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Hace poco estuve charlando con Rocío Cuadrelli: Una profesional de lo escénico que ha llegado a este mundo a recorrer su propio camino.

 

En esta entrevista conoceremos su faceta de docente, actriz y directora en el marco del proyecto Viento Sur Teatro, lo cual nos dará pie a detenernos en algunos de los montajes en los que ha estado involucrada, como lo es Cuadernos de duelo. Pieza que me empujó a considerar imprescindible pedirle una entrevista, dado que ella interpretó el duelo que le supuso el fallecimiento de su padre, Jorge Cuadrelli, con tanta verdad y rigor técnico.

Sin más que añadir, les doy paso a lo que fue mi conversación con Rocío Cuadrelli:

-El proyecto Viento Sur Teatro tiene varios brazos, pero a la vez se puede concebir como un único bloque: ¿Por dónde empezamos?

Viento Sur Teatro es un proyecto global, y dentro de ese proyecto hay cuatro vertientes (como si fuera un árbol con cuatro raíces): la primera, y con la que nos sostenemos económicamente, es la Escuela Viento Sur Teatro. En donde por el mero hecho de que alguien venga aquí a formarse, ya pertenece a la escuela.

Después, está la Sala Viento Sur Teatro, en la que se programan funciones de compañías externas. La tercera es la Compañía Viento Sur Teatro que, dicho sea de paso, fue el origen de este proyecto (pero a día de hoy se ha quedado un poco en un segundo plano), en la que están todas las producciones propias de Viento Sur Teatro, como también estarían presentes las compañías residentes, pero centrarnos en ello ahora, nos llevaría a otro lugar.  

Y la cuarta y última “raíz”, es Viento Sur Teatro fuera de sus instalaciones, es decir: formaciones que damos fuera o proyectos que desarrollamos fuera, por ejemplo, aquí figurarían nuestras colaboraciones con la Universidad de Sevilla o a las que materializamos a través de las juntas de distrito de los barrios de Sevilla.    

-¿Lo último tiene que ver con esas muestras que habéis hecho en las últimas semanas en centros cívicos y demás?

Exactamente, por ejemplo, eso pertenece al proyecto Mujeres Reales.

Por tanto, nosotros llevamos a Viento Sur Teatro a los barrios, a Ayuntamientos que nos contratan, a proyectos relacionados con políticas de igualdad, etc…

-Si no me equivoco, este proyecto nació en 1992 y, luego vuestra sede se inauguró en el año 2013, ¿verdad?

Sí.

-Por otra parte, en vuestra escuela impartís distintas disciplinas teatrales, ¿ello va por niveles o lo ofrecéis como talleres independientes?

Nosotros, dentro de esa primera “raíz”, tenemos cuatro niveles (que están disponibles para estudiantes adultos y para adolescentes). Todas las clases se imparten durante dos horas y media una vez por semana. Todo ello con la intención de dar una formación de cuatro años, y quien se queda todos esos años en nuestras clases, se va con su diploma.

-¿Es un título oficial?

El propio de una escuela privada.

 

Curso de iniciación

 

 

-Hay clown, Commedia dell´arte, iniciación al teatro, etc.… ¿De qué manera ustedes han ordenado a estas disciplinas?

Cuando alguien se acerca a nuestras instalaciones con la idea de hacer teatro, inmediatamente, le planteamos un programa pedagógico. De esta manera, damos una asignatura por año con el fin de que el alumno vaya evolucionando. En el primer año, se da iniciación al teatro: es el acercamiento, es el enamorarse del teatro. En el que hay juegos de improvisación, trabajo de personaje, conocer cómo se hace una puesta en escena, etc.…

En el segundo trimestre de ese año, damos Commedia dell´arte

-¿En serio? Si es super difícil.

Nosotros creemos que para solucionar que el alumno viene como un “pavo” (en lo que se refiere a lo físico), debemos trabajar la presencia escénica. Así, no se dirá un texto sin haber asentado, previamente, una base corporal.

Juan Luis Corrientes (el profesor encargado de la Commedia dell´arte) y nosotros entendemos que esto es como un “filtro”, para comprobar que el que se queda en la escuela está realmente interesado.

