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La tercera jornada de la séptima edición del Festival Cuerpo Romo, nos llevó por diversas estancias  de los Teatros del Canal (Madrid). Convirtiendo a las mismas, en escenarios que le han otorgado de un marco irrepetible, a la hora de representar tan magníficos trabajos de danza contemporánea. Una vez más la necesaria colaboración entre dos entidades relacionadas con lo escénico, da unos frutos en la que todos salimos beneficiados.

 

Foto: Elías Aguirre

Foto: Elías Aguirre

 

 Las Idas de Carmen Fumero Cía.

En las artes escénicas el cuerpo del intérprete es su principal herramienta, y una de las formas de subrayar una cosa que se quiere transmitir al público en una escena, pasa a través de un movimiento concreto o una frase del texto. Es preciso atender el cómo colocar el torso según, por ejemplo, el status que se pretenda que tenga el personaje en juego en momento concreto de la pieza. Esto es: Uno como espectador  algo versado, puede consultar en cómo el intérprete que está escena dispone su esternón. Lo cual se traduce, en que si éste está hundido el personaje se muestra con un status bajo con respecto a lo que fuere que esté sucediendo en escena. Por el contrario, de si se tiene el esternón apuntando hacia una diagonal hacia arriba, es signo de que el personaje se presenta como un sujeto seguro de sí mismo, e incluso, hasta caer en una dinámica donde reclama que se le conceda autoridad en la toma de decisiones, y otras cosas por el estilo.  Lo demás que se haga con las extremidades del  cuerpo, o por ejemplo, con cómo gesticulamos con nuestros rostros, es una explicitación de algo que se desea especificar al público. Si no estaríamos cayendo en una sobre actuación, o registro que se materializa por otras vías, siguiendo su propia coherencia interna.

Siempre en artes escénicas los personajes se enfrentan a un conflicto, más que nada porque un personaje sale a escena a hacer algo (de hecho, lo anterior en el clown se lleva hasta niveles delirantes).  En el caso de Las Idas Carmen Fumero y Miguel Ballabriga desarrollaron una exhaustiva investigación corporal, para que sus dos personajes se expongan como seres que se han desorientado en el camino que hasta aquél momento estaban recorriendo. Sin embargo, ellos están en una situación en el que no tienen seguridad que el seguir adelante con despreocupación, les llevará a su destino predeterminado. Y claro, el no saber cómo continuar les hace pasar por distintos grados de inquietud, confusión, y demás emociones que son expresadas a través de cómo dispusieron sus cuerpos en el espacio, y con respecto a quien era su acompañante en este errático viaje.

Así el observar el cómo estaban los respectivos esternones de estos profesionales, uno podía descifrar cuál era el núcleo de los estados en los que estaban enmarcados los personajes de esta pieza. Téngase presente que estamos hablando de personajes caricaturescos cuyos cambios de posiciones corporales, fue de donde se puede extraer una danza. Lo cual me parece una línea de trabajo a la que muchos bailarines de danza contemporánea deberían atreverse a probar, más que nada porque  los hay que  se aferran a que el “vocabulario” al que se acogen, se corresponde a una selección detenida de movimientos que podemos encontrar en cualquier clase de danza contemporánea avanzada, en la que se estilizaron una serie de movimientos en consonancia lo que se esté interpretando.

A riesgo de parecer cruel, ello denota inmadurez en la composición y en la interpretación. Porque recuérdese que las artes escénicas están para comunicar algo, no son una exhibición de virtuosismo de movimiento dentro de un “atractivo envoltorio”. Si no estaríamos ante algo que estaría vacío de contenido (en el sentido de que las artes escénicas abordan el drama humano, y lo que éste eventualmente se puede enfrentar según los parámetros que la propia pieza se proponga en su marco conceptual), como si fuese un balbuceo… A dónde quiero llegar con todo esto, es que uno de los grandes aciertos de Las Idas es que se centraron en indagar en dos o tres ideas bien determinadas, para que la consecuencia de su montaje se manifieste en el qué tan lejos llegan los personajes, a la hora de expresarse ante el público y su acompañante de viaje.

Por si queda alguna duda, lo que se suele llamar “la cuarta pared” estaba presente en la representación de esta pieza, sin embargo Carmen Fumero y Miguel Ballabriga, fueron traviesos a la hora de no incumplir este parámetro escénico. Dado que todo lo que sucedía en escena  se proyectaba a todas las direcciones en el que se encontrase dispuesto el público (tómese en cuenta que este trabajo, fue montado para ser representado en “espacios no convencionales”/ “espacios singulares”), de tal forma que de un modo u otro, lo que emitían podría ser percibido a un “mayor volumen” (si se me permite la expresión), dotándoles de carisma y ternura a sus personajes.

