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Esta tercera jordana cerró con la representación de dos de las cuatro piezas de creadores andaluces seleccionadas por la organización del Festival Escena Mobile en complicidad con la Asociación PAD (Asociación Andaluza de Profesionales de la Danza).

 

 

 

 

Foto: Raquel Álvarez

 

 

Vestigio – Cía. Dan Zass (Madrid-España)

Coreografía: María Mellado

Intérpretes: Anaïs Vinuesa y Cristina Arauzo

 

Lo que vamos recogiendo a lo largo de nuestras vidas a través de lo que le leemos, de nuestras relaciones interpersonales, y por extensión, de nuestras reflexiones. Son varias de las cosas que nos van orientando al respecto de en qué terreno nos hemos desenvuelto hasta ahora. Siendo que nuestro modo ser y de interactuar con el mundo han sido tan condicionados, que el decir que somos libres está, inherentemente, involucrado con nuestra capacidad de maniobra, más que en un “hacer lo que nos venga en gana”.

En el camino nos encontraremos aliados, guías, personas con las que, por un modo otro, existirá una relación de poder, etc.… El caso es que Vestigio nos introduce a un plano tan introspectivo que llega a un punto que se hace indescifrable para el común de los espectadores, más ello no implica que las imágenes y la forma que son emitidas las palabras de su monólogo, no nos trasladen a un lugar en que nos vemos a nosotros mismos ante un espejo.

La cohesión y hermanamiento que hay Anaïs Vinuesa y Cristina Arauzo dota de fortaleza y credibilidad a una pieza sumamente misteriosa. Desde luego, su estética y atmósfera onírica formaban parte de un magnetismo en el que verla con la única intención de contemplarla como si uno estuviese ante un paisaje, se presenta como suficiente para su disfrute.  Mi intuición me dice que con ver una sola vez esta creación no se capta toda su profundidad, aunque ello no le prive de conseguir parte de los objetivos que estas profesionales se han marcado previamente.

Esta pieza de Cía. Dan Zass es algo similar a una de tantas experiencias que hemos pasado en vida y que, por un motivo u otro, no estábamos del todo preparados para sacarle todo su jugo. De verdad, qué de cosas se nos pasan desapercibidas, cuántos caminos no hemos escogido transitar por desconocimiento…

 

Foto: Raquel Álvarez

 

PROMÊNA (TRANSFORMACIÓN) – Jaume & Iris (Barcelona-España)

Coreografía e interpretación: Jaume Girbau e Iris González

Uno de los valores que hay detrás de las piezas que se programan en el Festival Escena Mobile, es que se evidencia que la danza está presente más allá de ámbitos que hemos delimitando, arbitrariamente, como los de “bailar”. Por si queda alguna duda, no estoy tratando de desprestigiar a las obras que se les calificarían como “convencionales”, “académicas” y demás cosas por el estilo. Más bien, de ampliar lo que está incluido dentro de lo que entendemos por danza. Esto es: PROMÊNA (TRANSFORMACIÓN) es un trabajo que nos fue llevando de la mano por una serie de “pasillos”, que parece que el proceso de asimilación que se estaba dando dentro de, nosotros los espectadores, también se podrían traducir como una danza. Y justo eso es una de las cosas que toda obra escénica debería aspirar a la hora de llevarse a cabo su correspondiente representación.

Los personajes/roles que interpretaban Jaume Girbau e Iris González mutaban en todas las dimensiones a lo largo de sus respectivos desarrollos. Hasta el punto, de desarmarnos, en tanto y cuanto, que se generaba una expectación que nos mantuvo atentos de lo que ellos nos estaban contando. Es decir: esta obra pudo haber durado cinco minutos menos o una media hora más. Y sólo se desplazaban por el espacio, emitía algunas palabras… Erigiendo al concepto de transformación a una plena materialización. Lo demás, fueron los vehículos que entendieron más eficaces para la transmisión de su mensaje.

 

 

Foto: Raquel Álvarez

 

Ensayo sobre nadie – Cía. La Tulpa (Sevilla-España)/ Estreno

Coreografía: Manuel Monró

Interpretación: Susana Villegas y Manuel Monró.

