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Hace poco estuve charlando con cuatro integrantes de Mujereando. Esta compañía establecida en Sevilla, ha demostrado en cada una de sus creaciones una verdad y contundencia que, ya muchos quisieran tener su presencia escénica cuando están sobre un escenario.

 

En las dos partes de esta entrevista, se han desplegado testimonios de lo más estremecedores sobre lo que han vivido mujeres en situación de sin hogarismo (como en el caso de Emilia Gálvez Acebal y el de Rosa Quiles) y profesionales del trabajo social que consideran necesario posicionarse para dar lugar a algún cambio (como es el caso de Carmen Tamayo). En esta línea, Mujereando es para mí toda una referencia, de que desde las artes escénicas, existen senderos en donde reinsertar a muchos individuos, cuyo talento y entrega se han visto menguados por sus dificultades derivadas  de perseguir cubrir sus necesidades básicas en su día a día.

Sin más que añadir, les doy paso a la segunda parte de lo que fue mi conversación con Emilia Gálvez Acebal, Rosa Quiles, Macarena Machado y Carmen Tamayo:

-Ustedes han crecido muchísimo, por ejemplo, han llevado a cabo giras que numerosas compañías en España no han hecho: en número de funciones y en proyección a nivel nacional.

Carmen Tamayo: Sí, hemos estado en Bilbao un par de veces, en Donostia…, en Radio Nacional de España adaptamos El quejío de una diosa a radio- teatro en el programa Ficción Sonora, que ellos decían que era la primera que se hacía esto con “gente no famosa”, porque por lo común, allí actúan actores y actrices de mucho renombre.

Y todos se quedaron alucinados. De hecho, el director del programa destacó la generosidad de las actrices, y encima se hizo con público en directo. Cosa que los demás profesionales no lo hacían.

También hemos actuado en la Universidad Complutense (Madrid), en Getafe (Comunidad de Madrid), Mallorca…

-Mientras tanto, según Hogar Sí, en la actualidad, hay más de treinta siete mil personas sin hogar en España.

¿Cómo gestionáis que estáis en una mejor posición que la inmensa mayoría de las personas sin hogar?

Emilia Gálvez Acebal: Eso me duele el alma.

Rosa Quiles: Es muy frustrante, porque siento que no puedo hacer nada ante tanta violencia.

Macarena Machado: Yo me siento muy afortunada desde la estabilidad que tengo, gracias a mi familia. Que, perfectamente, pude haber pertenecido a un colectivo en riesgo de exclusión social.

Yo sé que hay muchas personas sin hogar que no están en esa cifra, lo cual me despierta interés saber el por qué esa persona está en situación de calle, y luego le cuento que en Solidarios Para el Desarrollo (plataforma dedicada a acompañar a personas sin hogar, y demás personas en riesgo de exclusión social) hay actividades, se da un cafecito, etc.…

-En “Callejones sin estrellas” queda claro lo elemental que es disfrutar de una red de apoyo, un hogar para estar con dignidad, etc.… Sin embargo, vivimos en un país en que abordar esta realidad no es una prioridad.

 

¿Por qué?. Foto: Sema Saborido

 

 

Carmen Tamayo: En las ciudades se da más prioridad al turista que a los que viven en ellas.

-Existen muchos municipios en España en donde te multan con cientos de euros por buscar comida entre la basura. A pesar de que quien busca en la basura siente que no tiene muchas más opciones.

Macarena Machado: Otra cosa curiosa es que los recursos sociales que hay no dan abasto, y puede que esa persona que estamos viendo en la calle está porque no pueden entrar a dormir a un albergue o lo que fuere. 

Emilia Gálvez Acebal: Yo en su día, había heredado la vivienda de mis padres, entonces había personas que le daban cama antes que a mí.

Luego terminaba en una ambulancia que me derivaba a psiquiatría, y me decían: “ya está esta otra vez con lo mismo”.

-Sin olvidar, que los que tienen un perrito a su cargo, no suelen permitirles acceder a los albergues porque no se aceptan animales. Y probablemente, ese perrito es el único apoyo y amigo que tiene esa persona.

Macarena Machado: Sí, una va por la calle Sierpes (Sevilla), y ves que están allí entre cartones, muy bien cuidados.

