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Una vez más este festival perteneciente a la Red Acielobierto, nos presentó en la jornada del viernes una programación rica y variada. En la que profesionales de Italia, Francia, País Vasco, Ecuador y Túnez fueron sus protagonistas.

 

Foto: Lourdes de Vicente

Foto: Lourdes de Vicente

 

ALESSANDRO SCIARRONI (Italia)

SAVE THE LAST DANCE FOR ME 

Casa de Iberoamérica

 

En la sinopsis de esta pieza se nos señala que hasta que Alessandro Sciarroni no tuviese noticia de la Polka Chinata a través de un documental, esta danza de origen boloñés sólo la practicaban cinco personas. Así, el Festival Cádiz en Danza hizo de las veces de escaparate y medio para actualizarla para que alguna cosa que sólo pudo haber trascendido en los restringidos contextos académicos, de reunión de históricas danzas italianas, etc.…  no termine “cogiendo polvo” con el paso de los años tras el desarrollo de dicha investigación.

Se trata de uno de esos trabajos que le hacen a uno amar más a la danza en general. Siendo que observar a dos personas bailando a la vez que desafían los estragos del paso del tiempo, supone representar, performativamente, el significado de sentirse herederos de un legado susceptible de ser compartido. Es decir: La clave está en que la conservación de la Polka Chinta se consuma bailándola, dejando a lo demás como meros complementos y apoyos para su correspondiente documentación.

Por otro lado, Save the Last Dance for me es un buen ejemplo de que valerse de un esquema formal para la composición de una pieza, dota de profundidad cuando un trabajo se desmarca de lo narrativo desde el principio. De todas formas, durante el desarrollo de esta pieza “pasaban muchas cosas” entre  Gianmaria Borzillo y Giovanfrancesco Giannini, al estar ellos interactuando usando la danza como vehículo. En esta línea, me daba la sensación de que Save the Last Dance for me acabaría en cualquier momento o duraría una media hora más. Tal y como si estos profesionales italianos, hubieran estado jugando con la capacidad de calcular el tiempo de los espectadores. Todo ello sin abordar un tema en concreto, ellos sólo estuvieron bailando…

 

 

Foto: Lourdes de Vicente

Foto: Lourdes de Vicente

 

NO MAN’S LAND CÍA (Ecuador/Francia/Túnez)

ME FUI CON TU NOMBRE

Explanada de 1812

 

En Me fui con tu nombre se ejercita ese principio que versa: la oposición de dos fuerzas genera algún tipo de equilibrio. Tanto es así que, Marcelo Javier Guaigua y Lémia Boudhiaf, extrapolaron este principio en lo que se refiere a la ejecución de sus movimientos, como también, en lo que dio lugar a esta creación. Esto es: cuando tuve la oportunidad de charlar con Lémia Boudhiaf, ella me contó que ambos partieron del simple gesto de taparse la boca o bien de taparle la boca a alguien, como signo de censura o de autocensura al manifestarse públicamente uno sobre los agentes involucrados por motivos de diversa índole. De tal manera que, dicho equilibrio se sostiene gracias a que cada uno de los mismos tratan de que la situación se decante de acuerdo a sus demandas y necesidades.

Lejos de justificar los abusos y atropellos de quienes se ponen en una posición de poder, estos dos profesionales buscaron la fórmula que les ayudó a universalizar el tema de la censura y cómo ello es traducible a una danza que fluye por todo el espacio. Aunque en un primer momento parezca controvertido plantearlo, es curioso cómo dos fuerzas contrapuestas al final se adaptan la una a la otra para seguir interpretando el rol que han asumido, algo así como que el amo se percibe como tal porque hay un esclavo que se comporta como si esa persona fuese su amo. Y si ello se transforma a otro tipo de relación porque uno de los agentes involucrados deja de apoyarse del mismo modo, pues, el punto de equilibrio se desplaza a otro lugar, instaurando un nuevo escenario en todos los sentidos. He allí que conciba a Me fui con tu nombre  como un trabajo que nos invita a reencontrarnos con el mundo sin juzgarlo bajo la finalidad de entenderlo, y ya luego dar riendas sueltas a inclinarse al lado de la balanza que uno estime oportuno y justo.

Lo anterior no hubiese sido creíble si Marcelo Javier Guaigua y Lémia Boudhiaf no hubieran estado entregados de lleno a su empresa, sea comprendido o no el trasfondo de lo que ellos estuvieron representando por parte de nosotros los espectadores. A saber qué más episodios y pensamientos han estado por detrás impregnando a esta pieza que está en medio de una larga gira.

 

 

Foto: Lourdes de Vicente

Foto: Lourdes de Vicente

 

LEÏLA KA (Francia)

YOU’RE THE ONE WE LOVE + TO CUT LOOSE

Sala Central Lechera

 

Vería como un desperdicio no poner en diálogo a ambas piezas, puesto que los encargados de la programación del Festival Cádiz en Danza así lo han dispuesto. Aún así, que quede por delante que, Leïla Ka habrá compuesto a You´re the one we love y a To cut Lose con el fin de que sean independientes a la hora de ser representadas.

