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Manuel Cañadas y Sara Gómez Barker, Colectivo Irre y Cía. La irreverente, representaron sus respectivas piezas de danza contemporánea, para dar inicio a esta edición de otoño, del Festival Escena Mobile en el Teatro TNT (Sevilla). Un ciclo de “danza inclusiva” que se estará desarrollando a lo largo de este mes de octubre.

Basta acercarse a algunas de las lecciones sobre el pensamiento del filósofo de origen Lituano, Emmanuel Lévinas, por parte del divulgador, maestro y filósofo argentino, Dario Sztajnszrajber; para repensar el concepto del otro, en nuestra civilización occidental. Pues, el otro es todo lo que me excede en tanto sujeto, así todo lo que no soy yo y sobrepase los límites de cómo pienso y me percibo, pasa al lugar de la alteridad. Lo otro, es el extranjero, aquél que es de un género diferente al mío, aquél que tiene una inclinación afectivo-sexual diferente, aquél que es de otra raza, y demás cosas por el estilo. Como se pueden dar cuenta, muchas de estas categorías fueron creadas con el cometido de organizar lo innorganizable, y si nos encontramos algún tipo de resistencias, ya están operando una serie de dispositivos disciplinarios que procurarán que todo tienda a una supuesta homogeneidad, impracticable desde su propias premisas.

Así el otro puede ser entendido como una amenaza, y aunque éste no pretenda agredirnos frontalmente, será vista su mera existencia como una oposición al imaginario del cual nos sujetamos para interactuar con el mundo que nos rodea. Ello nos daría margen a situarnos desde un lugar en el que no tendríamos porqué entenderle, dialogar con él; siendo que el otro habla en un idioma “bárbaro”. Asimismo ello es equiparable cuando vemos otros tipos de corporalidades, que no sólo se diferenciarían de la nuestra, sino que además, estarían fuera de lo concebible de lo que se ha concertado como aceptable en esta sociedad occidental: una sociedad profundamente capacitista.

De esta manera lo otro queda deshumanizado, y conviene mantenerlo fuera del foro público para  evitar que éste tome la palabra y se reivindique ejerciendo su ineludible singularidad. No vaya a ser que tal ejercicio de visualización haga concebible su existencia. Existencia que se precisa en tanto y cuanto, ayuda a definir con claridad los límites entre lo propio y lo ajeno. Por tanto, la tolerancia podría ser entendida como algo que se concede bajo una serie de condiciones, que de ser infligidas, uno estará “autorizado”  para desterrar  al otro  de la polis.

En contraposición he de introducir la concepción de hospitalidad de Lévinas, en donde al otro se le acoge sin ningún tipo de condiciones, ni preguntas que lo puedan poner en el lugar de lo extraño. En la hospitalidad el otro no irrumpe, no me saca de mi mismo…, porque éste es visto como una prioridad que sobrepasa mi propia supervivencia (en lo conceptual y material). Es decir: mi propia comodidad ha de quedar en un lugar secundario o quizás pospuesta. Sin olvidar que cuando Lévinas introduce la idea de la caricia, nos remite a aquello que de no haber algún tipo de distancia con el otro, ella nos se daría. Es más, acariciar a alguien es una muestra de que uno ejerce una predisposición a mostrar afecto sin ningún tipo de intención de  someter o mostrarse paternalista ante nadie, lo cual nos abre a un camino de exploración hacia un horizonte tendente a lo infinito, siendo que se trataría de aventurarse al mundo del otro.

Estos conceptos y otros más, los iré introduciendo en cada una de las críticas que haga de la presente edición del Festival Escena Mobile que se ha inaugurado el pasado 2 de octubre. Con el fin de ofrecerles varias de las herramientas de las cuales me valdré en mis análisis de estas piezas, que han sido expuestas bajo la definición de “danza inclusiva”.

Sin más dilaciones, les derivo a las cosas que más me llamaron la atención de la noche que dio inicio a una nueva temporada en el Teatro TNT:

 

 

Manuel Cañadas y Sara Gómez Barker (Sevilla)  con Sara y Manuel

Coreografía: Manuel Cañadas.

