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Hace poco estuve charlando con el creador, docente e intérprete, Guillermo Weickert. A lo largo de las dos partes que componen a esta entrevista, él ha hablado con una franqueza y una generosidad que, se torna más urgente el aproximarse a su trayectoria y reflexiones.

 

De este modo, Guillermo Weickert comparte las implicaciones que tuvo para él estar en montajes como: Dresscode de Erre que erre, Dancing with frogs de Sol Picó y dirigir e interpretar Lirio entre espinas (todo ello en contraste con los aprendizajes que nos ofreció mientras comentábamos varias sus creaciones en la primera parte). Para finalizar, puso en contexto la razón de ser de Comunidad Escena y nos dio un adelanto al estreno de Luz sobre las cosas. En fin, ha sido un privilegio estar cara a cara con todo un referente de la escena andaluza y española:   

 -En “Dresscode” de Erre que Erre se plantean cosas que se llevan visibilizando al menos desde los años ochenta. Por ello me pregunto el por qué lo que vemos entre Mario G. Sáez y tú al principio de la pieza, aún resulta “tabú”.

Fíjate que Manuel Llanes antes de ser director del Teatro Central (Sevilla) estuvo a cargo del Festival Internacional de Granada. Y en esa época siendo profesor universitario, ya programaba a Jan Fabre, fue quien le animó a Jan Lawers para que crease a la Need Company, etc.…

Y ahora la gente me habla de lo que se programaba en Granada a finales de los años setenta/principios de los ochenta, sería irrepresentable por el escándalo que suscitaría.

Me parece muy fuerte que, por un lado, vamos avanzando, porque nos estamos haciendo más “permeables” al poderse hablar de todo y, por otro lado, hay otra parte de la sociedad que se está puritalizando mucho. Por ejemplo: lo que sería raro hoy en día, es ver a la pareja que sale en Dresscode morreándose en la calle, porque ello sigue siendo muy llamativo.

-Claro, eso lo asocio a cuando ustedes dos se están muriendo de la risa, diciéndoos: “esto ha sido un poco raro, ¿no?”. Y de repente, lo retoman con mayor intensidad, si cabe.

Posiblemente, no tenemos tan normalizado que en los asientos de atrás de un autobús se esté besando dos chicos o dos chicas, en contraste a un chico y una chica cis-heterosexuales. ¿En dónde hemos situado a esas escenas en nuestro imaginario colectivo? Pues, en los “cuartos oscuros”, los sitios “underground”, etc.…

Por tanto, el “escándalo” descansa en reproducir esas imágenes en el espacio de lo público.

¡Qué guay!

Es una pieza que le tengo muchísimo cariño. Dresscode habla de esto y de otras cosas muy complejas, dado que la pregunta era: ¿Cómo dos gais se permiten unos tipos de relación determinados, y al mismo tiempo, huyen tanto de la intimidad, la exposición humana…?

Es decir: cuando uno ya no porta ese “disfraz”, ¿por qué se hace tan insoportable la comunicación con el otro o la aceptación con el otro, fuera de los códigos que te indican el cómo uno se debe comportar y demás?

 

 

 

-Al respecto comentaba Michel Foucault que, uno de los riesgos de la normalización de ciertos colectivos que hasta ahora han sido minoritarios, es que el “poder” se los puede ir apropiando.

Y en el peor de los casos, ello se termina “domesticando”. Aunque sea verdad que han habido avances innegables en la aceptación de las reivindicaciones de los colectivos LGTBI+, para Foucault, ese no sería el punto.

Totalmente.

-Lo cual me invita a enlazarlo con “Dancing with frogs” de Sol Picó, en donde todos ustedes son una banda de “bros” que, entre vosotros, os reafirmáis gracias a la reproducción colectiva de los comportamientos masculinos más hegemónicos.

Como no puede ser de otra manera, Sol Picó lo ironiza para visibilizar qué tan ridículas son todas esas prácticas.

Dacing with frogs fue un espectáculo muy divertido de hacer, porque todos podíamos “abrir la caja de juguetes” y ponernos a quemarlos.

