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Teatro Mute, Experimentadanza e Incubo Teatro, nos proporcionaron una noche mágica con unas interpretaciones, que hicieron que  ganaran nuestros corazones. Estas compañías nos representaron tres piezas en el Teatro TNT (Sevilla) dentro de lo programado en esta edición de otoño del Festival Escena Mobile, que se está desarrollando a lo largo de este mes de octubre.

Retomando este pequeño proyecto que me he propuesto hacerles, entorno a proporcionarles los conceptos de los que me valdré en el análisis de las piezas que voy a ir cubriendo en esta edición de otoño del Festival Escena Mobile. Pues, cabe seguir acercándonos al pensamiento del filósofo de origen lituano Emmanuel Lévinas, acompañado de las lecciones al respecto del maestro, divulgador y filósofo argentino Darío Sztajnszrajber.

Ahora bien, Lévinas nos proporciona un marco conceptual de lo más fecundo entorno a su idea de rostro. Esto es: se acordarán que lu otro es todo aquello me excede en tanto sujeto, y en consecuencia,  me es inaccesible su plena comprensión. Sin embargo Lévinas nos dice: “nadie puede matar a alguien con rostro”, porque aunque este otro sea un ser lejano por definición, es un hecho que aún lo puedo reconocer como un ser más cercano que en el caso de una planta o una roca. Pero si decidiese exterminar a ese otro, lo primero que tendría que hacer es convertirlo en un monstruo: un ser que sea cual sea su aspecto físico, será percibido como algo fuera de los márgenes de lo humanizable.

Tómese en cuenta que el origen de la palabra Holocausto nos remite a sacrificar a algo, con el cometido de salvaguardar a quien lleva a cabo de dicho acto. Por tanto, antes es necesario que aquello que será sacrificado esté deshumanizado. No hace falta que les recuerde a quienes procuraron exterminar los nazis en los campos de concentración a mediados del siglo pasado. Pero cabe mencionar que esta barbarie la vendían como una acción que “purificaría” a su raza, abriendo camino a los integrantes de los “arios” para que consumasen más pronto que tarde,  su exitoso destino.

He allí que este filósofo de origen judío, nos señalara que quien  percibe a alguien como un otro, éste se está situado en una posición de poder; y quien tiene a su acceso poder puede atentar a la integridad de ese que es visto como débil, o liberarlo.

En esa línea dijo Lévinas: “ser libre es salirse de uno mismo, es escaparse de uno mismo”. La clave aquí está en hacerse las preguntas adecuadas para cuestionarse en tanto sujeto, porque al fin al cabo uno no es una única cosa, es el producto de una amalgama que no para de mutar hacia distintas direcciones.

Así que aquí no se trata de encontrar más respuestas, sino de hacerse las preguntas que pongan en aprietos todos aquellos dispositivos que operan para que consideremos al otro como  alteridad. Y no es que ello nos acercará al otro, pero formaría parte de un proceso de deconstrucción de todas aquellas ideas que se han erigido como hegemónicas y “naturales”, para así visibilizar todas las relaciones de poder que han estado en juego para conservar la posición de privilegio de quienes se han decantado por eliminar al “débil” (sea a nivel discursivo, o bien a nivel material).

Ahora toca aproximarles a lo que he considerado más interesante, de las tres piezas que se programaron en la noche del 3 octubre en el Teatro TNT, de esta maravillosa edición de otoño del Festival Escena Mobile.

Teatro Mute

Teatro Mute

 

Teatro Mute (Sevilla) con ¿Perdidos?

Coreografía: Susana L. Villegas     Intérpretes: Susana L. Villegas y Jaime García.

Quienes hemos visto alguna que otra cosa compuesta por las personas que tienen algún vínculo con la compañía Danza Mobile, pues nos es fácil reconocer que varias de sus piezas se valen de algunos recursos del clown, que ayudan a dar “oxígeno” y frescura a los duros temas que suelen abordar.  Sin embargo en este caso los integrantes de Teatro Mute, han apostado por hacer una pieza netamente clown, por más que la danza encontraba su lugar entre una cosa y la otra.