Carmen Tamayo: Hace no mucho, si uno no está empadronado en Sevilla no te pueden atender los servicios sociales. Ahora, ¿Cómo se va a empadronar una persona que está viviendo en la calle?

En Sevilla, gracias a la presión que hemos hechos a través de las entidades, conseguimos que una persona sin hogar se empadrone en “la calle”. Y así, uno puede intentar acceder al Ingreso Mínimo Vital, el Salario Mínimo Social… El caso es que todas estas ayudan exigen como requisito estar empadronado.

¿Qué pasa? Han habido casos en el que ha llegado el expediente de personas de este colectivo a estadística, los echan para atrás en sus solicitudes. Esto cada vez se está haciendo más frecuente.

-¿Por qué son tan exigentes con personas que, digamos, no tienen mucho “margen de maniobra”?

Carmen Tamayo: Yo que trabajo en este gremio, percibo una falta de sensibilidad y de empatía horrorosa, por parte varios de los profesionales.

-¿Ustedes se han sentido deshumanizadas por algún trabajador de los servicios sociales?

Rosa Quiles: Yo de alguna manera sí.

Emilia Gálvez Acebal: A mí me han echado del albergue después de haber conseguido cama. Porque a la hora de comer coincidía con un montón de hombres en la mesa: Yo soy intolerante a la lactosa, entonces mientras uno se comía el yogur le chorreaba y me preguntó si quería leche.

Un día tras otro permanecí callada, hasta que no pude más y pegué un porrazo en la mesa y solté una barbaridad, a lo que el segurata me dijo que me tenía que ir a la calle porque “no cumplí las normas”.

Yo me preguntaba si eso son “normas”.

 

Foto: Rafaela Rodríguez

 

 

-Se les aboca a dinámicas de auto vigilancia para ir subsistiendo, al estar ustedes expuestas a reprimendas más o menos arbitrarias.

De cualquier modo, todavía hay profesionales que no caen en ningún tipo de negligencia y otros hacen todo lo que está en sus manos.

Macarena Machado: En los servicios sociales hay usuarios más educados y otros menos educados, y lo común, es que los profesionales los tratan a todos por igual, ya que no se fían.

Carmen Tamayo: También es que a las personas sin hogar se les trata como si fueran niños, como si no fuesen personas adultas capaces de tomar decisiones. Hasta el punto de que hay “castigos”, diciéndoles cosas como: “si no haces esto, entonces tal…”.

-Que conste que le perfil mayoritario de las personas sin hogar, es hombre mayor de cuarenta años.

Carmen Tamayo: Sí, pero esto ni con treinta.

Macarena Machado: A dos compañeras las han dejado sin actuar o sin ir a las quedadas de Mujereando, por uno de esos “castigos”.

Carmen Tamayo: Una compañera le “castigó” el director de un albergue con lo que más ilusión que le hacía en la vida, es decir: actuar.

Rosa Quiles: Lo que yo digo es que la castiguen con otras cosas, sobre todo si esa persona tenía un problema mental.

-Entre otras cosas, aquí hay una falta de coordinación a la hora de llevar a cabo un proyecto de integración para con esa persona. Que, según lo que yo tengo entendido, es que estos planes sociales están destinados a que todos salgan de esa situación de exclusión social.

¿O acaso esas personas no tienen expectativas sobre las posibilidades que alberga el proyecto Mujereando en ustedes?

Carmen Tamayo: Yo he tenido enfrentamientos con compañeros de la profesión por ese tema.

Aunque es verdad que con toda la trayectoria que llevamos recorrida, la cosa ha mejorado. Pero al principio ha habido gente que pensaba que esto eran “pamplinas”.

La primera vez que actúo Mujereando cayó muchas bocas, como también, ha pasado por un proceso de transformación que yo no me lo esperaba. Por ejemplo: cuando se creó Mujereando, al ser algo específico para mujeres, despertó en varios hombres que acudía al lugar donde ensayábamos, un odio. Frases como: “¿cómo es que hay cosas sólo para mujeres? ¿y nosotros qué?” Entonces nos increpaban antes de los ensayos.

