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El Paraninfo de la Universidad de Zaragoza prestó su patio interior para desarrollar la tercera jornada de la vigésima edición del Festival Trayectos. Festival perteneciente a la Red Acieloabierto.

 

 

Foto: Mimöi

Foto: Mimöi

 

IVAN BENITO. Aragón. (Estreno)

CONFUSIÓN

Coreografía e interpretación: Iván Benito

Cuando uno aborda en artes escénicas un viaje interior de un personaje en concreto, entiendo que se debe plantear al cuerpo del intérprete como una suerte “ventana” en la que, nosotros los espectadores, podemos hacernos una idea de con qué “paisajes” está interactuando dicho personaje. Por tanto, la información debería dirigirse al público de un modo progresivo y distinto, y de haber algún sobresalto o contrapunto, ello respondería a la detonación de aquello que se ha estado germinando. Lo cual implica que el movimiento que ejecute el intérprete debe estar al servicio de la dramaturgia, no valiendo, por supuesto, recurrir en exceso a cosas que por un motivo u otro ya están trilladas, al ser a día de hoy predecibles.

Entonces, ¿Cómo tratar un tema que se ha convertido en todo un género como lo es la salud mental, aportando algo nuevo? Lo digo más que nada porque presiento que Iván Benito más que desarrollar un discurso propio sobre el “trastorno delirante o psicosis paranoica, donde la persona cree que «está siendo atormentado, seguido, engañado o espiado con la intención de hacerle daño”, él lo que ha hecho es traducirlo desde su lenguaje, en vez de encarnarlo y, a continuación, iniciar el proceso de interpretación. De todas formas, de un lugar a otro hay una fina línea.

No con esto quiero desmerecer el empeño y cariño que ha concentrado este profesional aragonés para el montaje y la posterior representación de Confusión. En realidad, yo le invitaría a reflexionar sobre qué movimientos son imprescindibles para comunicar lo que quiere comunicar; a volver a responder a la pregunta ¿Qué tiene más peso: el que se reconozca las etapas por la que pasa su personaje de un modo supuestamente “universal”, o arriesgarse a compartir un viaje interior cuyos reflejos no hayan sido tan visibilizados?; ¿De qué forma el virtuosismo que se asocia a las acrobacias, puede ser enfocado para representar a un individuo cuya patología le aliena?; etc.… Les reconozco que en este momento no tengo todas las repuestas a lo que les estoy señalando para con esta pieza en concreto, como también, considero que la persona más autorizada y capaz de dar con las mejores soluciones es el propio Iván Benito.

 

 

Foto: Mimöi

Foto: Mimöi

 

CIRCLE OF TRUST. Aragón. (Estreno)

VARO

Coreografía e interpretación: Carmina Gimeno y Francisco Sánchez

Me resulta fascinante cuando los intérpretes en juego se meten tanto en marco conceptual de lo que están representando que, aunque haya muchas cosas que a uno como espectador, personalmente, se le escape, de todas formas, uno tiene el presentimiento de que todo encaja. En esta medida, Varo está compuesta de varias capas, y justo algunas de ellas, sólo acceden sus personajes, al ellos compartir una intimidad, un pasado común. No, necesariamente, lo anterior se refiere a que ellos se conocían a fondo y demás; sino en realidad, a que en Varo ellos se han reconocido como semejantes, como individuos cuya afinidad espera a ser desarrollada.

He allí que a lo largo de la representación de esta pieza de Circle of Trust, yo me sentía como un espectador de una situación netamente humana, no tanto de una obra escénica. Desde luego, no todos los trabajos tienen por qué aspirar a ello para ser de calidad, pero ello es signo de una enorme sensibilidad a lo que define a la condición humana. Piénsese que a pesar que todos somos seres humanos y estamos rodeados continuamente de personas, no deja de ser un misterio el qué es un ser humano.

En paralelo, estos profesionales de esta compañía aragonesa, supieron articular lenguajes que oscilaban entre la danza contemporánea, el teatro físico y danzas urbanas, dotando de extra cotidianidad y verosimilitud a lo que nos estaban contando. O dicho de otra manera:  cuando se decantaban por representar a lo que llamamos “recursos literarios”, ellos estaban exponiendo el grado de transcendencia de lo que estaba sucediendo entre sus personajes. Asimismo, cuando sus interacciones eran, digamos, más “mundanas”, era cuando, nosotros los espectadores, nos podíamos sentir mimetizados. Todo ello y más, gracias a un sentido del ritmo escénico y sonoro espectacular, al ser imposible saber cómo continuaría la historia y de qué manera Carmina Gimeno y Francisco Sánchez, lo interpretarían con su lenguaje tan ecléctico y rico de posibilidades: Estos profesionales son capaces de todo lo que se propongan.