-¿Cómo hacéis compatibles a las personas que quieren probar o enfrentarse a sus cuestiones personales a través del teatro, con aquellas que buscan dedicarse profesionalmente al teatro?

Por lo general, el que está en primero, terminó aquí por azar o no se quiere dedicar al cien por cien al teatro: un perfil que tiene un trabajo a parte y le interesa el teatro. En cambio, el que quiere dedicarse de verdad, es el que permanece aquí los cuatro años.

-¿Es posible entrar en vuestra escuela a partir del tercer curso (por ejemplo)?

Sí. No obstante, antes que nada, a ese alumno le evaluaríamos en una prueba de nivel en septiembre. Ya que no nos basta que nos cuenten que han hecho teatro.

Entonces, le pedimos un monólogo si quieren entrar directamente a segundo, luego cantar o un número de clown para quien quiera entrar en tercero, y para cuarto, a lo mejor, una partitura de movimiento.

Hay personas que les he aconsejado que se vayan a segundo en vez de tercero, por el nivel que han demostrado en la prueba.

 

 

 

-En relación a los cursos intensivos que vais a impartir del 3 al 14 de julio de este año (divididos en tres grupos: uno compuesto de niños, otro por adolescentes y el último por adultos), ¿Qué me puedes adelantar?

A esto lo hemos llamado Curso Intensivo, porque lo que queremos es “intensificar” el cotidiano, es decir: que nosotros trabajemos de lunes a viernes.

Este año, concretamente, el curso para adultos tendrá la temática “Shakespeare” y el de adolescentes está más focalizado a la técnica vocal. Por tanto, nosotros intentamos que en esos días la gente que no haya hecho teatro antes, también pueda sumarse; como también, los que llevan unos años con nosotros.

La mayoría de los que han hecho el curso de verano, se quedan. Por otro lado, están lo que sólo tienen tiempo en verano para apuntarse a nuestros talleres.

-¿En qué medida enseñar te ha ayudado a asentar tus conocimientos?

Yo creo que cada año me gusta más la pedagogía: es algo que me llena, mis alumnos me enseñan, porque hacen de las veces de un “espejo”… Yo me he emocionado viendo las escenas: es como si lo estuviese viviéndolo con ellos.

Ha habido veces que me han tomado fotos durante las clases, y salgo con unas caras…

Entonces, yo creo que ellos aprenden, a la vez que me siento orgullosa de su crecimiento. En especial, cuando se trata de esos alumnos que vienen super tímidos y, el último día, nos sueltan un pedazo de monólogo sobre el escenario.

-¿Cómo gestionas eso de que durante unos meses les estás impartiendo clases a tus alumnos y, de repente, llega el momento en que ellos te ven actuar sobre un escenario?

Ese es el público más crítico.

Cuando vienen mis alumnos flipan, porque todos estamos interpretando otro rol. Y, casi siempre, me dan un feedback en el que me dicen: “no me imaginaba que esto fuera así”. Supongo que en el cotidiano la gente me ve más cercana, algo parecido al momento en que te dicen que estás más guapa cuando te ven actuar, y todavía piensas que sigues siendo la misma persona.

-¿Qué curso sueles impartir?

El primer año: iniciación al teatro.

De hecho, lo prefiero porque la gente llega muy ilusionada.

-Seguro que en ese grupo habrás encontrado una gran pluralidad de perfiles y potencialidades, pero siempre desde distintos lugares.

Sí, por ejemplo: en el grupo de los lunes hay dieciocho alumnos, por lo que cada uno viene por motivos diferente: uno para tomarse el botellín de después, otros para dedicarse al teatro u otros que quieren dejar su carrera a cambio del teatro. Y con esta heterogeneidad, hacemos tres muestras finales: una en diciembre a través de pequeñas escenas o monólogos, la segunda sería la de la Commedia dell´arte (marzo) y la última sería como una obra (junio).

-La muestra de Commedia dell´arte suele coincidir con los Encuentros Internacionales de la Commedia dell´arte que lleváis a cabo cada año en Sevilla, ¿no?

Exactamente.

Ya se han hecho cinco Encuentros Internacionales de Commedia dell´arte, los cuales, entre otras cosas, favorecen a que los alumnos se reúnan. Recuerda que ellos van a Viento Sur Teatro en días diferentes.