Desde luego que Las Idas es un trabajo que da para muchos más comentarios. Siendo que es inteligente, divertido, bizarro y muy complicado de emular con éxito. De verdad, que el excelente  equipo que integran Carmen Fumero y Miguel Ballabriga desde hace años, me ha vuelto dejar fascinado.

 

Foto: Elías Aguirre

Foto: Elías Aguirre

 

Vacío espiritual de Richard Mascherin

Este tipo de investigaciones perfomáticas son las que nos revelan que la danza está en cualquier sitio, e incluso en los ejemplos que podamos identificar en un principio,  como triviales. Y justo en este tipo de premisas se apoyó Vacío espiritual, en el sentido de que Richard Mascherin nos recreaba de una manera más o menos alegórica, imágenes que nos remiten a cómo una persona confundida hasta la desesperación, acude a una serie de artilugios e incluso a rituales secularizados, para que sus síntomas de su estado se calmen al menos por un rato.

En esta pieza está presente una crítica a cómo en los días que corren, donde los valores de la Modernidad están crisis mientras conviven con un nihilismo que más que dar soluciones ha abierto más puertas que lo ha complicado todo, uno se ve con basta selección de posibilidades pero sin las herramientas para discernir con suficiente criterio, de cara a alcanzar a los proyectos que sea que uno se haya encomendado en vida. El caso es que en Vacío espiritual, nos encontramos con un personaje que vaga en el tiempo y en el vacío interior en que transita, lo cual lo ha hecho probar cosas que aunque no le lleven en realidad a ningún sitio, si que pienso que por al menos en algo ha de ocupar su tiempo mientras espera la muerte.

Y con el amplio repertorio de movimientos que cuenta este profesional canario, pues, allí tiene con que “arrojarse” a lo que fuere que se proponga abordar a través de sus creaciones e interpretaciones. Si es que estoy seguro que los que sólo hemos visto este trabajo de la trayectoria de Richard Mascherin, nos hemos topado ni con la mitad de lo que es capaz de hacer y hará en un futuro más cercano. Sólo los más grandes son capaces de generar esa expectación y entrega por parte de su público, ya que en esta pieza se llegó a un a punto, en el que él podía hacer lo que fuere. Porque él creó tal ambiente de surrealismo y extra cotidianidad, que hubiera dejado satisfecho a prácticamente cualquier espectador.

Sus movimientos en el suelo, sus caídas y recepciones, son sólo unos ejemplos a los que nos podemos acoger, para afirmar que aquí tenemos a un joven profesional que es inimaginable lo lejos que llegará si sigue trabajando con esa entrega y espíritu de aventura. He allí que me impaciente por ver más de sus trabajos pasados y futuros, porque para mí ha sido todo un descubrimiento conincidir con él en esta fantástica programación, que ha diseñado los de la organización del Festival Cuerpo Romo.

 

Foto: Ruth Muelas

Foto: Ruth Muelas

 

 T.R.I.P.O.F.O.B.I.A de Ivona

Los dos intérpretes de Ivona tenían tal compenetración entre ellos, que no había nada a su alrededor. Como si, nosotros los espectadores, estuviésemos en un mundo paralelo que por cualquier tipo de eventualidad, accedíamos a ver lo que estaba sucediendo entre ellos durante su danza. Dado que durante el desarrollo de esta pieza, emergió una atmósfera que ponía entre paréntesis lo que sea que estuviese pasando al mismo tiempo en todas las partes del mundo.

T.R.I.P.O.F.O.B.I.A es un trabajo que te absorbe y te cobija, a pesar de lo que está sucediendo entre sus personajes, puede resultar a más de uno angustiante. Siendo que ambos están en una permanente tensión que los mantiene, irremediablemente, enclavados en un presente que desearían que cesara de permanecer. Desconozco qué es exactamente lo que les está pasando a estos personajes, tan sólo me atrevería a decir que ambos han de reaprender a estar en un contexto que les pone a prueba a la hora de relacionarse entre sí y el cómo de manera individual, les afecta estar vivenciando todo esto.

Ello está reflejado en la interpretación de los integrantes de Ivona en forma de imágenes sostenidas de un valor estético que podrían parecer figuras en movimiento del escultor renacentista Giambologna. Esto es: en las esculturas de este artista italiano se perciben a sus personajes en un momento de suspensión, o bien una nítida fotografía de algo que está proceso. Les hablo de unas exquisitas esculturas en el que se distingue con lujo de detalle, cada uno de los elementos que conforman  las anatomías de quienes son representados, siendo llevados al límite (en algunos casos nos encontramos con escenas más contemplativas, y otros con las que el transcurso de los acontecimientos es frenético).