Dicho esto, esta profesional francesa puso en escena a través de estas dos piezas momentos de intimidad de aquellas mujeres que apenas encuentran espacios en los cuales permitirse bajar la guardia. Lo cual adquiere numerosas manifestaciones que pasan desde aguantarse las lágrimas; al derrumbarse cuando no se puede más y volverse a levantarse por seguir la inercia de estar luchando día a día ; etc.… En To Cut Lose lo único que se oía era las respiraciones de las bailarinas que, dicho sea de paso, contribuían a que esta pieza nos mostrase una especie de “orografía rítmica”. Es decir: estas profesionales jugaron con diversos movimientos que iban al son de ritmos que llegaron a convivir al mismo tiempo, de tal manera que los momentos en los que volvían coincidir todas no sólo resultaban hasta mágicos, sino que además, invitaban a pensar que son muchas las mujeres que están lidiando por similares calamidades al margen de su país de origen, nivel de poder adquisitivo, religión, etc.

Y justo que en You´re the one we love se hayan reproducido imágenes y dinámicas de parte de lo que habíamos visto en To Cut Lose, me hace apostar que la misma nos escenifica el esfuerzo extra que supone emanar fortaleza, aunque uno a veces se esté rompiendo a pedazos por dentro. Aún así, en You´re the one we love había lugar para remontar e incluso tomárselo con cierto humor, signo de que a pesar de todo sus protagonistas conservan lucidez y cierta esperanza de que algún día todo será de otra forma. Mientras tanto, todavía hay que confrontar a la rutina y demás cosas que, de un modo u otro, obstaculizan a que las heridas de uno se cicatricen sin que antes pasen por “infecciones”.

Llegados a este punto lo común es reproducir una serie de consignas con las que uno acusaría a los problemas estructurales que recaen sobre cada ser humano, por estar viviendo en medio de una sociedad cisheteropatriarcal. Pero creo que en este caso centrarnos en esto último, desviaría nuestra atención hasta incluso deshumanizar, involuntariamente, a aquellas personas que más lo han padecido. Es decir: hay quien termina responsabilizando al individuo en juego de su estado, en vez de sentirse reflejado ante la imagen que está emitiendo el mismo. Desde luego, uno puede gestionar las cosas de otra manera, pero ello no exime a nadie de entender que todos merecemos ser vistos como personas que estamos intentando sobre llevar las cosas desde diferentes puntos de salida.

En esta línea, yo dibujaría las estructuras de ambas piezas como una espiral. Figura que no sólo nos permitiría ir y retornar al mismo punto sin salir del marco conceptual en el que se desarrollan las mismas; sino que además, da lugar a que se vuelva aludir a imágenes para ampliar su significado después que se regresan a ellas. En paralelo, nos invita a pensar que el leer la rutina como un ciclo que se repite incesantemente, es una interpretación que no nos facilita a despejar nuestros horizontes en búsqueda de otras alternativas.

Sin olvidar que, tanto You´re the one we love como To Cut Lose son trabajos hechos con rigor, elegancia, inteligencia, y no menos importante, con un discurso que no cae en victimismos ni revanchismos, siendo que estas profesionales se limitaban a poner el foco en el cómo se vive durante tránsito de estar desenvolviéndose en un terreno asfixiante: Es muy inquietante como de algo tan duro de procesar a nivel intelectual y emocional, al mismo tiempo a uno eso le esté pareciendo hermoso y monumental.

 

 

Foto: Lourdes de Vicente

Foto: Lourdes de Vicente

 

HAATIK (País Vasco)

UR 

Baluarte de la Candelaria

 

En primer lugar, creo que esta pieza se entendería mucho mejor si los integrantes de HAATIK la alargasen a una hora, de tal modo que podrían indagar más en cada una de las cosas a las que hacen alusión. Lo digo más que nada porque esas ansías de compartir algo que le tienen tanto cariño y creen, llega un a punto en que a uno como espectador le lleva por delante.

En esta misma medida, me resultó sumamente interesante como los integrantes de esta compañía vasca, consiguieron dar con la tecla para representar la construcción de una casa que ya estaba siendo habitada por una comunidad, ya que en su correspondiente proceso de ponerla en pie, sus habitantes ya estaban proyectando cada una de las cosas que harían allí de manera colectiva e individual. En este sentido, es cuándo tengo la duda de si era necesario emitir todas y cada de las palabras que pronunciaron sus intérpretes. Defiendo que ellos debieron confiar mucho más en la elocuencia de los actos que ejecutaron en escena con rigor y soltura. Sin olvidar, que siempre estará la sinopsis de la pieza a mano de todos los espectadores antes y después de la representación.

Les reconozco que UR me dejó con sensaciones de lo más contradictorias, y por ello no descarto que esta impresión que les traslado podría cambiar si la viese una o dos veces más. Aún así, he querido dejar constancia de lo que yo haría con lo que tienen entre manos los integrantes de HAATIK, porque a saber si esto les puede ayudar a que esta pieza termine de florecer. Y creedme que tienen todo lo que hay que tener para que UR sea un trabajo inolvidable y precioso.

 

 

El talento y el ingenio fueron los protagonistas de la última jornada de la vigésimo primera edición del Festival Cádiz en Danza

 

 

 

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