Así que aunque ¿Perdidos? Fuese un trabajo que considero que fue de menos a más, nos presentaron a dos exploradores que se perdieron en medio del campo, y decidieron acampar en medio del sitio que fuese. Y ello fue el detonante para que el entrañable personaje interpretado por Susana L. Villegas, nos expusiese numerosos registros que hacen del clown una disciplina infinita de posibilidades, y a la vez recurrente en las mismas ideas ¡Pocas disciplinas son capaces de reproducir algo parecido!

Visto desde lejos no pasó absolutamente nada en el escenario, tan sólo estos dos personajes fueron ocupando su  tiempo siendo lo que son: ser humanos con sus vulnerabilidades. Ello se debe a que el clown plantea a sus personajes de una forma caricaturesca para que así los espectadores se puedan reconocer en el otro, a través del sentimiento que sea que le evoque a cada espectador. Por tanto, el clown nos hace vernos a nosotros mismos persiguiendo un objetivo, aunque ello suponga fallar una y otra vez. Porque pase lo que pase en el camino, el clown ha venido a hacer algo y no se irá de escena hasta finalizarlo, a menos que haya un pretexto lo suficientemente fuerte para que su atención de focalice en otra dirección.

Y en ello estaba el juego entre ambos personajes, el de Jaime García era plano para que el de Susana L. Villegas pudiese  tener en sus manos el ritmo y las cosas que se iban introduciendo en tan inocente historia. No obstante, ello no nos privó a nosotros los espectadores, a que Jaime García nos ofreciese unas cuantas cosillas de danza, que nos fueron fáciles de reconocer mientras captaba nuestra atención. Aunque en realidad introducir estas cosas no tenía nada que ver con estar en el campo, y justo en eso consiste la magia del clown: implementar cosas con tal elegancia que pareciera que se le pudiese dar cabida.

Disfruté de esta pieza, me sentí identificado en ambos personajes, de tal manera que me ello me invitaba a retomar ciertas preguntas sobre mi mismo cuando adopto un rol u otro, en mi día a día.

Experimentadanza

Experimentadanza

 

Experimentadanza (A Coruña) con Habitados.

Dirección: Carlota Pérez y Davide Salvado         Intérpretes: Clara López, Daniel Pardo, Carlota Pérez y Davide Salvado

Habitados es una pieza que desplegó de principio a fin un sentido de la estética extraordinario, que no se privó de nada, porque supo ensamblar en pocos minutos contenidos que se podrían haber desarrollado en diferentes piezas. Con ello no quiero sugerirles que se yuxtapuso una escena con otra, sino que en realidad que lo que sucedía en el escenario emergía con tal fluidez, que parecía que cabía todo.

Nos regalaron instantes de recogimiento, de celebraciones propias de un ritual ancestral, y demás cosas que me hacían pensar que estos intérpretes estaban “jugando” con unas reglas diferentes a las que suelen ver sobre un escenario. Lo anterior no lo digo como menosprecio a nadie, sino como una forma de subrayar el cómo los integrantes de Experimentadanza se atrevieron a llevar su imaginario lo más lejos que les fue posible.

Recorrieron  todo el espacio escénico, incluyendo los cuerpos de los que lo integraron. Ello con un respeto ceremonioso, que a su vez se hermanó con lo lúdico y lo afectuoso. Se notaba que entre los integrantes de esta compañía gallega, había una familia donde todos y cada uno, era imprescindible para que lo que sucedió en escena se diese como se dio. Cada rol que se interpretaba era importante porque cada uno de ellos era reconocido como un igual, a pesar de que se asumía que lo que hacía uno no lo podía hacer el otro de la misma manera.

Así se iba constituyendo una arquitectura de cuerpos y otros elementos de atrezzo, que aparecían y desaparecían, y era irrelevante si uno le perdió la pista a una cosa u otra. Más bien me quedé con la conclusión de que Habitados es de esas piezas que te hacen creer que sus limitadas dimensiones del escenario, son una ilusión óptica.