En primer lugar cabe aclarar, que esta pieza fue programada de última hora, dada  la cancelación justificada por parte de la CÍA. MSD. No obstante, recibí este cambio con alegría dado que ya la había visto en febrero de este año, y les aseguro que no ha parado de evolucionar. Por si queda alguna duda, no percibí a dos intérpretes intentando lucirse o sobrellevando esta actuación imprevista, sino más bien les vi en el escenario representando una pieza en la que han seguido indagando en todas sus dimensiones.

Sara y Manuel nos presenta una historia que parece que sólo se limitará a una entrañable relación entre los personajes de Manuel Cañadas y Sara Gómez Barker, pero en el desarrollo de la misma se va esclareciendo el trato desigual que proyecta Manuel sobre Sara, en el cual ella es guiada a donde fuera, es socorrida incluso en los momentos en los que se “sospecharía” que urge algún tipo de “precaución”. Estas y más cosas, de primeras nos exponen imágenes hermosas y propias de un mundo onírico; sin embargo,  las muestras de afecto de Manuel, o los juegos que compartirían con cierta candidez, eran las caras más amables de un dado que en sus caras restantes, había detrás un paternalismo que de ser llevado a un extremo, Sara quedaba deshumanizada, siendo tratada por Manuel como un objeto con el cual afirmarse como persona solidaria y tolerante con el otro.

Tanto es así que hasta le confiesa a Sara su amor: su inclinación de resguardarle de lo que sea. De esta forma, esta pieza nos emplaza a un complejo debate sobre cuál ha de ser el papel de las personas que nos tutorizan en un momento determinado de nuestras vidas. Y por más que esa persona que es guiada requiera más o menos ayuda de su guía, ello no autoriza a que el que es “asistido”, se le trate como un otro desprovisto de cualquier margen que le lleve a una emancipación.

La labor pedagógica y reivindicativa de esta pieza, da paso a que el personaje de Sara ponga sus límites, aunque muchas cosas no estuviesen en sus manos dado el historial compartido con el personaje de Manuel.

 

 

Colectivo Irre (Barcelona)  con Los otros todos que nosotros somos

Coreografía: Viviana Escalé    Intérpretes: Viviana Escalé y Sendoa Quijada.

Me ha fascinado como los integrantes de Colectivo Irre han montado una pieza que ha sabido rehuir de lo narrativo en la composición de su dramaturgia, sin dejar de que los otros todos que nosotros somos sea una pieza lo suficientemente clara para que cualquiera que estuviese atento, la haya podido entender. De hecho creo que de eso se trata comunicar en artes escénicas.

Colectivo Irre creó unas altas expectativasa través de la publicación de la sinopsis de esta pieza, pues se embarcaron a tratar uno de los grandes temas del pensamiento occidental del siglo XX: la alteridad. Ellos no sólo sobrepasaron mis expectativas, sino que esta pieza fue la que hizo que me decantara a introducirles estos conceptos de Emmanuel Lévinas al inicio de este texto. Pues es hora que cuando se aborde piezas o festivales que llevan dentro de sí la palabra “inclusiva”, nos tomemos en serio pensar qué estamos diciendo, qué estamos promocionando, y cómo lo estamos haciendo. Siendo que es de suma importancia resolver todos estos entresijos, antes de emitir lo que fuere a los espectadores.

Volviendo a la pieza en cuestión, su puesta escena, su iluminación…, era la justa y necesaria para que se fuera desplegando ese ambiente de intimidad y recogimiento entre los intérpretes. Sino de qué otra manera  hubiese sido posible representar la relación interpersonal entre ambos bailarines, dado que dicha puesta escena nos remitía a una interacción entre dos personas en el vacío. Es decir: no había ningún elemento que nos llevase a otro plano que lo meramente diáfano.

Colectivo Irre

Colectivo Irre

 

He allí que la interacción entre ambos nos ofreciera unos vaivenes de emociones, de movimientos que se dispusieron por todo el espacio escénico. De esta manera, ellos se apropiaron del teatro TNT de principio a fin de su pieza ¿Y qué se puede decir de su contenido? Digamos que según como uno se trate frente al otro y a uno mismo, uno se emplaza en el lugar en el mundo que ocupa o aspira ocupar. Y si ello entra en diálogo con una persona con la que uno se encuentre, o bien con quien uno conviva a diario, pues, eso contribuirá  darle más peso a unas proyecciones de uno mismo más que a otras. O como he oído decir alguna vez: nosotros los seres humanos hacemos lo que podemos con cómo nos han tratado los demás.