Anne Bogart suele decir: “la única manera de hacer algo interesante es no sólo rehuir de los clichés, sino que además hay que atravesarlos”. La clave está en ir tan a fondo que, se termina dando con algo original y esencial.

-¿En qué medida piensas que “Dresscode” y “Dancing with frogs” te ha hecho reflexionar como persona que ha sido tratada como varón?

En El Público de Lorca dirigido por Àlex Rigola, Nao Albert, Laia Durán (una de las bailarinas históricas de La Veronal) y yo éramos los caballos, e íbamos desnudos (todo ello en un escenario en el que estábamos muy cerca de los espectadores). En esa situación no nos podíamos “escapar” ante la reacción del público ante nuestros cuerpos desnudos, mientras me sentía observado durante una hora…

Curiosamente, ese fue el principio del por qué empecé a llevar mi barba larga, puesto que necesitaba algo para protegerme de esa exposición. Lo cual me ha hecho reflexionar sobre cómo una de las “tablas de salvación” como gay, pasa por “hipermasculinizarse”.

Con ello me gusta jugar mucho sobre el escenario. Por ejemplo: Ese momento de Go with the Flow que me dijiste que casi llegamos a violencia de género, es fruto de ese juego con la percepción de quién soy yo a través de los demás: “¿tú me ves como este tipo de varón? Pues, vamos a llevarlo lejos”.

Se trata de una provocación para el espectador y para mí.

 

Dancing with frogs. Foto: Consuelo Baustista

 

 

 

-En “Lirio entre espinas” cogéis un texto clásico, “El cantar de los cantares”, y no es que lo lleváis a donde a vosotros os dio la gana, sino en realidad, a donde os permite contar el producto de vuestra lectura de dicho texto.

Esa creación nació de un encargo: Juan Antonio Maesso del Festival de Itálica nos dijo que quería que el Monasterio de San Isidoro del Campo (Santiponce, provincia de Sevilla) fuese una sede del festival y montemos algo para la ocasión.

Fuimos varias veces a ese monasterio, y un historiador llamado Fran, nos puso todo sobre la mesa. A lo que Juan Antonio Maesso añadió: “el Cantar de los cantares que se tradujo en este monasterio, es una pasada al ser la versión más “carnal”. O sea que, es un alegato al cuerpo y a la sensualidad, puesto que en las otras biblias se “dulcificó”.

Precisamente, los monjes de ese monasterio fueron quemados en la Alameda de Hércules (Sevilla) por herejía. Todo ello en los inicios del protestantismo, y se suponía que la Biblia no se podía traducir del hebreo y del latín, entonces ellos lo hicieron a escondidas.  

Justo el sitio en el que bailamos fue el cementerio de la orden. Entonces pensamos: nosotros trabajamos con el cuerpo y uno de los principales textos de la Biblia es un canto a la sensualidad como acceso a Dios. Por tanto, para hablar con el amado he de pasar por la relación carnal con él.

El Cantar de los cantares son los cantos matrimoniales de los judíos. Y en su día, había música y se cantaba como modo de celebración. Así que decidimos reinventar un “folklore” muy nuestro, al cuerpo como canal de transmisión de conocimiento y mística.

-Es una obra impresionante, porque, nosotros los espectadores, estábamos ante una interpretación particular de ustedes…

Todo es una interpretación.

-Además, ustedes se centraron en aquello que a uno le induce a querer leer ese texto. Se trata de una de las cosas más estimulantes y esperanzadoras de las artes escénicas. Por ejemplo: mayoritariamente la gente tiene una mayor predisposición a ver una representación de una tragedia griega, antes que de un fragmento de la Biblia.

Fíjate que una organización que, por lo general, ha sido más represora hacía cosas que involucran al cuerpo, pone en sus bases un canto al cuerpo. Así que, mejor revisar nuestra relación con la espiritualidad, que toca que la gestionemos nosotros mismos.

-Ustedes entraron en el campo de la hermenéutica.