Incubo Teatro

Incubo Teatro

 

Incubo Teatro (Sevilla) con Incorrecto.

Coreografía: Arturo Parrilla       Intérpretes: Arturo Parrilla y Jaime García

Incorrecto es una pieza que se emplaza en el contexto de antes de salir a escena a representar Idem (pieza que también contó con la interpretación de Arturo Parrilla y Jaime García, que tuve el placer de ver en febrero pasado en el Teatro TNT. En medio de una exhibición de trabajos protagonizados por personas vinculadas con la compañía Danza Mobile), por tanto Arturo Parrilla se muestra nervioso y apurado, porque faltan pocos minutos para salir al escenario. Sin embargo Jaime García, digamos, que estaba para entregar su atención a otras cosas, o lo primero que se le pusiera por delante. Ahí es donde empezó el conflicto que le daría consistencia a una pieza, que fue tan densa como etérea.

Desde el primer momento se distinguía que detrás de Incorrecto ha habido un exhaustivo trabajo de investigación actoral y corporal, dado que la misma nos lleva al misterioso e inaccesible mundo interior de Jaime García. Quien aunque pareciera que se podía quedar absorto en la ejecución de cualquier acción, el hecho es que Arturo Parrilla lo seguía y a la vez lo mantenía en el mismo “carril”, con el fin de que la dramaturgia de la pieza se desarrollase con éxito.

Es que esta pieza está tan bien montada, que yo no tengo manera de asegurarles de que la misma estaba cerrada en su totalidad: si había momentos que estaban pautados, e incluso, si hubo situaciones en que recurrieron a la improvisación porque alguno de ellos perdió el hilo… A dónde quiero llegar, es que estos dos intérpretes nos abrieron las puertas a la sala de ensayo donde trabajan con regularidad, mientras nos mostraban el cómo es un día cualquiera en su relación como compañeros de profesión.

Lo anterior es algo muy bonito, porque muestra una faceta de la danza que se suele tomar por supuesta, pero sin embargo el llevarla a escena como un tema a tratar, denota la gran sensibilidad humana de estos intérpretes. Siendo que han identificado que lo que comparten es lo suficientemente valioso para ser expuesto como una realidad capaz de conmover a los espectadores. Desde luego es un trabajo muy atrevido y susceptible a que se le mal interprete, pero ello lo supieron compensar exponiendo su confianza al trabajo común que llevarán recorrido juntos, desde la primera vez que habrán coincidido en un aula de danza.

Ello no fue más que el terreno y en ocasiones el pretexto, para que nosotros los espectadores, se nos permitiese asomarnos a cómo Jaime García habita el espacio y la interacción del mismo en relación con su cuerpo. No se vieron acrobacias ni pasos especialmente complejos, tan sólo salieron a escena con honestidad para que lo que querían ofrecernos, a nosotros los espectadores, no quede emborronado.

Cierto que Incorrecto es una pieza densa, y que gracias a las “interrupciones” y contrapuntos de Arturo Parilla, la misma no se fue hacia la nada; sin embargo, ello para mí fue una clara señal de cómo los cánones que se aplican en las artes escénicas (incluyendo los trabajos más contemporáneos), a veces nos constriñen a hacer auténticas exploraciones. Se suele decir que componer algo supone quitar cosas más que agregarlas, como un signo de madurez y capacidad de organización, y a esto no tengo nada que discutirle. Pero ¿Y si en ocasiones confundimos los medios con los fines? 

En fin, Incorrecto es una pieza que se desenvuelve en un terreno al cual no tenemos acceso la mayoría de la personas que estamos involucradas con las artes escénicas, porque nuestras categorías se quedarían en mitad del camino a la hora de comprender la transcendencia de lo que sugiere.

 

 

El Teatro TNT comienza esta temporada comprometiéndose con la diversidad

 

 

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