-Durante esos días se imparten máster class, se representan espectáculos y charlas de especialistas, ¿no?

Eso es.

Nos solemos coordinar con los del CIRAE (Sevilla), la ESAD de Sevilla, y ha habido años que también hemos propuesto actividades en el Antiquarium de Sevilla. Así que nos reunimos varias entidades públicas y privadas e intentamos que la Commedia dell´arte se conozca un poco más en Sevilla.

 

Sur de Leyendas. Foto: Virgilio Shaw

 

 

-A poco que uno se acerque a vuestras creaciones, salta a la vista que sois muy versátiles, es decir: en vuestro repertorio hay piezas dirigidas a la infancia, como lo es la “Estrella de la Ilusión”; otras en las que mostráis las “entrañas” de Andalucía, como pasa en “Sur de Leyendas”; o qué decir de las que abordáis temáticas más propias de la condición humana, como lo son “Contiguo sin ti” o “Cuadernos de duelo”.

O sea, está claro que hacéis teatro, pero ¿hacía cuál horizonte os dirigís?

Cuando empezó el proyecto Viento Sur Teatro, se hacían obras de teatro independiente, por ejemplo: tenemos montajes de principios de los noventa, como Hijo de Europa o Nombre de Mujer. Asimismo, escogíamos un proyecto u otro en función de los actores con los que contábamos en ese momento. Yo destacaría a profesionales como José Luis García o Mar Herrera.

A la par que fue evolucionando Viento Sur Teatro, pasamos por etapas en las que uno de sus fundadores, Jorge Cuadrelli, le dio por representar todas las obras de Molière. Y la verdad que funcionaron muy bien.

Con el paso de los años, fuimos cambiando de actores, como también, fuimos tendiendo a representar obras de “autores vivos”, cuyas dramaturgias son muy diferentes. Por un lado, Sur de Leyendas nació de algo más personal de Maite Lozano (mi madre) y mío…

-¿Te parece que nos detengamos a hablar de “Sur de Leyendas”?

Sí.

-Hay un momento en que Maite Lozano dice algo así como: “veo paisajes (y demás cosas que caracterizan a Andalucía), pero no siento nada”. Para mí eso fue un “golpe sobre la mesa”, porque Andalucía no debería ser vista como un “parque temático” para turistas.

Total.

A nosotros nos movió mucho lo que están haciendo con Andalucía, en la medida de que, sobre todo, la están promocionando como un destino turístico.

Por tanto, lo que queríamos hacer es poner en valor a la tradición oral de Andalucía: hay cuentos de Huelva, Jaén, Córdoba y otro de Granada.

 

 

Sur de Leyendas. Foto: Virgilio Shaw

 

 

-¿Cómo llegaron esas historias a vuestras manos?

En Sur de Leyendas figuran cuatro dramaturgos, por lo que cada uno de ellos se encargó de una de una historia respectivamente.

Yo me ocupé de la de Córdoba, a lo que un amigo me pasó un montón de leyendas cordobesas que interpretaban hace muchos años en radio teatro. Me eché muchas horas investigando, puesto que me topé con cosas de Córdoba que no tenía ni idea.

Entonces, cogí dos de ellas funcionándolas. Eso sí, las preparé para que sean representables sobre un escenario, lo cual nos permitió abordar el tema de la Inquisición y otras cosas que se vivieron allí.

Por otro lado, Nani (Ana Muñoz), fue la que se encargó de preparar la leyenda de Granada, que es la historia de La Dama Cautiva.

La de Huelva, la Mari Manta, se encargó Toni Dellacasa (porque, además es de allí), y El Lagarto de Jaén (la correspondiente con Jaén), se encargó el dramaturgo Tomás Afán.

-Tras verla, me quedé con la sensación de que lo que se representa no pasaría hoy por hoy exactamente, pero hay cosas de ellas que siguen latentes. Por ejemplo: ese diálogo que tiene uno de los personajes de Nina Martínez, en el que dice que está como en un estado “contemplativo” que no le animaba a ponerse a hacer los quehaceres del hogar y tal. Y luego se le acusa de judía, porque coincidió que era sábado.

Claro. Queríamos subrayar que, a partir de esas leyendas, se pueden tocar temas de la actualidad.

