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El próximo 18 de septiembre se estrenará en el Teatro Távora, TO`ROTO, de la mano de la compañía La Huacha. Sin lugar a dudas, será de las maneras más sugestivas de cómo este teatro sevillano, ha empezado la programación de una nueva temporada.

A finales del año 2020 se convocó un plebiscito en Chile para resolver si se daría inicio un proceso constituyente que dejaría atrás la constitución de los años ochenta, que fue redactada bajo la dictadura militar de Augusto Pinochet (que cabe señalar, que a la misma se le han hecho reformas puntuales a lo largo de los últimos años). El resultado fue contundente, más de un 78% de los sufragios daban pie a encaminarse a la redacción de una nueva constitución para este país. Y tras un año de elaboración por los “convencionales” elegidos  tras un proceso electoral de listas abiertas, se alcanzó poner el último punto y aparte a lo que pudo haber sido una de las constituciones más progresistas de Latinoamérica.

He allí que el pasado 4 de septiembre se llamó a las urnas nuevamente a los chilenos, para aprobar o rechazar dicho texto. Que ya desde el principio no dejó de saltar las alarmas en varios sectores (y no sólo me refiero a los más «nostálgicos» de la dictadura, que revocó al gobierno legítimo del presidente Salvador Allende), dado que había ciertos puntos que no estaban demasiado detallados, como el qué significaba el que las comunidades de los pueblos originarios que habitan regiones de lo que llamamos hoy día Chile, responderían al sistema judicial que ellos mismos se dan. O cosas ya tradicionalmente controversiales, como que el derecho al aborto, el que los servicios hídricos del país iban a ser gestionados desde las instituciones públicas, etc.… Estas son varias de las cosas que no consiguieron cristalizarse en un consenso suficiente el día que se iba a llevar a cabo el plebiscito, siendo que el 61,86% de los que ejercieron su voto el día del dicho plebiscito,  votaron  “rechazo”.  

Foto: Hugo Fuentes

Foto: Hugo Fuentes

 

De esta manera, Chile está en un arduo proceso en el que la inmensa mayoría de su sociedad está de acuerdo en que el texto constitucional vigente ha de pasar por cambios, e incluso una importante cantidad de ciudadanos se suman a la idea, de que del  actual presidente, Gabriel Boric, esté entregando de lleno a que se dé inicio a un nuevo proceso constituyente en el que se vuelva a escoger al grupo de “convencionales” que redacten una nueva constitución (u otro mecanismo que falta por determinar), y esta vez recogiendo los aprendizajes del camino ya recorrido. Sea cual sea la postura que se adopte de cara a este proceso, tengo la convicción de que este país saldrá más maduro y fortalecido. Ojalá otros países (incluidos los que presumen de estar en el llamado “mundo desarrollado”) tomaran nota de esta lección de democracia que nos está impartiendo Chile y su ciudadanía.

Esto no nació de la nada, la imperfecta democracia chilena se retomó, entre otras cosas, desde la anomalía de una transición “equilibrada” en la que el dictador Augusto Pinochet entrega el poder a las nuevas instituciones públicas; eso si, que las mismas se mantuviesen bajo la vigilancia de la vieja guardia que ostentaba dicho régimen (situación que permaneció intacta, hasta hace relativamente poco tiempo). Y justo las masivas movilizaciones a cargo de una parte importante de la ciudadanía, que se desencadenaron en Chile a partir de octubre de 2019, fueron la que hicieron que el gobierno del presidente conservador Sebastián Piñera, asumiera que la única manera de calmar el ambiente de reivindicación e indignación era empezar este proceso constituyente.

Piénsese que al margen de la propaganda neoliberal que perfila a Chile como uno de “los mejores” países de Latinoamérica por sus cifras macroeconómicas. El caso es que en dichas cifras no se suele atender lo suficiente, a que es de los países  más desiguales de América latina, que el acceso a la sanidad es de facto complicado por las largas listas de espera, o las ridículas pensiones que les queda a la población tras muchos años de pagar sus impuestos, a pesar de que en muchos casos, sus sueldos no les ofrecían grandes márgenes de maniobra…

 

En este contexto la compañía chilena La Huacha Circo- Teatro presenta TO`ROTO, obra que “nace como un grito interno, un medio por el cual expresamos nuestro sentir a raíz de la revuelta social que comenzó el 18 de octubre de 2019 pero que estuvo durante años desarrollándose en las calles, una creación inspirada en quienes no tienen una patria, sino más bien, son expulsados de ella”.  Por tanto, estamos ante un trabajo que nos ayudará a comprender un poco más la genealogía que ha hecho tan especial todo este proceso de reconstrucción de Chile, que nos ha tenido a unas cuantas personas que no somos chilenos o que ni hemos visitado dicho país, tan interesados como si de nuestro propio país se tratase.

Si más que añadir, les derivo con la sinopsis de TO`ROTO esta compañía residente en la ciudad de Sevilla:

“Dos personajes marginados por la sociedad chilena conviven en la miseria del Chile neoliberal. Bajo este contexto deberán tomar una decisión cuando la «propiedad privada» les obliga a abandonar el lugar que habitan.

Esta obra se desarrolla con variadas técnicas en escena que comprenden el circo, la danza, el teatro y la interpretación musical”.

 

TO`ROTO de La Huacha Circo-Teatro oscila entre lo onírico del mundo del circo, y la crudeza de la realidad social que se ha vivido en la historia reciente de Chile

 

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