Eso es parecido a lo que comentabas, al respecto de cómo el sistema te empuja a comportarte de una manera determinada. Al fin al cabo, La Iglesia, durante mucho tiempo, ha sido ese canal estrecho. Y puede que ahora sea el sistema capitalista, la economía…

 

Lirio entre espinas. Foto: A.Trigos

 

 

 -Ustedes consiguen tal desarrollo estético en “Lirio entre espinas” que, parecía que estaba ante un bodegón hecho por un pintor de las vanguardias de la primera mitad del siglo XX, es decir: en donde, por ejemplo, habría una botella de vino, un par de piezas de fruta, etc.…, pero esos elementos estaban siendo presentados tras haber hecho un ejercicio de abstracción.

Claro, había esa otra rama con respecto al cuerpo que, William Ray (psiquiatra que al final se distanció de Freud) decía: “no puedo tratar a ningún paciente sin antes haber tocado su cuerpo”. Ya que al tocar de forma activa un cuerpo, se está tocando el subconsciente del paciente.

Él habla de que los cuerpos se componen de “corazas”. Así que las cosas que nos hieren y nos van pasando en la vida, van construyendo una coraza en nosotros.

Cuando salíamos con esa coraza blanca y negra, era un jugar con esa represión y distanciamiento con la sensorialidad y sensualidad de nuestros cuerpos.

-Posteriormente, al quitaros aquellas vendas, entráis en una corporalidad diferente.

Es una obra muy potente y magnética.

¿La pudisteis girar por varios sitios?

Una vez que la estrenamos, Iris Heitzinger se rompió el ligamento cruzado. Y después del proceso que habíamos tenido con ella, Natalia Jiménez Gallardo y Sandro Pivotti, no pensaba sustituirla de ningún modo. Así que esperamos un año a que se recuperase, volvimos a retomar la pieza y en cuanto empezaron a aparecer bolos coincidió con “el pelotazo” de El Niño del Elche. Al final, por un tema de agenda, no la movimos más.

Yo partí de la base de que en otros proyectos uno puede sustituir a alguien del elenco, pero cuando tú has hecho una creación como esa, el intérprete original se convierte en insustituible. En cambio, si empiezas con la idea de que esa pieza la va a interpretar mucha gente, no pasa nada.

-Cambiando de tema, me gustaría comentar cómo le ha ido al proyecto Comunidad Escena.

¿Qué fue lo que te hizo sacarlo adelante?

Si te soy sincero, por un deseo y una satisfacción personal muy egoísta. O sea, durante un tiempo estuve vinculado a la PAD (Asociación Andaluza de Profesionales de la Danza), y en cuanto asumió una nueva dirección, parecía que en vez de sumar con los que habíamos estado trabajando, decidieron hacer un “borrón y cuenta nueva”.

Así que me desligué de la PAD, y yo tenía esa inclinación por preguntarme qué hago por mi comunidad. Esto nació de un modo muy espontáneo durante el confinamiento de 2020, yo trabajo con mucha gente dado que imparto talleres y estoy en muchos sitios.

 Veo tanta necesidad en la gente de la comunidad de mejorar las relaciones y que esto no termine siendo una competencia. Busco favorecer un contexto en el que pueden surgir tantas cosas y tan bonitas que… Bueno, esto va al ritmo que va porque antes he de atender a mis facturas para sobrevivir, además no tengo ninguna prisa.

De cualquier modo, el haberlo lanzado no va a tener en mí una devolución en lo numérico, sino que lo importante es hacerlo. Cuando estuvimos con la PENCCA (proyecto enfocado en la formación y la creación de la danza contemporánea en Andalucía), me di cuenta que la experiencia de lo pequeño es fundamental. Puesto que nos han hecho creer que todo debe volcarse hacía alcanzar el mayor número de personas posible, monetización, etc.… En realidad, hay cosas que son super inspiradoras y super transformadoras, en las que han participado en ellas un grupo reducido de personas.      

Por tanto, la gente que se ha ido sumando al proyecto sintiéndose latente su presencia, o el aprendizaje personal que ha supuesto para mí los cuatro vídeos que están en la web, ha sido tan enriquecedor que, yo ya me doy por super exitoso en este proyecto. 

