Las muestras del Laboratorio de Danza y Nuevos Medios (en colaboración con la Fundación Zaragoza Ciudad en Etopía, Centro de Arte y Tecnología) nos hacen caer en consciencia de que lo que antes era considerado un límite al que nuestra imaginación no tenía a su alcance explorar, ahora es un horizonte en el que están dirigiendo sus miradas un grupo de profesionales. En lo que se aúnan personas de artes escénicas, música, informática, etc…, en fin, uno de esos contextos en lo que el calificativo “multidisciplinar” queda como una redundancia.
Aún así, todavía queda mucho por seguir desarrollando, para que las ideas no se queden en prototipos que están absolutamente fundamentados en programas informáticos, o bien en pequeñas muestras escénicas. Sino que algún día se distinga sin discusión alguna, que las nuevas tecnologías serán recursos nada desdeñables, para sacarle el máximo partido a un montaje en su proceso de creación. Desde luego que estas premisas dan vértigo, y es difícil a día de hoy vaticinar en qué se traducirán las influencias que llevarán consigo este tipo de investigaciones. De lo que si estoy seguro, es que sean cuáles sean los medios de los que se valgan las artes escénicas para materializar algo que se quiere comunicar, no dejan de ser artesanales.
Basta acercarse a cada uno de los proyectos seleccionados en la edición del 2023 del Laboratorio de Danza y Nuevos Medios para cerciorarse de que los involucrados en los mismos han dado todo lo que tienen en sus manos para no dejar ningún cabo suelto, que no les permita continuar superando peldaños. Por ejemplo: las muestras de Doos Colectivo (País Vasco) Fake Freedom a cargo de Jemina Cano e Iker Pomposo y The A.K.A Project de la mano de Danielle Huyghe y Ferrán Gordillo (Cataluña) tienen en común una de idea que de no sustentarse de marco conceptual adecuado, serían intrascendentes para los avances del desarrollo cualitativo del ser humano. En la medida de que Fake Freedom y The A.K.A Project consiguen que sus postulados se articulen con cosas que ya existían. Es decir: como lo son las experiencias inmersivas de realidad virtual en las que se pueda escoger el cómo continuaría la historia en la que uno esté interactuando, y el elaborar un “diccionario” de movimientos, dando lugar a utilizarlo de cara al montaje de una creación escénica, respectivamente.
Tómese en cuenta que Doos Project parte de premisas que podrían emplazar al ser humano a replantearse sobre los derroteros que le lleva el ir hacia una dirección descartando las otras opciones a su disposición. A riesgo de que lo anterior resulte trivial, yo defiendo que el uso de la realidad virtual o los videojuegos de mundo abierto dejarían de ser percibidos como un “escape” de nuestra vida cotidiana, sino más bien, como vehículos con los que ampliar nuestras perspectivas de la realidad en la que habitamos a diario. Asimismo, The A.K.A Project nos induce a repensar la biomecánica de nuestros cuerpos, en el sentido de que en el momento que dejan en suspensión parámetros tan fundamentales para nuestro imaginario como lo son el espacio y el tiempo, pues, reencontrándonos con una visión algo más intuitiva y primitiva del movimiento corporal humano. Siendo que con el paso del tiempo de estar en sociedad y demás cosas con la que relacionamos en nuestro cotidiano, queda el mismo abocado a una suerte de “domesticación”, incluyendo a los propios coreógrafos/directores e intérpretes de las artes escénicas. Sin olvidar, que constituir un “diccionario” de esta naturaleza, nos posibilita enfocar a la creación y a la investigación desde un lugar donde la memoria y la grabación de vídeo sería un recurso más. O dicho de otra manera: Figuras como Homero y los que hemos encuadrado dentro de los “filósofos presocráticos” nos mostraron el cómo contar la escritura de una lengua en la que uno esté familiarizado, da paso a reflexionar y problematizar con mayor profundidad los temas que estén juego. No sólo quedándose uno con hacer filosofía desde conversaciones más o menos provechosas con nuestros allegados, o con el “Daimón” que habita en cada uno de nosotros, tal y como lo expresó el filósofo Sócrates.
Por otro lado, Alex Pachón (Extremadura) en calidad de integrante de Corea para el desarrollo del proyecto The Kinetic Dance Type, plateó que registrar el cómo ingeniárselas para dibujar en el espacio, por ejemplo, las letras de nuestro alfabeto, nos abre un campo de creación coreográfica. En tanto y cuanto que, interpretar frases de cualquier contenido y género literario a través del movimiento de un bailarín de danza clásica, danza contemporánea, etc…, nos conducirá a dimensiones que nos facilitarían a reconstituir la definición de los lenguajes dancísticos con los que contamos hoy en día. O qué decir sobre que el mensaje que uno quiere transmitir desde una pieza escénica, se le podría componer una mayor «orografía» (si se me permite el término) a la hora de representarlo.
Y en lo que se refiere a la conferencia performática de Álvaro Murillo (Extremadura), titulada Envejecimiento motor y cerebral en tareas duales con ejercicio físico, danza y creatividad en personas con fibromialgia, cabe destacar que exponer los resultados de sus investigaciones como estudiante doctorando de la Universidad de Extremadura, entorno a cómo una práctica asesorada de la danza podría contribuir a amortiguar los efectos degenerativos de quienes se les ha diagnosticado fibromialgia, fomenta al conocimiento sobre la manera en que afecta a sus pacientes en su día a día, y no menos importante, posicionarnos en un lugar que nos posibilite no ver sus síntomas como algo irreversible, sino como una consecuencia de que una serie de variables ha estado operando de una manera determinada. Desde luego que estas investigaciones no garantizan resultados “mágicos” en la actualidad, pero presiento que ayudarán a orientar a sus colegas de profesión. En paralelo, conviene recordar que Álvaro Murillo también es bailarín, entonces aprovechó sus conocimientos y habilidades para exponernos, entre otras cosas, de qué forma diseñar una terapia a la medida de un paciente con fibromialgia podría restaurar los estragos de la degeneración física y neural de sus cuerpos, centrando su atención a al menos dos cosas a la vez. Es decir: bailar la vez que se ejecuta otra acción, con el fin de estimular a los futuros pacientes íntegramente.