Encontrarme con trabajos como Ensayo sobre nadie, es lo que me reafirma en la idea de que “bailar” un tema que nos ocupa y preocupa, da lugar hacer filosofía y poesía de ello. Y aunque uno en el proceso no dé todavía con las respuestas más satisfactorias al respecto, el caso es que cuanto menos se sale de un estado de “atasco”.

Susana Villegas y Manuel Monró nos sumergieron, a nosotros los espectadores, a un plano en el que el verbo y la racionalidad se han quedado caducados para que sus habitantes se expresen en cada una de las situaciones que van transitando a lo largo de la pieza. Y si encontramos signo de ello, es porque estamos intentando, por defecto, traducir algo que sólo responde a su lógica interior. Puesto que ellos se desplazan por el espacio e interactúan entre sí, sin mayores pretensiones. Lo cual lleva consigo que le prestemos nuestra atención (aunque sea por respeto) al cómo ellos son y al cómo ellos afrontan su realidad. Ya que no sólo a ellos se les ha de conceder en algún momento un “turno de palabra”; sino que además, porque tener el privilegio de ver algo de “otro mundo” sintiéndonos, nosotros los espectadores, seguros al mantenernos en nuestro propio plano sentados en el patio de butacas, propicia a que nos limitemos a observar.

Desde luego, que la sinopsis de esta pieza nos remite a temáticas propias de la salud mental y de las “disidencias” (en todos los sentidos). Sin embargo, estos profesionales andaluces no nos plantearon lo anterior en formato de “panfleto político”, sino a través de algo que no tiene que dar explicaciones. Por ello quizás su estética puede llegar a resultar siniestra, pero en realidad estos seres son inofensivos.

Sinceramente, una cosa como las que les comento no se consigue sin que sus intérpretes y su director no hayan hecho un profundo trabajo de investigación escénica. En el que el desgranamiento del material conseguido durante sus exploraciones, se tradujo en movimientos simples y precisos, dotados de una consistencia y una calidad que acreditan a este trabajo como de los más espectaculares y completos de esta decimosexta edición del Festival Escena Mobile.

 

 

Foto: Raquel Álvarez

 

Encuentros – Denis Santacana (Bilbao-España)

Dirección: Denis Santacana

Interpretación y coreografía: Denis Santacana y Víctor Fernández

 

A riesgo de parecer antipático, durante este pase de Encuentros sus intérpretes estaban tan metidos en lo que tienen que llevar a cabo en cada momento, que sentía que no estaban actuando ante un público. Por su puesto, que ha de haber cierta distancia en cuanto uno se descanta por adoptar lo que se llama la “cuarta pared”. No obstante, la interpretación de estos dos profesionales me resultó difusa. Sensación que se iba acentuando en cuanto era testigo de que las habilidades técnicas (en lo que se refiere a una correcta ejecución de sus movimientos), eran evidentes. O dicho de otra manera: yo lo que vi en escena fue un ensayo, no una actuación.

Entonces, ¿en qué hemos de diferenciar a una actuación de un ensayo? En que se ha de hacer sentir partícipes a los espectadores de lo que está pasando en escena, sin que ello suponga, necesariamente, que se conviertan en “personajes” de la obra. Algo así como si fuesen una “variable” más para que la interpretación de los intérpretes en juego, se vaya modulando a la par de que se está cristalizando “lo previsto”. No soy el primero en afirmar que, una vez que uno se conoce la obra y el papel que va a desempeñar es cuando se da lugar a la interpretación y a habitar la obra. El resto, forma parte del proceso de familiarización de uno como intérprete, o incluso de estar “marcándola”.

Ante esta situación, no me llegaban las cosas que diferenciarían a esta obra de otras que abordaron un tema similar. Mientras me preguntaba qué tan conscientes era estos profesionales de que esto le podría pasar a al menos a uno de sus espectadores. Entonces, ¿Dónde está la frontera entre que uno como espectador no se comporte como un “ser pasivo”, con el que uno trate de “salvar” algo que ha sido trabajado y escogido con equipo de profesionales de escénico?. Por lo pronto, seguiré reflexionando sobre esta cuestión, y con suerte ello me ayude a ser más preciso a la hora de dar con una conclusión más definitiva sobre esta creación.