-En ese sentido, el monólogo que hace posteriormente Nina Martínez es muy ilustrativo, ya que las luchas de los colectivos feministas no se han solucionado, a pesar de que se han intensificado sus movilizaciones en los últimos años.

Eso es.

De un modo, más o menos similar, el cuento de la Mari Manta habla de un personaje de género fluido. Historias que, en algunos casos, son del siglo XVI.

-Me gusta mucho cómo lo habéis planteado a nivel de dirección, siendo que en vuestras interpretaciones hay algo de dibujo animado (por ejemplo: ese dúo entre Edu Bulnes y Fernando Moreno en el cuento de la “Mari Manta”), pero no caéis en la frivolización de estas historias. De lo contrario, vosotros hubieseis transmitido otro mensaje.

Claro, hay momentos que lo hacemos un poquito caricaturesco, encima, ese dúo les salió a ellos muy natural. Además, como directora de esta obra, ellos me dieron tanto que había cosas que se tenían que quedar.

-“Sur de Leyendas” es capaz de atraer a un público que le interese conocer más sobre el origen de Andalucía en lo folklórico, antropológico y demás cosas por estilo, como también, a un público general que quiera pasar un buen rato con algo con mucho contenido. Y con suerte habrá quién, al día siguiente, se ponga curiosear más sobre leyendas andaluzas.

No sé cómo ha sido su distribución, pero sería ideal que girase fuera de Andalucía, entre otras cosas, porque tengo la sensación de que esta región es muy desconocida, a pesar de que han proliferado muchos estereotipos que hablan de ella y sus gentes.

A mí me encantaría que girase fuera de Andalucía.

-¿Cómo les va en su distribución?

Es una obra con mucho potencial, pero la hemos representado pocas veces: hemos intentando entrar en circuitos y otras convocatorias en las que nos hemos apuntado. No obstante, la movimos más en el verano de 2022, estrenándola en el Corral de la Comedia (Sevilla), en San Juan de Aznalfarache (provincia de Sevilla), en el Festival Noctaria (Alcalá de Guadaíra, provincia de Sevilla)…

Nosotros sacamos algo muy fresco que podría funcionar en los pueblos de Andalucía. De todas formas, la volveremos a representar este verano en San Jacinto los días 18 y 19 de julio, para todas esas personas que se quedan aquí en Sevilla currando.

 

 

Estrella de la Ilusión

 

 

-Parece que no es así, pero existe una profundidad en el contenido de la “Estrella de la Ilusión”, como sucede con las buenas obras de artes escénicas dirigida a la infancia y a la juventud. Lo digo más que nada, porque en la misma ustedes también se dirigen al público adulto.

Estrella de la Ilusión la escribí yo, y luego soy una de las actrices.

-Bueno, eres la “super estrella” de la pieza.

Por otra parte, hay que señalar que esta obra la dirigió Maite Lozano.

Sí, me encanta ir de dorado, y que las niñas digan: “quiero ser como la estrella”.

En realidad, hace tiempo que quería hace teatro familiar, porque Viento Sur Teatro no tiene esa especialidad.

De hecho, cuando una compañía trajo a Sevilla La Pescadora de Sueños de Miquel Crespi, me emocioné. Me pasa lo mismo cuando veo espectáculos programados en el Festival Circada (Sevilla).

Es verdad, que Estrella de la Ilusión contiene una temática que sólo se vende en Navidad, pero cada vez que la hacemos me siento más joven.

Me divierto y los niños son un público tan genuino que, ellos suelen decir lo que piensan, por ejemplo: “esto no es así” o, “estrella eres muy guapa, te quiero”. Cosas que jamás un público integrado por adultos, se atrevería a decir. Salvo algunas señoras mayores de los pueblos.

-Cuando uno de los niños del público suelta un comentario de cualquier tipo, ¿eso les “recarga las pilas” o les distrae?

Depende de qué comentario sea.

Parto de la base que, con este público, hay que romper “la cuarta pared”, o sea: si un niño te habla, no lo puedes ignorar, ya que hay que interactuar con él, poco, pero entrar en su mundo sí. Por lo que se tiene que trabajar la capacidad de improvisar cuando se hace una obra para niños.