De hecho, todas quedábamos en el cuarto de baño que estaba al principio de un pasillo, para que todas vayamos todas juntas para los ensayos.

Cuando ellos las vieron actuar por primera vez, cambió todo.

 

Invisibles. Foto: Sema Saborido

 

 

Emilia Gálvez Acebal: Y ahora ellos nos vienen a ver siempre.

Carmen Tamayo: Nosotras dejamos asientos reservados para que vengan a vernos compañeros.

Macarena Machado: Cuando actuamos en CIRAE (Centro de Investigación y Recursos de las Artes Escénicas de Andalucía, antes conocido como el Centro de Documentación), muchas personas se quedaron sin poder entrar a vernos.

-¿Por qué Mujereando no está abierto a trabajar con varones sin hogar?

Carmen Tamayo: Porque en Sevilla no se está abordando la problemática del sin hogarismo desde una perspectiva de género. Por otra parte, según las estadísticas, es menor el número de mujeres en situación de calle en relación al número de hombres, por tanto, no se están teniendo en cuenta los criterios de vulnerabilidad a los que ellas se someten.

Primero, como personas sin hogar, que sufren muchas violencias institucionales y ciudadana (gente que pasa de largo, que les criminalizan, que no les quieren ver, etc.…), luego está la violencia que la sufren ellas por el mero hecho de ser mujeres.

-¿Qué les dirías a aquellos que te señalarían como una persona que está “colectivizando”, es decir: que por el hecho de ser mujeres ya las estás convirtiendo en “víctimas”?

Carmen Tamayo: Yo no las estoy “victimizando”, más bien les estoy ofreciendo una herramienta para que ellas sanen todo ese dolor causado por la violencia.

Y trabajo con ellas, específicamente, porque creo que ellas necesitaban un espacio donde poder sacar todo eso: gritarlo, bailarlo, llorarlo, dibujarlo o escribirlo.

-¿Y a los que afirman que “la mejor política social para con esas personas, es focalizarse a que obtengan un empleo”?

Carmen Tamayo: Pues, a las actrices de Mujereando se les da de alta cada vez que actúan.

Emilia Gálvez Acebal: Trabajamos un día y cotizamos tres.

Carmen Tamayo: Allí están los ensayos, los días de montaje, las actuaciones…, y todavía no están cobrando lo que realmente se merecen.

 

Ensayo Etiquetas. Foto: Sema Saborido

 

 

-En eso, también, ustedes se parecen al resto de los profesionales de las artes escénicas en España.

Carmen Tamayo: Sí, pero la verdad es que año a año ellas se lo han ido ganando. Como muestra de poner en valor la generosidad y valentía que hacen estas mujeres.

Macarena Machado: Todas tenemos el aliciente de que debemos sabernos los textos, de interiorizarlo… Cosas que nos dan una ocupación en el día.

-¿Cómo ha sido el proceso de posicionar a Mujereando como una compañía profesional?

Carmen Tamayo: Mujereando lleva diez años, y todo se ha dado de un modo natural en las personas que nos han llamado para actuar. Poniendo en valor la profesionalidad del trabajo de Mujereando.

Yo les digo que la gente paga una entrada, por eso no cabe que hagamos cualquier mamarrachada. Asimismo, que las cosas hay que trabajarlas, porque el teatro es algo que nos los tomamos muy en serio.

Macarena Machado: Carmen siempre nos ha dado esa pasión y esa entrega, la cual nos la ha inculcado.

Carmen Tamayo: Yo empecé con esta metodología de trabajo con adolescentes, y luego estuve con niños más pequeños. De allí he estado en contra de esa idea de que si se trabaja con niños no pasa nada que se hagan cosas “cutres”.

Yo pienso que, si cada uno da lo mejor de sí desde su lugar, se alcanzan cosas grandes.

Yo me acuerdo cuando estrenamos una obra con un elenco de niños mayores de cinco años, Aquí no hay quién nade, en el que los niños eran unos “peces” en una “pecera” (habiendo trabajado la personalidad, el vestuario…, de cada pez), a modo de crítica al mundo de los adultos. Se representó cómo veían el mundo de los adultos, cómo veían a sus padres, que no les gustaba de “ser mayores”, etc…

Ese es un ejemplo de las obras que construíamos a partir de lo que ellos querían contar.