 

Foto: Juan Antonio Gámez

 

 

En este momento, estoy envuelto en dos creaciones y no puedo dedicarle, físicamente, más tiempo, ya que no lo tengo. Aún así, como sé que soy muy “hormiguita” y cabezón, esto no lo voy a abandonar.

A la vez siento que esto me va a conectar con qué puedo devolver a la comunidad, o cómo me gustaría que fuera: Esto para mí es un “además”.

-Entiendo que te estás dirigiendo a todo el sector de las artes escénicas en España, por tanto, es un enfoque muy global…

Así es. Pero no creo que Comunidad Escena sea el sitio para reivindicar cuestiones de tipo sindical, ya que para eso están las asociaciones. Al mismo tiempo, encontrarme a Isachi y a Vicente Díaz (que los entrevistaste el año pasado) como ejemplo de que hay un público tan activo y comprometido con las artes escénicas, que me da un chute a nivel energético que, tener un espacio en donde gente así pueda sentirse que forma parte de lo mismo que los técnicos de luz y sonido, los artistas, etc.… Justo esto es lo que me da más fuerza para llevar a cabo mi trabajo.

-Tengo la sensación de que estamos inmersos en unas dinámicas en las que no demandamos esto que comentas, más somos conscientes de que lo necesitamos. Al estar en el interior de una vorágine diaria (cosa que mencionas en el vídeo introductorio a este proyecto en la web) que es legítima, que consiste, básicamente, en subsistir solos, o dentro de un grupo de confianza.

Eso es muy peligroso.

-Sin duda.

Yo pienso que hace falta un trabajo un poco más denso que lo que uno puede acceder en un comunicado o en una red social. Lo cual consistiría en quitar esa capa de “miedo”, ya que parece que eres un “sensiblón” al verbalizar que necesitas eso. Por ejemplo, al tercero o cuarto día de mis talleres la gente se da cuenta que está mejor cuando habla de estas necesidades, y expone que también se siente agredida, débil en la competencia…

Entonces, el plan es algo que va más a largo plazo, de tal forma que vaya más allá del: “lo leo, me adhiero y me resuena”. Si no, a lo mejor, identificar que uno no sabe que necesita trabajar de esa manera.  

Es que hay mucha gente que trabaja en unas condiciones muy hostiles y no ha experimentado dentro de sí, de que la programación debería ser mucho mayor, incluyendo a todos.

-Estoy de acuerdo contigo, ahora ¿Cómo nos enfrentamos, pedagógicamente, a lo que nos hemos acostumbrado?

Es verdad que no hay una “demanda global”, pero ya te digo que la demanda está latente.

-Ojalá que, con el tiempo, se me quite esta sospecha.

Insisto, la experiencia de lo pequeño es transformadora y multiplicadora. Y no es que ahora todo el mundo tiene que ser así, yo lo que estoy haciendo es crear vínculos fuertes que no pasan por ponernos en redes y “visibilizarnos” hacía afuera. La cosa va de que un día alguien te escriba y me pregunte: qué puedo hacer, quiero trabajar más activamente en esto. Y responderle: “yo ahora mismo no tengo tiempo, pero tengo una idea…”.

Las cosas no fracasan cuando parece que no han tenido una gran repercusión, sino cuando ese espíritu se muere y no tienes ganas de seguirlo alimentándolo. El otro día me comentó un influencer que conocí, que el tiempo que tenemos para captar la atención en redes es de tres segundos: Nosotros no formamos parte de ese lenguaje.

 

Contra Ruidos y Vibraciones. Foto: Luis Castilla

 

 

-Observé con mucha atención los vídeos dedicados al BOBO Espazioa (Bilbao) y en el que se reúnen tres directoras de festivales de danza contemporánea ya extintos (éste último titulado: “Festivales de olvido”), que son: María González (Mes de Danza, Sevilla), Nerea Aguilar (Costa Contemporánea, Cabo de Gata en la provincia de Almería) y Ester Forment (Ripollés Dansa, Ripollés en la provincia de Girona).

