producción, está siendo una experiencia brutal.
-¿Hay algo que te gustaría añadir a lo que hemos hablado en esta entrevista?
Me esperan más funciones con Isabel Vázquez, con Xián Martínez, estoy en la nueva creación con el Colectivo Banquet (probablemente, volvamos a hacer una pieza corta para un formato de calle), espero que sigan saliendo más cosas con Latente… De todas formas, quiero meterme de lleno en un nuevo proceso de creación como intérprete (porque al final trabajar para otras personas, se hace bidimensional), por ello tengo previstas un par de audiciones.
Además, que tras haber estado en el certamen Burgos-Nueva York con Latente, recibí el premio del Festival Solodos en Danza para ir a Costa Rica en 2023, y junto Daniel Rodríguez (compañero de Colectivo Banquet) estaremos representando a España en una gira de dos semanas por varias localidades de ese país, que dicho sea de paso, también se me ha concedido una residencia de creación allí.
Me encuentro en un momento de cambio de ciclo con muchos frentes abiertos, y con ganas de seguir abriendo más.
Como te he dicho antes, me interesa el campo de la producción y de la distribución de la danza. Por eso me he planteado que quizás en la próxima temporada hacer algún máster de gestión cultural, con la idea de estar en unas prácticas con alguna compañía que me interesaría.
No me da vergüenza reconocer que todos estamos en permanente búsqueda de trabajo, y que lo que se publica en Instagram engaña mucho. En el sentido de que aunque parezca que no paramos de trabajar, hay meses en los que mi agenda está casi vacía. Yo consulto con frecuencia las audiciones que se ofertan (ojalá hubiera más en las que aplicar, sobre todo en España), por ello tengo previsto presentarme a algunas en 2023. No me canso de buscar nuevos proyectos, aparte de los que estoy metida, para que así sea más fácil elegir dentro del mundo de la danza. Es decir: a día de hoy, todavía no he podido decir no a ningún trabajo.
De todas formas, ahora estoy súper contenta, pero sigo teniendo ganas de hacer más audiciones en Europa, ya que no me importaría irme a vivir fuera de España en algún momento, si surge un trabajo bueno ne alguna compañía que me interese. No te estoy diciendo que sería mañana, no obstante estar haciendo el trabajo de una compañía que funcione a full time, me encanta. Me interesa trabajar con diferentes coreógrafos: ese tener que sacar tu parte más versátil para afrontar repertorios diferentes.
Me da mucha pena no poder aspirar a esto dentro de España. Aún así, reconozco que he tenido la oportunidad de ejercer de bailarina freelance de repertorio (incluyendo mis cosas). He allí que me sienta una privilegiada de estar haciendo todo esto en España, lo cual no entra en contradicción con contemplar alcanzar una seguridad económica. Porque no sé cómo es de soportable esta continúa inestabilidad económica.
Y ahora que estoy trabajando en la zarzuela Pan y Toros, me doy cuenta de las ventajas de estar dentro de una entidad pública como el INAEM. Porque las condiciones que dan son las que debería de ser en todos los trabajos artísticos.
Por tanto, me da pena que haya que hacer estos trabajos auspiciados por el INAEM, para cerciorarse de lo diferentes que son las condiciones más comunes dentro del mundo de la danza contemporánea en España. O sea ¿Tenemos que hacer trabajos que no nos identifiquen tanto artísticamente, para poder tener unas condiciones buenas?
-Quizás aparezca la persona que te califique de “niña malcriada”. Sin embargo, esto no ha de ser leído de esta manera, bajo ningún concepto.
Estoy muy agradecida de mi situación actual, y aún así sigo necesitando ayuda económica. Creo que es necesario exigir condiciones dignas para poder vivir dignamente. Si tengo que hacer algunas zarzuelas u óperas al año para poder el resto de meses currar en danza contemporánea sien por cien, lo haré sin ningún problema. Eso sí, no me iría a algún pueblo perdido de Alemania, a hacer operetas o a estar haciendo un repertorio que no me guste. Es decir: si yo dejo Madrid será por algo mejor a nivel artístico, o al menos tan bueno como lo que me he encontrado aquí. El nivel de la danza y la creación España es maravillosa actualmente. Ojalá las condiciones y las oportunidades de trabajo algún día se pongan a esa altura también.