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Hace poco estuve hablando con las personas que integran a La Zentralita, María Marín y Marina Miranda. Estas dos profesionales andaluzas, han conseguido construir un medio de comunicación especializado en artes escénicas ineludible, si uno quiere aproximarse a las pequeñas y medianas compañías que actúan en la ciudad de Sevilla.

 

Otra de las cosas que hacen de La Zentralita algo especial, es que con el paso del tiempo, este proyecto también se ha convertido en una productora de obras de teatro. De hecho, a día de hoy tienen dos creaciones en gira: “Las Banderas no dan calor” y “Las lumínicas”. Dos trabajos tan maravillosos como distintos, que de un modo u otro, están perfilando a María Marín como una gran escritora y directora (tómese en cuenta que el texto de “Las Lumínicas” lo escribió junto a Antonio Nieto).

Por tanto, esta entrevista consta de dos partes. Esto es: En la primera parte dimos a conocer este proyecto y la filosofía que lo sostiene. Mientras intercambiamos impresiones sobre el oficio que ellas y yo compartimos. En esta segunda parte, pondremos el foco en las dos producciones teatrales que hace relativamente poco han estrenado, “Las Banderas no dan calor” y “Las Lumínicas”; como también, sacar a la luz qué más nos pueden contar sobre el devenir de La Zentralita.

Sin más que añadir, les dejo con la segunda parte de mi conversación con María Marín y Marina Miranda:

 

 Antes de empezar esta entrevista, María Marín me contó que “Las Banderas no dan calor” es un proyecto de mucho antes del día de su estreno (que fue en otoño de 2022 en el Teatro Viento Sur –Sevilla-).

 María Marín: En realidad, este proyecto empezó cuando aún era alumna de la ESAD de Sevilla en 2014. Estaba en la asignatura de dramaturgia y el profesor nos dijo que la pieza fuese en torno a un triángulo amoroso. Una noche me puse a escribir un monólogo con tres réplicas, y terminé situándolo en el contexto de la Guerra Civil Española/posguerra (un tema que me gusta mucho).

A lo que el profesor me dijo que estaba bien, y me dijo que le diese unas cuantas vueltas más, y luego lo consulté con otra profesora, y lo mismo. Así que me puse a ello hasta llegar a una pieza de microteatro.  

En una “Anisada” (de las que tenemos en la ESAD de Sevilla), estuve hablando con José Carlos Pérez (quien es uno de los intérpretes de esta pieza, junto a Adela Castaño) y me convencí de que él tenía que interpretar el papel de Pedro en “Las Banderas no dan calor”.

En el caso de Adela Castaño, yo no la había visto actuar, al no haber estado nosotras en la misma clase. Al tiempo me dijo que si, y estrenamos en 2014 en La Casa Chejov, que estaba en la calle Peral (Sevilla). Esta versión corta sólo consta de la tercera escena de la actual versión (casi al final), la movimos por varios festivales y demás.

Luego, entré en una época en la que me decía a mí misma que en realidad yo no soy actriz, y otras cosas por el estilo. Así que lo fui dejando, hasta llegar al año pasado o el anterior: El “síndrome de la impostora” me ha hecho mucho daño. Pero gracias a ello, he llegado a un punto en el que me siento feliz, segura y de que puedo hacer buenos trabajos.

Después todo esto se alargó, Antonio Nieto me animó a seguir escribiéndola para un concurso aunque no la monte.

Y ese año (2018) fue algo precioso. Es decir: yo gané la Accésit del Premio Dulce por «Amargo» y Antonio Nieto ganó el primer premio con su obra.

Posteriormente, se intentó montar varias veces: Me partí la pierna; luego que no me creía nada el valor de mi trabajo en artes escénicas; trabajaba de profesora de inglés; etc… Me daba vergüenza que la gente me preguntara por “Las Banderas no dan calor”.

El proyecto de La Zentralita me demostró que si hay gente haciendo cosas, pues yo también puedo. Y Antonio Nieto seguía y seguía animándome a continuar: él es muy pensado aunque sea un amor.

Por fin me decidí a montarla, pero me di cuenta que todos podían ensayar menos yo. Así que dejé el trabajo, y me puse a ello. Conseguimos que se estrenara en la ESAD de Sevilla en abril del año pasado en la jornadas que se hicieron de dramaturgia,  porque yo quería un espacio seguro para cerciorarme de que esto estaba hecho.

Me dieron una serie de indicaciones en las que tenía que seguir trabajando, pero la cosa funcionó. Y aunque me cueste decirlo, es verdad que el texto es bonito. Además, estoy muy orgullosa de José Carlos Pérez, de Adela Castaño y de Paula Rubio (quien ha sido ayudante de dirección en este montaje).

Las Banderas No Dan Calor. Foto: Dani R. Chelios

Las Banderas No Dan Calor. Foto: Dani R. Chelios

 

Uno de los grandes aciertos de “Las Banderas no dan calor” es  que no entra en esa cultura en la que hay una multitud de películas y obras de teatro que ahondan en el tema de la Guerra Civil Española/posguerra desde el victimismo, o el deshumanizar al otro. Por ello creo que alguien que pueda encuadrarse en el bando de los “sublevados”, podría tener empatía por lo que pasan los personajes de Pedro y María.