-Esto que comentas lleva consigo un buen entrenamiento para cualquier actor. En esta línea, aún hay personas que menosprecian las obras dirigidas a la infancia y a la juventud, porque se asocia que, al haber sido diseñadas para ese público, normalmente, será de “menor calidad”.

Sí, muchas veces dentro de las artes escénicas, tendemos a encasillarnos los unos a los otros.

Hay que valorar por igual a todos los tipos de público.

-Claro que uno puede sospechar por dónde puede ir la obra (como, por otra parte, también sucede con muchas creaciones para adultos), pero la misma no te deja de tener en vilo. Por ejemplo: en la “Estrella de la Ilusión” hay una escena en la que está una señora mayor refunfuñando, y ustedes están intentando que recuerde de dónde ella sacaba su ilusión.

¿Cómo fuisteis elaborando todo ese marco conceptual?

Hay momentos en los que la gente pierde la ilusión. Uno de ellos, es cuando estás perdido en la vida, incluso parece que por ser adulto uno ya no puede tener ilusión por nada. Por eso cuando uno está apático, hay que buscar qué es lo que nos ilusiona ¿Cómo lo haces? Un recuerdo, una foto, una pincelada de alguien que te sugiere hacer algo, etc.…

 

Foto: Rafaela Rodríguez

 

-Quizás estamos demasiado acostumbrados en nuestro cotidiano a limpiar nuestros lugares de residencia, hacer la compra, cocinar, lavar la ropa y demás cosas por el estilo.

Entonces, ¿Cómo evitar perder la ilusión por el oficio de uno, dado que, al fin al cabo, por defecto se rutiniza?

Hay que volver a ser niños.

Yo, concretamente, en esta profesión lo intento, a pesar de que cada día doy clases. Por otra parte, me suelo marcar mini objetivos y me pregunto con qué me sorprenderán hoy mis alumnos.

Es verdad que a veces llego con las energías bajas, pero una vez en clase, me voy motivando. Porque el teatro hace que me motive.

Yo nunca he perdido la ilusión, y por eso sigo queriendo hacer esta obra.

En el fondo, yo haría esto gratis, pero no es posible.

-Seguro que ustedes son testigos de la de locuras que tienen que sortear las compañías que programan acá, para si quiera actuar.

Cierto.

-Arriesgo de equivocarme, Viento Sur Teatro y el Teatro Távora son dos de los teatros que están en Sevilla, más abiertos a aceptar producciones de gente que está empezando en esto.

Sí, lo intentamos.

Por un lado, separamos lo profesional de lo amateur, pero ello no significa que no debamos darle cabida a los dos. Y es verdad que, dentro de la programación de la sala, habría que hacer más hincapié en eso.

Hay gente que es potentísima, pero a lo mejor, todavía no es profesional. Eso lo tiene que saber el público. Al mismo tiempo, hay profesionales que vienen de Madrid a actuar aquí, van a taquilla (porque no tenemos subvenciones en ese sentido) y, de repente, sólo asisten veinte personas a su obra ¿Por qué pasa esto?

Pienso en Buenos Aires, ciudad argentina en dónde se mueve mucho teatro, incluso se llenan las salas que están en las periferias y programan teatro alternativo.  

-Yo sigo pensando que la clave está en generar más público, a la vez de plantear proyectos que fomenten el mantenimiento y el desarrollo de lo que ya tenemos. Si no se genera público, se está interpretando, todo el tiempo, el rol de “persona demandante”.

Eso es.

-Encima, ustedes forman parte de la organización del FEST (Sevilla), participáis en el FOC (Festival Cultura con Orgullo, Sevilla) y proponéis los Encuentros Internacionales de Commedia dell´arte, es decir: no es que ustedes no están siendo consecuentes con una “estrategia” para agrupar público en un grupo de fechas determinado, pero esto, lamentablemente, se sigue viendo como algo demasiado de nicho.

Esto tiene que empezar desde que se es pequeño.

-Cierto. Sin embargo, no sé todavía cómo romper esa convención de que las artes escénicas es para un público muy específico, en lugar de algo con el potencial de ser del interés de todos.