 

 

 

 

Foto: Raquel Álvarez

 

 

 La hermosa conversación de las manos – Álvaro Silva (Cádiz-España) / Estreno

Coreografía: Álvaro Silva

Interpretación: Álvaro Silva y Helliot Baeza

 

Basta haber visto a Helliot Baeza actuado en piezas de la compañía andaluza Danza Mobile, para caer en la cuenta del salto que ha dado con el trabajo de dirección, creación e interpretación de Álvaro Silva. Pues, plantear una pieza tan compleja en escucha, de contención de la energía, concentración, etc.…, supone emplazar a Helliot Baeza a dejar entre paréntesis sus “hábitos” (por más interesantes que resulten muchos de ellos) a cambio de emprender un proyecto que, digamos, le volvió a “enseñar a bailar”. Lo cual, entre cosas, implica que a medio y largo plazo nos encontraremos con un bailarín más íntegro.

Por tanto, llevar a cabo una labor ardua y con las ideas tan claras como la que ha ejercitado Álvaro Silva con Helliot Baeza, tarde o temprano, va vislumbrando resultados que retribuyen los esfuerzos invertidos. De cualquier modo, se amerita la madurez y templanza suficiente para seguir adelante en una empresa en el que los mismos no son cuantificables y con garantías de perdurar en el tiempo, al uno estar hablando de disciplinas como lo es la danza contemporánea. Esto es: sin lugar a dudas, la “semilla” que ha dejado Álvaro Silva en Helliot Baeza continua en un estado de gestación, y de no cuidarse y abonarse; esto se quedará en un bello recuerdo que para ser recuperado, habría que encaminarse a una suerte de exploración del tipo “arqueológica”.

Parto de la base que es muy fácil y tentador para uno retomar sus “hábitos” pasado un tiempo de un proyecto tan inmersivo. Y allí es donde ha de intervenir el equipo de profesionales de Danza Mobile para que Helliot Baeza sepa conservar y seguir desarrollando lo recogido con Álvaro Silva y otros profesionales de lo escénico con los que ha trabajo recientemente, como lo son Antonio Álamo o Lucía Bocanegra. Eso sí, la voluntad de Helliot Baeza para alcanzar una mejor versión de sí mismo, será determinante. He aquí uno de los frutos de este pequeño proyecto que han ido desarrollando los encargados de la organización del Festival Escena Mobile en complicidad con la Asociación PAD, en el que un coreógrafo andaluz monta un dúo con un bailarín con algún tipo de discapacidad. Iniciativa que ha beneficiado en la medida de dar la oportunidad a bailarines dicho colectivo a profundizar en su formación y experiencia en artes escénicas con alguien con el que no ha trabajado hasta ahora, como también, propulsar las capacidades de los coreógrafos andaluces a estar con personas de colectivos que, de no facilitarse unos medios determinados, sería testimonial que se embarcarán en semejantes proyectos. Esta realidad no debería ser motivo de desánimo, pues, con iniciativas como esta se visibiliza todo lo que queda por hacer, al mismo tiempo, que se recogen resultados sólidos a los cuales tomar como precedentes.

En lo que se refiere a La hermosa conversación de las manos, señalaría que es una pieza dirigida con un timing impecable, ya que, básicamente, ésta consistía en hacer emerger un diálogo entre los cuerpos de estos dos profesionales andaluces a través de tipos de danzas, en los que ambos están cogidos de las manos frente a frente. Los contrapuntos que fueron introduciendo ellos a su danza, eran los que reforzaban de mayor contenido y de “humanidad” (a falta de una mejor expresión) a una obra cargada de simbolismo y homenajes al mero hecho de bailar en pareja.

Los cambios de iluminación y de ambientes sonoros nos trasladaban, a nosotros los espectadores, a lugares lejanos del Teatro Alameda, e incluso a unos cuantos años atrás del 2023. Eso sí, Álvaro Silva y Helliot Baeza sintetizaron todas estas cosas que les menciono, en algo que está llamado a crecer hasta el cielo. Siempre y cuando que los programadores confíen en el enorme potencial de este pequeño proyecto.  

 

 

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