¿Qué ha supuesto para ti haber estado presente en la elaboración de estos vídeos?

Yo sentía que tenía una deuda pendiente con esos festivales, que muchos dijeron “lo siento” cuando comunicaron que cesaban su actividad, y al final la comunidad no ha hecho nada.

Para las directoras fue muy terapéutico y como decir: “llevaba años sin ver el material de vídeo, porque me hacía daño. Ahora lo he hecho, me estoy reconciliando, estoy orgullosa y ya no me duele”. ¡Fíjate qué fuerte!  

En el caso de la gente de BOBO Espazioa, me comentaron que había personas que ya no estaban dispuestas a ir a reuniones o Jam sesions que se proponen allí. Y de pronto, vine de fuera a decirles que lo que les pasa es importante, y ellos se empoderaron. Esto tiene relación con lo que sustenta al site specific, es decir: valores inmateriales que les ayuda a visualizarlos.

El plan sería que esto fuera una reacción en cadena, dando paso a que otros digan: “yo conozco a esta otra gente que hace algo por la comunidad de las artes escénicas, y aunque nadie lo va a visibilizar, yo te lo cuento”. Y no tanto para ponerlo en un sitio de mayor o menor visibilidad para ejemplificar algo en concreto, simplemente, es para poner en valor el trabajo que hacemos para tantas personas… No te puedes ni imaginar que ha habido personas que se me han acercado y me han dicho: “hace años vi tu espectáculo, y se me ha quedado guardado”.

Sea lo que sea que se les habrá quedado guardado a esas personas, es muy importante el trabajo que hacemos los artistas y demás personas relacionadas con la cultura.

-Sin olvidar, las responsabilidades que hemos de asumir para con nuestra vocación y sector. Ya que no estamos hablando de un “conjunto de autónomos que se han montado una tienda de ultramarinos en un barrio determinado”.

Totalmente.

-Esto no sólo tiene relación con cuestiones de tipo sindical que has señalado, sino que además, como no seamos conscientes de que formamos parte de una comunidad, nos veremos “morir” unos a otros, o peor, habrá cosas que correrán el riesgo de caer en el olvido.

Esto son “ademases”, ¿Cuál ha sido la respuesta al próximo cambio de la dirección artística en los Teatros del Canal (Madrid)?

-Textos y posts en redes sociales mostrando tristeza, incredulidad e indignación…

Claro, porque pensamos que ya está hecho.

-Prolifera una autoestima tan baja en el sector, que nos hemos acostumbrado a que no hay nada más que se pueda hacer fuera del trabajo individual de cada uno. Por ejemplo: ¿se formó algún tipo de escándalo por las razones de la reciente extinción del Festival Escena Mobile (Sevilla)?

¿Ha desaparecido?

-Es que ni te enteraste.

Y que conste que no lo digo por echarte en cara nada, más bien para señalar un síntoma de cómo están funcionando las cosas en este país.

Justo en septiembre del año pasado se celebró la XVI y última edición del Festival Escena Mobile, y mira que su directora, Esmeralda Valderrama, llevó a cabo una conferencia de prensa en la que presentó a la misma, y dio sus correspondientes explicaciones a esta decisión.

Mientras tanto, todos seguimos “llorando” la muerte de este festival o la del Mes de Danza.

Lo seguimos “llorando” los que lo hemos conocido, y puede que las próximas generaciones no lo harán. 

 

Luz sobre las cosas. Foto: Juan Carlos Toledo

 

 

-Y no estamos hablando del “abuelo de alguien”, sino algo que era patrimonio cultural de todos.

Absolutamente.

-Y quizás esa sea una de las razones del por qué personas que no darían tantos esfuerzos por algo que no sea la danza, pasan por situaciones, pensamientos y emociones tan contradictorias para con su vocación. Mientras seguimos en unas condiciones materiales insostenibles en todos los sentidos.

Es muy complejo aceptar que de esto se va a hablar en un texto de no sé cuántos caracteres en twitter (ahora se hace llamar “X”) o Instagram, y que va solucionar. No es más que hacerle el juego al sistema: un satisfacerse después de haber expresado tu opinión.