A veces nos creemos que la cultura es para la élite, y aquí en Sevilla, tienes entradas por ocho, diez y doce (al menos, estos son los precios que manejamos en Viento Sur Teatro). Tengo la sensación de que existen personas que han venido a Sevilla a estudiar teatro, y no van a ver teatro con frecuencia.

Al menos, teniendo una escuela de teatro, creamos nuevos espectadores. Asimismo, la gente del CIRAE hace un trabajo muy importante con sus encuentros de lecturas dramatizadas.

No es cuestión de “captar” rollo te vendo lo que sea, sino de generar interés en los demás.

-Muchos van al teatro porque acompañan a su amigo porque su primo actuará esa noche, y dicen que estuvo bien, pero no vuelven en dos años.

Muchos salen del teatro sorprendidos de lo bien que la pasaron. Entonces, que sigan viniendo. Al mismo tiempo, en Sevilla nos gusta pasar mucho tiempo en los bares, pues, id allí después del teatro.

 

Foto: Rafaela Rodríguez

 

 

-Eso se nota más en cuanto llegamos a la Semana Santa, es decir: la afluencia de público va cayendo poco a poco desde esas fechas, salvo para algunas producciones que han cosechado una buena prensa o, en el caso de alguien que es muy querido por sus semejantes.

Me acuerdo que para en el pasado 31 de mayo, estaba programado en el Teatro Távora “Cuando los Girasoles Dejen de Mirar” de la Cía. Antinomia (una compañía de Málaga), pero como en esa semana era el festivo del Corpus Cristi, al parecer no consiguieron darse las condiciones necesarias para llevarse a cabo esta actuación. Acto seguido, esta sala comunicó en sus redes sociales:

“Hola compañer@s, muy a nuestro pesar tenemos que anunciaros el aplazamiento de la obra programada para este viernes 31 de mayo.

Os comunicaremos la próxima fecha.

Parece que los puentes no son buenos para el teatro en estos lares”.

Lo cual contrasta con ciudades como Madrid, que apenas le afectan los puentes y festivos a la hora de atraer público a sus salas.  

En cambio, en todas las salas de Sevilla (salvo el Teatro Central, el Teatro de la Maestranza o el Teatro Lope de Vega) tienden a agolpar lo más atractivo de sus programaciones en los meses de otoño. Así, es fácil que en una semana te veas que tienes que elegir entre tres o cuatros cosas que te han llamado la atención.

Sí, encima en octubre coincide que está la Feria del Libro, el FEST… O sea, todo está hecho como para que no puedas ir a todo.

A veces se tiene la suerte de que ese espectáculo que se estrenó en el Teatro TNT (Sevilla), se vuelve a representar en Viento Sur Teatro en una fecha que sí puedes, lo cual te hace sentir muy afortunado. Sin embargo, no todas las compañías se les brinda la oportunidad de girar su obra en varias salas de Sevilla.

He allí que falta un trabajo más colectivo por parte de todos los que integramos el entramado de las artes escénicas de un territorio. Por eso no nos debemos limitar a poner en valor nuestro trabajo para que las Instituciones Públicas nos apoyen más.

Justo con ese espíritu, nos unimos los que integramos Escenarios de Sevilla (colectivo de teatros alternativos). Evidentemente, todos seguimos tirando para nuestro campo.

Creo que, si estamos más unidos, la cosa irá mejor.

-¿Cómo llevas estar en tantos frentes a la vez?

Lo mismo me levanto un día, en el que tengo que hacer de secretaría y, al rato, tengo que prepararme para ensayar para una obra o para dar una clase: esto de ser polivalente es muy complicado.

 He estado así desde que volví de Bélgica hace seis años por la enfermedad de mi padre, por lo que asumí el rol de directora de la escuela Viento Sur Teatro y las cosas que hacemos fuera de nuestro centro (salvo lo de “Mujeres Reales”). Mientras tanto, Maite Lozano y Ana Muñoz son las que gestionan la sala y su programación.

Menos mal que me apasiona esta profesión, sino…

Por otro lado, está la precariedad porque yo por más “directora” que sea, yo no gano millones.  

-Según tengo entendido, perteneces a la Asociación ADA (Asociación de directoras andaluzas), ¿me podrías hacer un pequeño balance de vuestro primer año?