En definitiva, yo pienso que no es una obra de “rojos llorones”.

María Marín: Yo no sé, exactamente, lo que quería hacer.

Una vez una amiga me dijo: “Con este tipo de trabajos se despierta mucho odio”. Otra me dijo: “Yo pienso que si a caso, se te podría tachar de equidistante”.

Al final lo que yo hice fue tratar la situación de dos personas, que veían sus vidas en peligro a merced de un destino que nadie elige.

Al personaje de María el compromiso político es algo que le duele. De hecho, ella suele cuestionarse el  hasta qué punto una tiene que ser fiel a las cosas en las que cree.  Ya que aunque a veces a una le cueste terminar de formar una opinión sobre algo, ello a una le preocupa.

Estos dos personajes llevan al extremo sus convicciones personales. Al mismo tiempo, yo me cuestionaba si eso puede ser así siempre.

-Es un hecho que en la posguerra todo el mundo estaba  hasta el límite, pero si uno se para a pensar un poco, ¿acaso en la actualidad no estamos al límite (desde otro lugar, por supuesto) dada la situación política, laboral, ética, ecológica, etc.…?

Partiendo de esta pregunta, creo que es más fácil localizar en “Las Banderas no dan calor” lo que tiene  de “universalizable”, para evitar renegarla a una “obra de teatro de época”.

María Marín: Así es, y puedes hacer lo mismo con “Las Lumínicas”.

-Estoy de acuerdo. Pero luego hablaremos de esa obra.

María Marín: Al final, los conflictos universales no pasan de moda porque son atemporales. Por ejemplo: puedes hacer paralelismos entre Helena de Troya y lo que se narra en “El Juicio a una zorra”. Es decir: son mujeres que han sido acusadas de ser unas putas, y luego el otro “perdió la cabeza”.

Por eso, puedes poner a estos dos personajes en medio del conflicto de Cataluña, o lo que fuera. Lo que ha pasado es que ha habido una coincidencia feliz y que yo soy una jartible del tema de la Guerra Civil.

Yo creo que de este tema aún queda mucho que decir, y sobre todo, mucho que compartir. Veo a gente que tienen veinte años menos que nosotros, haciendo pintadas en la calle con tonterías, que ni saben lo que están defendiendo. Porque hay quien no tiene ni idea de lo que pasó aquí hace noventa años.

Si todavía lo de la Guerra Civil “escuece”, es que hay que hablarlo.

-En ello es donde reside parte de la valentía de tus piezas. Es decir: Se ha hecho tanto sobre la Guerra Civil/posguerra que parece difícil que esos trabajos se distingan de los anteriores. Porque estás en medio de toda esa “selva”, y de repente te encuentras con “Las Banderas no dan calor” que es un, no sé, un cactus.

Marina Miranda: La vida de esos personajes es, en realidad, lo más importante de esta obra. Luego, es que María tiene un conocimiento tan brutal de la Guerra Civil, que todo está envuelto de la Guerra Civil sin que ello cobre demasiado protagonismo, aunque parezca que sea lo más importante.

Las Banderas No Dan Calor. Foto: Dani R. Chelios

Las Banderas No Dan Calor. Foto: Dani R. Chelios

 

-Eso de un modo u otro está presente en la escenografía que componen los limones que ustedes sitúan en el fondo del escenario. Esto es: tener esos limones colgados allí durante toda obra, me inducía a ver la casa de los personajes de María y Pedro llena de muebles. Y cuando se llega a la escena de cuando María le explica a Pedro el por qué ya no hay muebles, eso resulta más estremecedor.

María Marín: En un principio lo que yo veía eran sábanas para la escenografía. Pero lo descarté porque yo no tengo sitio para ensayar. Y si todos tuviéramos libre acceso a una caja negra, la de cosas que se harían. Por eso tenemos las puestas en escenas que tenemos.

Es más, el día que estrenamos en la ESAD de Sevilla, el “limonero” se colgó media hora antes de la actuación. A dónde quiero llegar, es que estos actores no han ensayado con limones en escena.

Marina Miranda: Los teatros tienen espacios para trabajar, y ellos saben que existen las residencias y no se abren muchas convocatorias.

María Marín: ¿Qué hay en el Teatro Lope de Vega (Sevilla) de lunes a jueves por la mañana?

Este tipo de cosas con las que queremos reivindicar con las acciones que tenemos en mente. Menos mal que hay Centros Cívicos, y que algunas veces reunimos un dinero para alquilar una sala en condiciones.

De verdad, todos pedimos que las salas públicas y privadas se enrollen, y nos expliquen el por qué no podemos ensayar en sus espacios.