Ya en Manbhusa de esta misma compañía nos encontramos con un registro similar, pero claro, como esa pieza era una oda a la alegría de estar vivos,  a través de estar interpretando bucólicos paisajes de un par de niños que juegan en un arrozal, antes por supuesto, de convertirse en personas “civilizadas” (con todo lo que ello implica). Está justificado que salgan más relucir tan trágicas imágenes en T.R.I.P.O.F.O.B.I.A. Más con ello no quiero decir que en la representación de  Manbhusa, nosotros los espectadores, no presenciemos un auténtico recital de movimientos llevados a su máxima expresión, en el que la excelencia técnica de sus intérpretes nos demuestran el sentido que ha tenido en ellos, haber trabajado día y noche tantos años con una barra de danza clásica al lado.

Y si encima T.R.I.P.O.F.O.B.I.A es representada en una “caja negra” de un teatro con su adecuado diseño de luces, entonces, ya nos podemos quedar abobados ante el talento y de la bizarra belleza, que está contenida en los trabajos de la joven compañía Ivona. Afortunadamente, a las piezas de Pablo Girolami se les está programando con suma frecuencia, como signo de que a una persona con un futuro inimaginable, se le está recibiendo como merece.

Foto: Ruth Muelas

Foto: Ruth Muelas

 

Open body Talks: Conversaciones en movimiento por parejas con música en directo de Jorge da Rocha.

Una versión del proyecto original de la compañía Elías Aguirre.

Es tal ingenio que han tenido Elías Aguirre y Jorge da Rocha que de un aparentemente sencillo ejercicio de improvisación en parejas de danza contemporánea, han sacado algo que es susceptible de ponerlo en el escenario de un teatro, o mejor aún, en un centro comercial, un museo, un supermercado, etc… Lo anterior no lo digo yo, ellos lo exponen de una manera parecida en el vídeo promocional de este trabajo en Vimeo. En el que estos profesionales nos comentan que en medio de la práctica de Open body Talks: Conversaciones en movimiento por parejas se generan “diálogos” entre dos cuerpos danzantes que no han hablado nada entre sí, y no menos importante, que no han bailado juntos hasta aquél momento.

 Si esto se hace bien (he allí el peso que recae sobre los hombros de Elías Aguirre,  sobre todo en cómo él gestiona esta situación de bailar con un total desconocido), salen dúos que de profundizarse en su resultado de cara a un montaje escénico (incluido el que sólo se sostenga sobre pautas de improvisación bien ensambladas, conformando una especie de dramaturgia), esto se convierte en una “máquina” de creación espontánea. Un ejercicio que no tiene que suponer un problema que conviva con los modos de creación actuales. Si bien es cierto que los que asociamos con los más “tradicionales” se les puede calificar como artesanales, la irrupción de los códigos más contemporáneas en la historia de la danza desde pioneras como Isadora Duncan hasta nuestros días, nos han demostrado que se puede crear casi desde cualquier sitio, tan sólo falta un marco conceptual bien desarrollado y disponer de una serie de recursos para embarcarse a materializar nuevos proyectos.

Y para aquellas personas que piensen que este trabajo no tiene casi mérito, por traer un “simple ejercicio de improvisación de danza contemporánea a un espacio que se ha delimitado como un escenario”. Les diría que es cierto que “no es gran cosa”, pero lo que no se puede negar, es que las posibilidades que abre en el terreno de la investigación de distintos registros de trabajos para llevar a un escenario, las actualiza. Dado que hasta en danza contemporánea es fácil dejarse llevar por la inercia, de montar una pieza de determinado tiempo para ser representada ante un público y luego éste aplaude…

Algo que diferencia a un profesional de una persona que se le ha ocurrido una buena idea, es que el profesional es capaz de convertir a lo más ridículo, absurdo, insustancial…, en algo que como poco, nos interpela a cada ser humano (incluyendo a los trabajos más abstractos y crípticos). Ha sido precioso ver cómo a bailarines o estudiantes de danza, se les ha dado la oportunidad de canalizar esas ganas que te vienen tras ver una serie de espectáculos de danza.

A este experimento se le pueden extraer tantas lecturas como para escribir un libro. Sin embargo, me quedo también con la idea de que es necesario mostrar al público que no ha estado en una clase de danza contemporánea y menos aún de improvisación. De la de cosas que suceden durante la formación y los ámbitos por los que se desenvuelve alguien de esta exigente y hermosa disciplina. Y así la danza puede llegar a ser mucho más conocida, que de eso también se trata saber programar, más allá de seleccionar estupendos espectáculos para un festival.

 

La segunda jornada del Festival Cuerpo Romo se apropió del patio de la cafetería de los Teatros del Canal

 

 

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