Esta transformación tiene que calar más profundo y tendrá otros tiempos.

-Para terminar, ¿Qué puedes adelantar de cara al estreno de “Luz sobre las cosas” que será en los próximos 26 y 27 de enero en el Teatro Central?

Estoy muy feliz: para mí el proceso fue tal cual a lo que yo necesitaba/quería/soñaba… Me lo tomó como si fuera la última creación. Aunque este caso más que nunca, por circunstancias varias.

Por otro lado, hay que ir al teatro a ver lo que hemos hecho: Benito Jiménez con el diseño de iluminación, Miguel Marín Pavón con el ambiente sonoro, Luna Sánchez, Alberto Lucena y yo somos los que componemos el elenco.

Hay muchas maneras de hacer las cosas y, a menudo, no son contradictorias, pero uno tiene que tener claro lo que va a hacer. Partir con un proyecto años antes para conseguir la financiación es un juego que todos asumimos. Aún así, la dramaturgia procesual proviene de meterse en el estudio a pasar tiempo, a vivir con ese equipo de personas, ya que el del diseño de iluminación y el músico no deberían ser personas que se suman cuando ya el proyecto está muy avanzado, sino más bien, ellos deberían estar desde el principio.

Lo anterior, es una apuesta que cada vez en más difícil de defender de cara a cómo opera la programación y los teatros. Fíjate que la creación de esta compañía francesa en la que estoy, Baro d’evel Cirk Cie, la hemos ido montado a lo largo de dos años.

El año pasado tuve una crisis muy fuerte, en la que me fui distanciando de mi motivación para estar encima de un escenario. Y aunque me vaya bien y eso, lo que te cuento es algo muy íntimo que, llegado a un punto, uno se puede cuidar pero cuando se cae se cae: yo estuve rozando una depresión profesional.

Por ello confiaba que estar dentro de una creación como Luz sobre las cosas me iba ayudar a estar muy cerca de mi centro, lo cual ha sido la fuente de la ilusión de este trabajo.

A continuación, te voy a leer la sinopsis que estoy preparando: “En luz sobre las cosas no hay mapa ni hilo argumentar al cual asirnos de lo que se nos convoca. Nos sumergimos en la oscuridad escénica como niños que bajan a un sótano tenebroso, precisamente, porque no sabemos qué vamos a encontrar en búsqueda de aventuras desconocidas.

Con ese mismo placer infantil y expuestos a recorrer tanteantes y desorientados una habitación familiar a la que privamos de luz, para convertirla en el territorio más extraordinario y alucinante. Asistimos así, al ritual de la creación y todos los artistas que lo oficien y nos acompañen, lo que pueden hacer es crear el vacío, la oscuridad y el silencio para que algo nuevo llegue a manifestarse. Entonces, cada uno decidirá si postrarse a lo que se le aparece o no.

En Luz sobre las cosas se celebra un teatro cercano y querido, como un lugar de transformación constante, del diálogo de la luz, el sonido, el trabajo de los intérpretes con el espacio podrían surgir esas atmósferas escénicas que nos envuelven y trasportan, revelándonos otros sentidos de nuestra imaginación que nos revelan otros sentidos de nosotros mismos, que no se pueden contener en las palabras.

Un lugar en el que, finalmente, poder estar, y dejar de ir corriendo de un lugar a otro buscando la salida. Una casa encantada en la que más de uno, sin darnos cuenta, se nos ha pasado una vida entera. Así, los intérpretes serán los guías que te acompañan (a modo de la película “Stalker” de Tarkovski) y también se pierden. Quienes también tienen derecho a perderse, y ya no hay guía”.

Lo cual generará una especie de motín. Y creo que es necesario el perderse dentro de nuestro propio mundo: un caer en la cuenta de que el hilo que se ha roto. Así, resolver el para qué estamos aquí y el qué estamos buscando.     

-Tiene muy buena pinta.   

 

 

Guillermo Weickert: “Yo soy un intérprete y un creador que no podría hacer lo uno sin lo otro”.

 

 

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