-En torno a las problemáticas que llevan consigo las compañías que trabajan en relación a lo social, percibo que muchos programadores escogen a este tipo de compañías cuando plantean un marco o un ciclo de “artes escénicas sociales”, “artes escénicas contra las violencias machistas”, etc.…

¿Ustedes han conseguido actuar dentro de las programaciones regulares de los teatros?

Carmen Tamayo: La gran mayoría de nuestras actuaciones han sido dentro de esos ciclos, pero si nos han programado fuera de los mismos.

De hecho, cada mes de noviembre se celebra la semana de las personas sin hogar en mogollón de sitios de España, y el veinticinco de noviembre es el Día Internacional Contra la Violencia hacía las mujeres. Por tanto, noviembre es el mes que más nos llaman.

De cualquier modo, nosotras queremos romper con eso, porque a mí, personalmente, me da coraje eso de las “etiquetas” que pueden dar a entender, que el teatro social es un “teatro de segunda”.

-Claro, porque el “teatro social” está hecho por personas que están muy “politizadas”.

 

El Quejío de una Diosa. Foto: Sema Saborido

 

 

Carmen Tamayo: Yo formo parte de ADA (Asociación de Directoras Andaluzas), y nosotras siempre tenemos que estar reivindicando que lo que hacemos es teatro profesional, y sin tener por qué poner ningún tipo de coletilla. He allí que queremos actuar en cualquier espacio como cualquier otra compañía.

Confiamos que con el tiempo conseguiremos uno de nuestros objetivos, que es conseguir una casa para Mujereando. Porque Rosa está en un piso de inserción…

-¿Al estilo de las experiencias que se han tenido con el programa Housing First?

*Desde finales/principios de los años ochenta en Nueva York (Estados Unidos) se puso en funcionamiento un programa piloto, basado en la idea de que si una persona sin hogar vuelve a vivir en unas condiciones materiales dignas con asesoramiento profesional, es cuestión de tiempo, para que ésta vuelva adquirir una red de contactos, esté más preparada para aspirar a ser contratada para un empleo, etc…

Carmen Tamayo: Por un lado, está la metodología, pero ponerlo plenamente a la práctica depende de que haya dinero.

En el caso de Sevilla (que es lo que yo conozco), con los fondos Next Generation de la Unión Europea Hogar Sí está implantado el Housing Led, es decir: habilitar un piso compartido entre persona sin hogar, que es diferente al Housing Firts, que sería una vivienda por persona.

¿Qué pasa? Estos fondos europeos estarán operativos hasta diciembre de 2024. Por tanto, si no se renueva el proyecto, ellos volverán a la calle.

-Según lo que tengo entendido, este programa busca garantizar una estabilidad a sus usuarios hasta que consigan estar reinsertados del todo. Si la cosa se queda a mitad o apenas ha empezado, las consecuencias podrían ser contraproducentes para ellos ¿no?

Carmen Tamayo: Claro. Hasta puede suceder que esa persona ya no salga de estar en la calle: te lo digo yo.

-Actualmente en España, hay muchas Comunidades Autónomas y Ayuntamientos que están siendo gobernados por la coalición Partido Popular- Vox. En donde parte de sus integrantes, ponen en duda la existencia de la violencia de género, o ya no hablar sobre la necesidad de visibilizar la realidad de las personas sin hogar.

Encima, en los últimos meses se han sucedido varias “cancelaciones” de espectáculos ya contratados, porque abordaban contenidos de “ideología de género”, “promoción de la homosexualidad”, y demás cosas por el estilo.

¿Cómo os enfrentáis a este contexto?

Carmen Tamayo: Nos contrataron para participar en algo que había organizado la Diputación de Cádiz, llamado Calidoscopicas, destinado a mujeres artistas. Total, que la que estaba preparando el proyecto me avisó que aunque ella lo estaba diseñando, había posibilidad de que se lo echaran para atrás. Menos mal que al final no lo censuraron.

-Es sorprendente la de años que han pasado de la repercusión que causó la canción “Malo” de Bebe, y aún haya lugar a estar en estas.

