Los próximos 3 y 4 de diciembre se estrenará en el Teatro Távora (Sevilla), Mashock, de la mano de Marta García Ávila. Quien nos ofrecerá su primer trabajo como creadora, hecho que sin duda será inolvidable para sus allegados, y para aquellos que nos disponemos a seguirle la pista durante su desarrollo como profesional de la danza.
El que se programe Maschock en el Teatro Távora, es uno de tantas manifestaciones de cómo dicho teatro dispone su escenario a creadores que están dando sus primeros pasos en la investigación y la creación. Ello, lamentablemente, no está lo suficientemente extendido en las programaciones de los teatros de Sevilla. Siendo que en la capital de Andalucía (con todo lo que ello supone a nivel histórico), es muy difícil que los jóvenes creadores de la danza puedan mostrar sus trabajos, más allá de espacios pequeños en el que suele acudir un grupo de gente muy reducido.
De hecho, las consecuencias de la irrupción de la pandemia de la COVID-19 juntos otras desventuras, se han llevado por delante las frágiles barreras de contención de algunos locales como El Akelarre, El Rincón del Búho o La SinMiedo. Espacios que bajo una serie de principios, abrían sus puertas a iniciativas provenientes de colectivos, escuelas de teatro o a alguien que viniese con ganas de comerse al mundo, desde la honradez y su amor a lo que hacían. Estos ejemplos, sólo representarían los últimos diez años de una parte importante de la realidad cultural de Sevilla; pero si nos vamos mucho más atrás, aparecen espacios como Endanza, o algunas instalaciones gestionadas por el ICAS (Instituto de la Cultura y las Artes de Sevilla) que ya no están en funcionamiento para esos cometidos. Así los que residimos en la ciudad de Sevilla hemos sido testigos, de cómo poco a poco se han ido reduciendo las oportunidades para los creadores emergentes que precisan mostrar lo que valen, con el objetivo de hacerse con un sitio dentro del circuito profesional.
Aunque en este sentido estamos en una situación emergencia, cada año no faltan jóvenes creadores que viven en Andalucía o que son andaluces, y que buscan la manera que en su ciudad de origen representan sus trabajos, y así quienes les han conocido tienen el gusto de cerciorarse el qué tanto han evolucionado ejerciendo su profesión. Y tengo la intuición de que el caso de Marta García Ávila cumpliría varios de estos presupuestos. Esto es: esta joven profesional andaluza se formó en el Conservatorio Profesional de Danza Antonio Ruiz Soler (Sevilla), y tras unos años, estrenará en Sevilla su primera creación como directora.
Les hablo de muchas personas que hubiesen deseado la opción de escoger si irse de sus ciudades de origen o no, para desarrollarse profesionalmente. No verse abocados a irse a Madrid, Barcelona o alguna localidad de la Europa occidental, porque aquí en Andalucía es difícil operar en artes escénicas, cuando uno ya ha finalizado la fase básica de su formación. Ello nos debería de valer como impulso para arrojarnos a asistir al estreno de esta pieza, para que así se sientan como en casa esta creadora y su equipo. Sin más que añadir, les dejo con un adelanto de Mashock:
El shock es un impacto repentino que bloquea el cuerpo por fuera, mientras que internamente el cuerpo se revoluciona en cuestión de segundos. Es un estado que visualizo como frontera entre la intimidad y la superficialidad (o extimidad). Responde a una tendencia estética que apoya a la investigación del movimiento a partir del trabajo de la mirada.
MASHOCK nace de la puesta en escena de la fisiología de la mirada y su intervención como principal canal ante la repercusión del shock, estado íntimo. Esta propuesta se basa en las profundidades del cuerpo para reflejar la tormenta interna ante un impacto externo.