Lo anterior se vio acentuado cuando nos damos cuenta que en escena están bailando dos profesionales con corporalidades tan claramente diferentes, y en consecuencia, emitiendo movimientos acordes a lo que digamos, se podría esperar de un cuerpo o del otro. Alegoría que aunque se puede asociar con los tópicos entorno a una persona con diversidad o no, con ella se consigue ampliar la definición de cuerpos diversos, hasta ensancharla a límites que la destronen por dentro. Para mí esta es una de las cosas que hacen de los otros todos que nosotros somos sea una pieza ejemplar para ir diluyendo aquellos estereotipos y estigmas, que menosprecían las amplias posibilidades que tienen los cuerpos diversos para la danza, y seguir combatiendo a favor de un relato que haga accesible que todos los seres humanos, sean  vistos como seres humanos.

 

 

Cía. La irreverente (Sevilla) con Toc (Infografía de lo nuestro).

Coreografía: Paqui Romero        Intérpretes: Paqui Romero, Sara Gómez  Barker y Helliot Baeza

Cía. La irreverente

Cía. La irreverente

 

En Toc se visibiliza que una persona que padezca cualquier tipo de enfermedad mental, se ve ante la situación en la que se le exige disimularla lo máximo posible, cosa que no sucede con otro tipo de enfermedades. Es tal el desconocimiento en nuestra sociedad sobre estos temas, que las personas de esta condición son situadas en el espacio de lo “siniestro”, lo cual no sólo refuerzan los estigmas que sufren estas personas, sino que además, son las cosas que imposibilitan que se aborden  los mismos de frente.

Si es que las personas que conviven con cualquier tipo de enfermedad mental, no necesariamente son seres incapaces de asumir responsabilidades, quizás se precise tener una serie de contemplaciones fuera de lo que ha se asociado con lo “normal” ¿Quién es “normal”?  ¿La inmensa mayoría de las personas no usamos el recurso de la pregunta cuando tenemos dudas? ¿Acaso todos nosotros no tenemos preocupaciones que están presentes sea en la situación que se esté? Estas y más interrogantes se abren en la pieza Toc, que como en otras ocasiones (los profesionales que están de algún modo involucrados con la compañía Danza Mobile), nos vuelven a demostrar que se puede visualizar una dura realidad tratándonos a nosotros los espectadores como seres inteligentes, por más que es sabido que muchos de nosotros nos convendría que nos volviesen a explicar ciertas cosas de forma lentita y sencilla.

Cabe mencionar que los integrantes de Cía. La irreverente, han hecho una traviesa crítica a todos esos modelos que han procurado homogeneizar la imagen que damos a los demás, de tal manera que de primeras seamos recibidos como un “igual”. Se acude a grabaciones de cosas que han sido emitidas en la televisión. Cosas con las que nos han pretendido domesticar para no llamamemos la atención; y quien lo haga (voluntariamente o no), se le aplicarán los pertinentes correctivos para que entre disciplinariamente por los cánones, aunque muchos no quepan en tan estrechos marcos.

Cía. La irreverente

Cía. La irreverente

 

Así se han tomado como “daños colaterales” que muchos no se hayan librado de padecer inseguridades, complejos y obsesiones. Quizás más de uno diga que esas personas que lo manifiestan, “algo ya llevaban de antes” pero ¿qué es lo que se quiere decir con esto? ¿Quién ha firmado un contrato que le comprometa a asumir todo lo que se nos asocia con la expresión de de género, supuestamente acorde con el género que se nos ha asignado al nacer? ¿Qué cualquier tipo de diferenciación externa es un signo de rebeldía?… Y todo esto lo denuncian bailándolo.

Lo anterior fue expuesto con esa frescura y espíritu lúdico, que enriquecen tanto las puestas en escena de los trabajos de Danza Mobile. Ello no son más que recursos de los que se valen para demostrar la complejidad de estas realidades, y no menos importante, que detrás de estas personas  hay un individuo diagnosticado de lo que fuera. Sí, seres humanos con el potencial de bailar como cualquier otro profesional, de emitir vehementes discursos, de reírse de sí mismo. En fin, Cía. La irreverente es un ejemplos de otros tantos, de que lo que se ha ido cultivando desde hace más de veinte años en Danza Mobile, fortalece sus raíces.

 

 

El Festival Escena Mobile sigue demostrando el talento que hay detrás de los cuerpos diversos

 

 

 

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