Me parece muy bonito estar juntas y acompañarnos cuando una estrena o, cuando otra consigue una ayuda…, también el estar hablando de montar un festival de directoras mujeres para el año que viene.

¿Qué pasa? Somos muchas y estamos repartidas por toda Andalucía, es decir: está guay que crezca tanto, pero hay que evitar que nos perdamos en el camino, de lo contrario, no se consolida la red que hemos creado. Yo he escuchado relatos que me han dejado sorprendida, por la de cosas que hace cada una y por lo que han tenido que pasar algunas compañeras.    

-“Contiguo sin ti” las estrenasteis en la edición de la CINTA del 2021 del Teatro TNT, una obra que, por lo común, uno hubiese esperado que la estrenase en Viento Sur Teatro (cuyo texto es de Jorge Cuadrelli).

Sí, por qué no: está bien que salgamos de aquí de vez en cuando.

Lo que pasa es que es complicado entrar en la programación de otras salas, cuando uno ya tiene la suya propia. Fíjate, Cuadernos de Duelo la hecho cinco veces aquí, por qué no puede girar por otras salas de Sevilla.

 

Foto: Rafaela Rodríguez

 

 

-Una de las cosas más fecundas de todo esto, es que el público del Teatro TNT (el cual está acostumbrado a una programación con una línea de trabajo muy afianzada), se enfrente a una obra como “Contiguo sin ti” ¿Cómo os sentisteis estrenándola allí?

Fue una experiencia muy diferente, dado que nosotros trabajamos para que Contiguo sin ti se estrene en la CINTA. Y conseguimos entrar, sintiéndonos que estábamos rodeados de grandes profesionales.

Es verdad que nos preguntábamos si el público del Teatro TNT entrará en nuestro lenguaje que, aunque no sea naturalista como tal, sí que nuestra obra tiene más texto que cuerpo.

Alejandro de Aranda y Celia Dueñas (compañeros que empezaron como alumnos de Viento Sur Teatro) fueron quienes me propusieron emprender este proyecto. Y me animé porque ellos son de esos alumnos disciplinados de los cuales te fías.

Contiguo sin ti comenzó como una obra de microteatro que, en aquél momento, yo sólo me límite a dirigir. Al tiempo, decidimos hacerla en su versión actual.

También hemos estado en la Sala Plof (Madrid) y otros teatros de pueblos.

-A pesar de que este texto no fue escrito, específicamente, para ser representado sobre un escenario, ustedes se las han ingeniado para que sea escenificable.   

Es cierto, porque, en realidad, es un relato.

Por otro lado, en lo primero en lo que trabajo cuando voy a dirigir una obra, es en el cómo va a verla la gente. Sin embargo, en esta obra dirijo y actúo al mismo tiempo, por lo que es complicado auto dirigirse y no tener una referencia de dirección externa.

-“Contiguo sin ti” es como el otro lado de la “Estrella de la Ilusión”, es decir:  se representa las dificultades que tiene el personaje que tú interpretas para conservar la ilusión en la vida y la lucidez. Y aunque ella se intente “proteger” de un ambiente tan turbio con su ingenuidad, será inevitable que el mundo que le rodea le termine atropellando.

Los personajes de esta obra a mí me encantan, entre otras cosas, porque yo soy muy dramática.

Además, cada uno escribimos una biografía de nuestro personaje. Después, nos pusimos a enlazar un personaje con el otro a través del tipo de relaciones que han tenido hasta el momento de la obra: Algo así como una novela turca.  

-Esa es una de las cosas que convendría hacer en un “trabajo de mesa”.

Al final, presenté a mi personaje como una “lolita” que juega con su sensualidad y su ingenuidad, pero en el fondo, alberga maldad. La clave estaba en que haya personajes que no sean buenos ni malos.

-Tu personaje a veces “juega sucio”, pero si le hacen algo parecido se queda super descolocado. Sin embargo, en ese contexto no hay escapatoria y todos se terminan lastimando los unos a los otros

Total.

Lo más potente es que estas cosas también pasan en la vida real.

-Sí y, por ese motivo, es muy fácil sentirse identificado con alguno de estos tres personajes y sin que, necesariamente, esa situación esté enmarcada en un prostíbulo.

Todos los personajes lidian con sus contradicciones, esta obra es un preguntar: ¿Quién de todos te da más pena?

