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Los próximos 21 y 22 de octubre se representará en el Teatro Central (Sevilla), Highlands, de la mano de Mal Pelo. Con esta pieza esta compañía consigue una simbiosis entre baile, música, canto y paisaje escénico.

Llevo ya unos cuantos años considerando al solo Bach de Mal Pelo, como de los espectáculos que más fascinación y devoción me merecen de los cientos que he visto hasta ahora. Y aunque el movimiento de los bailarines de La Veronal,o  los de la Batsheva Dance Company (por decir un par de ejemplos), me pueden dejar con la boca abierta. Sin embargo, siempre tendré presente la delicadeza, la precisión, la elegancia, la simplicidad, la madurez,  la proyección permanente de todos y cada uno de los segmentos de los cuerpos de los bailarines de Mal Pelo; entre otras más cosas, para seguir actualizando las bases de mi criterio, sobre lo que no puede faltar a la hora de calificar un trabajo como de calidad.

Se me ponen los pelos de punta cuando me detengo a recordar la primera parte de The Mountain, The Truth & The Paradise, en la que Pep Ramis apenas nos estaba introduciendo en este trabajo, de un modo tan magistral que cualquier palabra de su parte antes o después de ser interpretado, hubiera sido una redundancia, o en el peor de los casos, algo que nos puede conducir a ciertas confusiones. Por tanto, ya se pueden imaginar mis incontenibles ganas por volver a ver una pieza de esta compañía catalana.

Foto: Tristán Pérez-Martín

Foto: Tristán Pérez-Martín

 

Mal Pelo es de esas compañías que siempre hay que tener en cuenta cuando se habla de los diversos registros que están integrados en la danza contemporánea. Porque basta tener una cierta cantidad de conocimientos y experiencias de esta disciplina (aunque sea  como espectador), para cerciorarse que en cada gesto está sostenido por principios básicos que le han dado fundamento desde hace tanto tiempo. En fin, tan sólo me queda dejarles con esta introducción a Highlands:

Mal Pelo, el grupo que lideran María Muñoz y Pep Ramis, esta vez ha rizado el rizo y alcanza la excelencia.

Elegancia, verdad, belleza, austeridad, fertilidad coreográfica, intelectualidad y sofisticación, además de un gusto por lo telúrico, son cualidades que se trenzan en armonía en el hipnótico baile de Mal Pelo, grupo de danza contemporánea, que se ha situado en uno de los más prestigiosos, y con mayor trayectoria internacional, de la reciente historia de la danza de nuestro país. Cualidades que, ante su último estreno Highlands se convierten en adjetivos superlativos. Esto decía Carmen del Val en El País tras su estreno en Barcelona.

Highlands es un trabajo sobre la búsqueda de la espiritualidad y de lo mundano, sobre las preguntas sin respuesta, sobre la paradoja temporal de lo humano frente al tiempo profundo de la historia.

Un viaje sonoro y visual donde el espectador siente la fuerza del grupo en el espacio, la presencia del individuo, y donde la mezcla de diferentes disciplinas convoca a un cuerpo plural, dispuesto a ser habitado y atravesado.

Sacro, solemne, vitalista, a veces mundano y con algún punto surrealista, Highlands es un espectáculo de danza, pero también un refugio espiritual construido con la música de Bach en diálogo con la de otros compositores: Henry Purcell, György Kurtág, Ärvo Part, Benjamin Britten y Friedrich Händel. La palabra irrumpe en medio de la danza y la música con textos de John Berger, Erri de Luca y Nick Cave (…).

José Miguel Vila (Diario Crítico).

 

¿A Mal Pelo le quedan límites por superar?

 

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