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La feria Bologna Children’s Book Fair es uno de los eventos más importantes a nivel mundial del mercado de la literatura infantil y juvenil. Aquí se dan cita todos los operadores del sector provenientes de 100 países diferentes: editores, escritores, ilustradores, traductores, agentes literarios, docentes, libreros… una cita ineludible de interculturalidad e intercambio en el ámbito de la literatura infantil.

El huésped de honor de este año ha correspondido a China, que ha sabido dejar el listón bien alto de la ilustración contemporánea del país. Tradición y modernidad que hemos visto paseando por la exposición y los 100 stands que albergaban 3000 títulos y obras originarias y originales del gran coloso oriental.

Eventos, inventos, encuentros y cuentos. Un lugar de debate y reflexión.

Esta feria es una puerta abierta a la reflexión y al intercambio de ideas. A través de 250 eventos se puede profundizar en los aspectos más significativos de la actualidad de la literatura para niñas y niños desde todos los ámbitos que influyen en el resultado editorial.

Exposiciones y premios: un menú suculento. Lo que se cuece en la Feria huele bien interesante. Probando y degustando sus exposiciones y premios descubrimos recetas innovadoras, elocuencia en los ingredientes, ingenio en los aromas, creatividad en los aliños. Todo “al dente”. En este escaparate intercultural se descubren las diferentes tendencias actuales y las direcciones futuras de la ilustración. Todas emplatadas con gran clase dentro de la feria.

El futuro llega al presente con el diálogo abierto entre la tecnología y la literatura infantil: un contexto híbrido de lenguajes.

Imposible no contemplar en la feria cómo los avances tecnológicos se están aplicando a las obras literarias. Hemos podido ver hasta dónde llega y por dónde pasa el mundo de los algoritmos digitales; cómo se aplican y cómo se ponen al servicio sea de la literatura que del material didáctico.

La realidad aumentada se conjuga a la narrativa dando a luz nuevos mundos fantásticos que se mezclan con la realidad; muchas de las veces con una delicadeza artística y creativa elevadísima dónde, dicho sea de paso, la tecnología avanzada es capaz de quedarse en segundo plano para construir experiencias maravillosas de literatura, ilustración e interactividad.

La reflexión está servida: el trabajo debe apuntar a rechazar los exhibicionismos tecnológicos que no se apoyen en proyectos editoriales fuertes.

Los niños quieren ser también autores y protagonistas capaces de construir significados nuevos e inéditos en sus mentes, sin que se encuentren en escenarios que no sean capaces de decodificar.

Esta feria es una gran oportunidad anual para que todos los profesionales del sector trabajen juntos no solo en términos de mercado, sino también para mantener vivos debates pedagógicos, filosóficos, semánticos y artísticos que puedan contribuir a construir un contexto editorial de calidad que las niñas y niños se merecen y que el mundo del futuro seguramente necesita.

Los libros han ganado más batallas que las armas

Lupercio Leonardo de Argensola

 

¡Libros sin miedo!

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