-Por eso el conflicto es de los principales motores de la acción dramática. Además, la cosa es tan asfixiante y está tan viciada, que a uno se le pasa por la cabeza que la obra podría acabar en diez minutos o en tres horas, puesto que ella siempre nos deja en puntos suspensivos.

Así, ustedes abordan el tema de las relaciones humanas: ¿este individuo es tratado como un “objeto de consumo” o es alguien que representará una etapa de la vida de alguno de los personajes?

Eso es.

 

Cuadernos de duelo. Juanjo Palacios

 

-Lo que más me impactó de “Cuadernos de duelo” fue la frase: “el teatro como una manera de hacernos preguntas públicamente”.

En “Cuadernos de duelo” la clave no está en distinguir lo “íntimo” de cuestiones de “interés público”, sino en realidad, de identificar qué puede valer de nuestra experiencia para que se potencien debates que precisan ser más visibilizados.

¿Cómo equilibrar el montaje y la dirección de una obra de estas características?

Yo soy una persona transparente, así que no tengo tapujos a la hora de escoger qué contar o no. Supongo que el haber vivido un tiempo con mis padres en una comuna comunista me ha ayudado a ser una persona abierta de mente, que no tiene problemas de hablar de sus emociones y, en esta obra en concreto, hablo del duelo.

¿Por qué hemos de guardar estas cosas en un cajón, vestirnos de negro…?

Cuadernos de duelo la escribí a raíz de encontrarme una maleta de mi padre, en la que hay poesías preciosas e incluso, cuentas en las que constaba lo que le pagaba a los profesores de Viento Sur Teatro. De esta forma, me fui conectando con las vivencias de mi padre a lo largo de un verano y sentí que tenía que contar el cómo he vivido yo mi encuentro con sus cuadernos, no tanto quién fue mi padre.

-Se han hecho homenajes y reivindicaciones a la figura de Jorge Cuadrelli, porque ha sido importante para entender la realidad teatral de Sevilla de las últimas décadas. Sin embargo, tú como su hija, no deberías ser un “objeto de documentación” de su legado.

Cierto.

 

Foto: Rafaela Rodríguez

 

 

-Eso sale más a relucir en la segunda parte de la obra, cuando hablas más de cómo has gestionado este duelo en tu día a día. Por eso, desde mi punto de vista, “Cuadernos de duelo” es y no es un homenaje a tu padre.

Hay algo de homenaje, pero no quería que la cosa se quedara ahí. Entonces, yo tenía ganas de conocerme un poco, para que la gente deje de etiquetarme como “la hija de Jorge Cuadrelli”: hay gente que me sigue viendo como si todavía fuese una niña.  

De todas formas, esta obra fue algo que me encontré en el camino, no algo que instrumentalicé para una terapia.

-En esta obra te atreves a mostrar muchas de tus vulnerabilidades, a pesar de que es posible de que, a más de uno, ello le impulse a no tomarte como una persona madura e íntegra.

No sé si recuerdas que en el final yo mando a todo el mundo a la mierda, y esa frase para mí es potente porque nunca la digo. A dónde quiero llegar, es que esta obra me ha ayudado a madurar como actriz y como persona.

Yo tengo ganas de que esta obra gire y que la gente hable de sus duelos, así que me las he ingeniado para representarla en las próximas semanas en Mallorca, Bélgica e Italia.

-En los últimos cinco años (por poner una cifra) el tema de la auto ficción se ha hecho presente, y a diferencia de muchas obras de este género, tú te vales de un espacio privilegiado (como es tener a un auditorio atento a lo que haces sobre un escenario) para impulsar que nos pongamos en serio con esto de gestionar nuestros duelos, nuestra salud mental, etc…, al margen de que partas de tus experiencias y pensamientos personales.

En primer lugar, busqué que esta obra siguiese un orden cronológico, y luego lo fui traduciendo a un código más teatral.

Mi padre me decía una frase (cuando yo de chica estaba con eso de querer “cambiar al mundo”): “Si no puedes cambiar el mundo, al menos que el mundo no te cambie a ti”.

-Pienso que tu obra consigue que nadie se sienta menos que nadie: es un trabajo maravilloso y muy potente.

 

 

 

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