Por Antonio Jesús Reyes | Fotos Juan Antonio Gámez
Por un lado, The New Raemon, al que ya vimos el año pasado allí mismo, y poco después en Luxuria con los hispalenses Maga como banda. Esta última simbiosis pop les ha llevado a muchos escenarios, y el del Monasterio De La Cartuja no podía faltar. Daba igual que no hiciera ni un año que los vimos no lejos de allí; el catalán y los sevillanos tienen un público fiel y presente allí mismo. No obstante, la actuación tenía un velo algo oscuro. Ramón Rodríguez, alma creativa de The New Raemon, se retira de los escenarios indefinidamente para sumergirse en otros proyectos, que ya iban siendo muchos: Comics, proyectos musicales paralelos (con María Rodés y Martí Sales, con sus hijas en el grupo Lyona), y produciendo grabaciones de otros artistas, y conciertos y más conciertos… un descanso no está mal. Podrás verle por última vez el 28 de septiembre en Zaragoza, bajo el Festival FIZ.
Así que la noche aunque algo enturbiada, no estuvo exenta de magia…. Ambos grupos dieron un concierto a la limón, intercalando temas; los rebautizados Remaga comenzaron con la desazón de “Risas Enlatadas” de Raemon, y luego Maga contraataca con la nostalgia de un tema de su álbum homónimo que por título lleva “Diecinueve”. La alianza pop funciona, con las voces de Miguel De Rivera con mayor registro, y la de Ramón haciendo el contrapunto, más fuerte, pero efectiva. Sigue siendo curioso que sus letras, sin ser la alegría de la huerta, parece que provocan una especie de catarsis… no tan devastadora como la que provocaría Nacho Vegas, pero este es otro tema. Y hablando de temas, estos se siguieron sucediendo, a veces potentes, a veces delicados sin que faltaran clásicos y nuevos de ambas bandas. Echamos de menos los chascarrillos y opiniones varias de Ramón, imparable en otras citas, esta vez se prodigó poco.Y todo hubiera acabado con “Lo Bello Y Lo Bestia”, que fue lo más aplaudido, pero poco después, guitarra en mano, Miguel se paseó por el jardín sorprendiéndonos con una versión delicada de “Anabel Lee”, de Radio Futura (sí, del poema se Edgar Alan Poe, sí) en el mismo lugar donde Santiago Auserón nos había regalado un montón de canciones recientemente. Otro clásico de Raemon “Te Debo Un Baile” cerró el concierto. EME DJ animó el cotarro post-recital, donde al final, apareció Ramón… al que NO preguntamos que qué pasaba con eso de que iba a dejar de tocar indefinidamente. Los músicos merecen su espacio vital también; no era ni tema ni momento adecuado…
A la noche siguiente, ni más ni menos que Martirio. Se acabó aquello de las peinetas locas con las que nos deslumbraba en el pasado. Ese mero artificio publicitario, ya no hace falta. Ahora sólo queda la artista, y vaya artista. Eso sí, las gafas de sol ahí se quedan. Por motivos técnicos se nos hizo de rogar un buen rato, pero allí apareció con su hijo Raúl Rodríguez, que fue invitado en el anteriormente mencionado concierto de Juan Perro, demostrando ser mucho más que hijo de nuestro objetivo de esta reseña, cuyo nombre verdadero es Maribel Quiñones. La actuación tuvo tela marinera, y es que desde ser miembro de Jarcha, pasando por Veneno (Amador Brothers & Kiko Veneno) y desde 1986 en solitario,hasta esa noche, Martirio no ha parado, y eso se notó en la riqueza de géneros (boleros, copla, fandangos, sevillanas, rap…) que nos mostró y en su interpretación, aderezada con el humor sureño peninsular, que traducido al andaluz se dice tener mucho arte.
El público se impacientaba, y es que hacía tres años que no pisaba escenario sevillano la onubense. Empezar con “Yo Vengo A Ofrecer Mi Corazón” no se puede interpretar como algo al azar;la letra y el título serían un inmejorable resumen de la actuación… no obstante la siguiente, en contraste también, “Madurito Interesante”, ya que el recital fue un conjunto de compromiso y buen humor, y sentimiento, que iba desde los artistas hasta el público y viceversa. Los temas de sus comienzos, convertidos a estilos y ritmos de clásicos ganan una barbaridad y media… lo cual es algo que tenía que pasar; “Separada Sin Paga” ahora suena como debería haber sonado, sin aquellos arreglos de pop-rock. Es decir, casi todo el repertorio de las canciones de su carrera, dado el formato, consistió en eliminar aquello de la fusión, haciendo retornar los temas a la forma que originalmente (o naturalmente) hubieran tenido, eso sí, sin perder ni pizca de chispa. Muchas y grandes ovaciones en La Cartuja, con un público bien numeroso(entre cuyos hombres, había barbas menos recortadas que la noche anterior) que no habían escuchado el falso rumor de la cancelación del evento debido a una lluvia furtiva aquel mismo día, y que en un principio amenazaba con aguar la fiesta. La de Huelva nos anuncia que en noviembre, saca nuevo CD de versiones que salieron de la voz de la fallecida Chavela Vargas, como aquel “Mundo Raro” de José Alfredo Rodríguez, que Martirio cantó para nosotros. Más versiones de lo más clásico que hay en este mundo, de Marifé de Triana, Miguel De Molina, Carlos Cano, Carlos Gardel, y Concha Piquer,“Ojos Verdes”, en el que se despojó de sus gafas de sol por unos instantes.Con clásicos como “Las Mil Calorías” y “Estoy Atacá”, se fueron despidiendo madre e hijo, con muchos agradecimientos y dedicatorias, y no sin que antes ella nos dejara el revolucionario consejo de tener “una boca mu’ grande pa’ chillá’ lo que no debemo’. Y es que la música no es ajena al día a día. Uno de las actuaciones más vividas y sentidas de este año, sin duda.
Nocturama se va acabando… La semana que viene, Santa Rita, el miércoles, y Pony Bravo rematarán Nocturama y el estío hispalense.