Varo es una obra brillante, y de una profundidad tan grande que, concibo probable que hasta las personas involucradas en este montaje no son conscientes de lo que han puesto en escena.

 

Foto: Mimöi

Foto: Mimöi

 

COLECTIVO PREMOHS. Andalucía

ANONIMAS RAÍCES

Coreografía e interpretación: Paloma Ramos, Marta Reguera, Isaac Suárez, Antonio León.

Anónimas raíces visibiliza de sobremanera que el ser humano, antes que nada, es el producto de una mezcla de todo tipo. Por tanto, en este caso, hacer filosofía se limitaría a pensar a través del cuerpo. Sí, aquél que de un modo u otro recoge las cosas que nos han hecho posible en lo cultural y lo netamente biológico: Somos tal y como somos por el cuerpo, vivimos a través de nuestros cuerpos.

Otra cosa es que nuestra cultura occidental se haya empeñado en percibirlos como una variable que nos “distrae” (por ejemplo: tener hambre y sed, tener sueño, inclinarse por lo más “cómodo”, etc.…), o en su defecto, en una herramienta para acometer las empresas que estén emprendiendo “nuestros espíritus”. A dónde quiero llegar con todo esto, es que el Colectivo Premohs ha dado riendas sueltas a lo que hemos “aletargado” en consecuencia a una lectura muy concreta de lo que es y debería ser un ser humano. Lo interesante es que estos profesionales no entraron en confrontar directamente a esta tradición filosófica, sino más bien, escenificaron de una forma performativa que habitar el mundo y nuestros cuerpos puede ser divertido y fructífero, no una carga, no algo que hay que “domesticar” para fines “elevados”.

Al margen de que, progresivamente, Paloma Ramos, Marta Reguera, Isaac Suárez y Antonio León se montaron una auténtica fiesta en celebración a que podemos “bailar la vida” ante nuestros propios ojos, a nosotros los espectadores, se nos fueron presentando uno a uno desde sus respectivas singularidades a través de pequeñas partituras de movimiento que, posteriormente, se confundirían y unirían a la de el resto de sus compañeros. Indicio de que la unidad se consigue integrando la multiplicidad desde todos los frentes, incluyendo cómo no, el que trazos flamencos convivan y se nutran entre sí con otros propios de las danzas urbanas, la danza contemporánea y el teatro físico. Tanto fue así, que ellos nos fueron llevando como si hubiéramos estado en un “parque de atracciones”, en donde las sorpresas, las subidas y bajas nos hicieron pasar por una experiencia inolvidable.

 

 

Foto: Mimöi

Foto: Mimöi

 

DANIEL RODRÍGUEZ. Galicia

A RAÍZ DE

Coreografía e interpretación: Daniel Rodríguez

Tras haber visto a profesionales de origen gallego como Janet Novás, Marcía Vázquez y ahora este solo de Daniel Rodríguez, indagar sobre su legado en tanto gallegos. Ello me ha hecho caer en la conclusión de que los mismos han buscado reconectar con sus raíces folklóricas a través de un lenguaje contemporáneo, desvelando que ellos componen a una comunidad que alberga algo ancestral. Tal y como si ellos fuesen los únicos que hablasen un idioma en peligro de extinción que concentra una basta sabiduría en su “literatura” y usos y costumbres de sus “hablantes”. Aún así, me pregunto si ellos con estas piezas han conseguido descifrar y comprender por entero todo lo que has hecho posible como comunidad, o por el contrario, están haciendo “arqueología” con lo que le ha rodeado, mientras se adentraban en ellos mismos en tanto individuos.

No obstante, cabe aclarar que  A raíz de no es un trabajo que pretenda asumir la responsabilidad de “rescatar/preservar” todas estas tradiciones, dado que tengo por seguro que este profesional se hubiera decantado por otro formato. Siendo que él se ha implicado de lleno, se ha tomado esto como algo personal. Lo cual nos enmarca en un contexto en el que sus tradiciones gallegas no son vistas como un “objeto de estudio” de las ciencias sociales, o lo que se prefiera, sino más bien ello implica que los que ostentan y practican a estas tradiciones son seres humanos que se han encontrado en la mismas, una forma de ser y estar en el mundo.

En esta línea, cuando he escuchado la música de Mercedes Peón me he topado con una profesional que está ampliando la música tradicional gallega. Muchos quizás encuentren en ello un “sacrilegio”, otros una forma de “actualizarla”. Lejos de descartar a todas estas posturas yo me inclino por pensar que Mercedes Peón las ha hecho suya. Y precisamente diría lo mismo de esta pieza, ya que al fin al cabo, Daniel Rodríguez nació en la época en que nació, le llegaron estas tradiciones como le habrá llegado. ¿Qué otra forma hay para ser sincero y honrado para con sus tradiciones, sin caer en ser un mero “emulador”?  El sentido y el significado de conservarlas no descansa en practicarla por qué si, sino porque ellas aún nos tienen mucho que decir sobre nosotros mismos.