Macarena Machado: Es horroroso que, a además de haberlo sufrido, tengas que justificarte.

-Lo cual puede reforzar el “efecto burbuja”, en el sentido de que os resultará más difícil entrar en las programaciones regulares de los teatros.

Carmen Tamayo: Una cosa que últimamente la tengo muy presente, son las voces que me ha preguntado por el por el por qué no contamos lo que contamos desde la comedia. Porque “así llega mejor”.

-Eso es muy grave.

Carmen Tamayo: Sí.

Yo lo que digo que cada uno cuenta las cosas desde dónde quiera. A lo que añadiría que, si ellos hubieran estado en los procesos creativos de Mujereando, no se hubieran atrevido a preguntar eso.

Rosa Quiles: Nosotras sólo contamos la realidad.

Carmen Tamayo: Hace poco estuve en un encuentro de creadoras de las artes escénicas en Córdoba organizado por la Junta de Andalucía, llamado Precipicio de cristal, en donde hablamos de la brecha de género que hay en el sector, las condiciones precarias a la hora de ejercer, etc… Fue donde me reafirmé en que está bien que cada uno cuente lo que quiere contar desde su lenguaje, porque no creo que haya una manera de contar que sea superior a otra.

Macarena Machado: Ha habido hombres que me han dicho que nosotras les hemos ayudado a transformarse, incluso hasta llegar a aplicarse estas cosas a ellos mismos.

Uno que trabajaba en una cárcel de Mallorca, nos pidió que fuéramos allí a compartir con los hombres que están cumpliendo condena. Siendo que unos cuantos están en uno de los módulos por, precisamente, violencia de género.

 

Invisibles. Foto: Sema Saborido

 

 

 

Carmen Tamayo: Otra compañera que había sido víctima de violencia en su núcleo familiar, me contó que por fin había entendido a su madre, puesto que dentro de sí había algo que no le permitía entender el por qué ella no cogía a los niños y se marchaba. Así, consiguió perdonar a su madre.

Aún con todo, nosotras contamos con pocos medios. De hecho, Callejones sin estrellas ha sido lo más, porque nos han ayudado con los marcos, hemos llegado a comprar la ropa de las actuaciones en mercadillos y demás. Antes, cogíamos sillas de la basura…

El vestuario de Tu momento: Invisibles nos lo regalaron a raíz de una gala de entrega de premios del festival de cine FAISEM que nos invitaron para actuar. Y cuanto nos ofrecieron su colaboración, les pedí que nos comprasen una ropa negra sencilla, ya que el negro para escena luce y así no estar como va cada una. 

Y los niños que nos han visto porque los padres no tenían con quien dejarlos, siempre se quedan muy quietos. Mi sobrina de tres años que es puro nervio, a ella no se le escuchó en todo el teatro al estar embobada.

Al día siguiente le pregunté si le había gustado y qué es lo que más le gustó, y me dijo “las ventanas, las luces y los sonidos”.

Macarena Machado: Una sobrina mía con cinco años, se emocionó con Tu momento: Invisibles.

Y esas  niñas serán las mujeres del futuro.

-Lo que contáis, confirma que tenéis un magnetismo muy fuerte. Eso sumado a la puesta en escena de “Callejones sin estrellas”, que es muy mágica.

Por ello defiendo que ustedes no instrumentalizáis a las artes escénicas para contar lo que contáis, sino que montáis obras que abordan temas muy concretos.

Emilia Gálvez Acebal:  Muchas gracias.

Carmen Tamayo: Se suele decir que, cuando la necesidad aprieta la creatividad se agudiza.

-A mí ya se me han acabado las preguntas, ¿hay algo que les gustaría añadir?

Macarena Machado: (en eso de cómo nos ha transformado el teatro) Yo he observado cómo mis compañeras vinieron con una mirada cabizbaja y, poco a poco, sus ojos son como los de una niña. 

Carmen Tamayo: ¿A ti Macarena cómo te ha cambiado?

Macarena Machado: Para mí ha sido una experiencia única de vida

Emilia Gálvez Acebal:  Yo quizás no estaría viva.

 

 

Carmen Tamayo: “Nosotras hacemos lo posible por montar obras que lleguen hondo, que transforme miradas”.

 

 

 

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