Por tanto, lo que nos ofreció Daniel Rodríguez es el producto de un dialogo interior que no cesa, que se retomará en mayor o menor medida cada vez que vuelva ensayar o representar a A raíz de. Por eso no merecía la pena molestarse en distinguir qué es propio de su movimiento como intérprete y creador de danza contemporánea, con lo que está todavía investigando como persona que se busca a sí mismo desde y con su legado. Dado que ya es una unidad, es algo que está vivo manifestándose en los ojos llorosos de un extraordinario bailarín.

Sin lugar a dudas, A raíz de me parece lo mejor que he visto en la programación de la actual edición del Festival Trayectos. Dada su verdad, la inteligencia, rigor y cariño que desprendió en cada uno de sus movimientos. Sí es que además, ha sido muy emocionante ser partícipe de un proyecto tan hermoso, aunque sea acompañándole como espectador.

 

 

Foto: Mimöi

Foto: Mimöi

 

LA VENIDERA. Comunidad de Madrid

LOCA

Coreografía: Albert Hernández

Interpretación: Irene Tena y Andrea Antó

Loca es de esas piezas en las que tomas una foto y ya tienes todo universo en el cual merece la pena sumergirse horas y horas. Está tan bien dirigida por Albert Hernández que, cada gesto, cada movimiento se eleva a unos niveles que cualquier calificativo sería una orientación de lo que se está expresando. Siendo que Loca consigue equilibrar de forma impecable la elegancia y el rigor, con la pasión y la contención. Por otra parte, es extraordinario lo que han hecho los integrantes de La Venidera con esta canción de Silvia Pérez Cruz (que le dio su nombre a este trabajo), ya que lejos de caer en “efectismos” que faltarían el respeto a la inteligencia del público, ellos, digamos, a veces “subían un poco el volumen” de la música, o incluso, Irene Tena y Andrea Antó la “encarnaban” con su interpretación.

Yo tuve el privilegio de ver la versión que presentaron el año pasado en la IX edición de Beta Pública, y aunque en esencia es la misma pieza, he salido del Paraninfo de la Universidad de Zaragoza con la sensación de que la pieza no ha parado de madurar, como si sus personajes se volvieran a enfrentar al mismo escenario con unos años más de experiencia. Dichos personajes nunca se han dejado amedrentar, poco más tienen que perder, pues, ellas conservan algo que las empuja a seguir de pie, sea por ellas mismas o por las que vendrán. Porque ellas no subestiman el valor de dejar marcado en la historia precedentes que guíen a las “locas” del futuro, hacia un lugar en el que no se les condene a pagar el precio que supone ser vistas como “locas” no como seres humanos con sus vulnerabilidades, deseos, contradicciones, y todo aquello que nos define.

Pero, ¿Qué tipos de canales de comunicación hemos de habilitar para que ellas sean escuchadas, después de que hayan adquirido confianza hacía ellas mismas y hacías sus interlocutores? Tómese en cuenta que, estos dos personajes están dentro de varias batallas a la vez. Esto es: está la que se corresponde contra aquellas personas que las deshumanizan; otra es con las otras personas que también son vistas como “locas”, y buscan salir lo más airosas posible; y la que se desarrolla en el interior de una persona que carece de los precedentes suficientes como para tener la seguridad de que el problema no es ella, sino que están operando una serie de dispositivos disciplinarios que las pone en el punto de mira. Y si se atreve a solicitar el turno de palabra o alzar la voz, será acusada de querer llamar la atención, o de una persona desequilibrada. Ya sabéis, eso de que en función de nivel de “carisma” que se tenga, el contenido de nuestras palabras y nuestro talento es tomado más o menos en serio: “cada uno ha de ocupar su sitio”.

En lo que se refiere a la ejecución de sus movimientos, me gustaría destacar el potencial que tiene estilizar la danza contemporánea gracias a combinarla con una fuerte base de danza española. Un lenguaje tan menospreciado como desconocido, que para lo bueno y malo, parece que precisa de ejemplos como los de La Venidera para visibilizarse más allá de lo que se imparte en los conservatorios o lo se lleva a cabo en algunas piezas de la Compañía Nacional de Danza. Lo cual me remite a recuperar lo que dije en mi crítica del año pasado de esta pieza. Esto es: piezas que te advierten que la retroalimentación entre géneros, son el fruto de un diálogo que conseguirá que entendamos mejor a nuestras respectivas tradiciones. Mientras tanto, terminamos reconociendo a la de los otros, como algo que nos impulsaría a salir de nosotros mismos aunque sea por un rato.

 

 

 

El Festival Trayectos finaliza su vigésima edición envuelto de un público que se quedó con ganas más

 

 

 

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