-Pasemos a hablar de “Las Lumínicas” (pieza que fue producida entre La Zentralita y Dilaab). Esto es: Al igual que “Las Banderas no dan calor”, nos demostráis que nadie puede pasar de la política. En el sentido, de que tarde o temprano la política nos va a afectar en nuestras vidas.

 María Marín: Un humorista en Instragram puso el otro día: “¿A quién le va a interesar la política? ¿Qué no? ¿ Tú no eres mujer, hombre, heterosexual, homosexual, negro, vendedor…,?” La política está aquí, porque somos seres políticos que vivimos en una “polis”.

En “Las Lumínicas” hay un grupo de adolescentes que están en el campo ¿de qué van a hablar? Mi madre me dijo que se identificó con la obra, pero me señaló que ella no usaba con su grupo de amigas,  la jerga que aparece en la obra. Pero de los temas sí, aunque ellas no pronunciaban el nombre de Franco “fuerte”.

Sí es que mi sobrina (que tiene ocho años) también se hace preguntas sobre el por qué tiene que hacer esto y lu otro. Porque ella es un ser político, aunque no sea consciente.

Entonces, “Las Lumínicas” (que nace de hacer un ejercicio de escritura conjunta con Antonio Nieto durante la pandemia), se mete en esas cosas, que luego le  fuimos  sacando punta ¡Fue inevitable!

-Cuando vas viendo “Las Lumínicas” te vas encariñando de los personajes que interpretaron Conso Muñoz, Olga Navalón, Desirée Tello (fue cover de Olga Navalón en una función en Puebla de Cazalla, provincia de Sevilla),  Susana Villegas, Anabel Jurado, y tú misma María, como La Morica. Personajes que son súper diferentes, que hasta terminas escogiendo cuál es tu “favorito”.

Y cuando ves que los personajes van profundizando más y más en la conversación que tienen entre ellos, de repente la continúan reproduciendo algunos juegos infantiles, y ya estás dentro de la obra. A esas alturas parece que “Las Lumínicas” es una comedia agridulce; sin embargo, entra el monólogo de La Morica que te regresa los pies a la tierra, y encima te recuerda las inaceptables condiciones políticas en las que se vivía en los años sesenta en España.

María Marín: En realidad, La Morica  no estaba en el primer borrador, sin embargo decidimos que teníamos que darle mayor protagonismo, y encima esa mujer existió. Mi madre me contó que La Morica sufrió muchísimo, aunque siempre se estuviera riendo.

Antonio Nieto (quien tiene una sensibilidad muy especial) creía que La Morica tenía que estar también en la obra (de hecho fue él quien escribió ese monólogo). Ya que todos somos La Morica como dice el personaje de Conso Muñoz, Angelita. Además era el “muro de contención” , siendo que La Morica  no quería que las chicas sufran, a pesar de no saber qué es lo mejor para ellas.

Por otro lado, La Morica es la “matria”, es el reflejo de la madre.

 

-Es que el terreno en el que se mueven todos estos personajes es inhabitable.

María Marín: Por eso Antonio Nieto recogió lo que hablaba María Zambrano en “Los Claros del Bosque”, de que cada uno ha de encontrar su “hueco”. Al igual que lo hacían nuestras madres o nuestras abuelas, sea lavando la ropa cantando o lo que sea. Y estar en ese “clarito del bosque”,  es donde una puede ser feliz.

-Ese “clarito” es muy pequeño, porque a poco que las chicas de “Las Lumínicas” cruzaran la calle, estaban expuestas al franquismo, al patriarcado, etc.

Yo creo que estos personajes son más o menos conscientes de lo que viven, aunque no siempre tengan las palabras concretas para decir lo que les está pasando, salvo el personaje Manoli , que es una “Mafalda” cien por cien.

María Marín: La Morica está preocupada porque sabe lo que le espera a su hija, que es lo mismo que vive ella. Al mismo tiempo, yo pienso que La Morica no es negativa, sino es realista.

La escena en la que las chicas piden a una furgoneta que le acerquen y la misma luego se va porque aparece La Morica, es real. Y justo de la misma fue derivando toda la obra. Es decir: Antonio Nieto me contó durante el confinamiento esta anécdota que le había pasado a su madre (cuando ésta última vivía en Écija, provincia de Sevilla), en donde ella se había ido con unas cuatro amigas suyas a la feria de La Luisiana (provincia de Sevilla).

A partir de allí seguimos Antonio Nieto y yo escribiendo la obra (yo lo hacía por la mañana y él continuaba por la tarde). Nunca habíamos coincidido en el documento que teníamos en drive, salvo cuando decidíamos quedar para darle forma al mismo.

-Otro de los aciertos de “Las Lumínicas” es que dais al público lo que quiere, es decir: Ustedes nos dan las respuestas que necesitábamos sobre el qué pasó con estas chicas después de tantos años. Y, afortunadamente, no todo “es feliz”, sino que cada una le ha ido de una manera; mientras el personaje de Angelita que es quien peor la pasa, ayuda a crear en esa escena final un contrapunto, para que las otras chicas no se olviden de dónde vienen, y del valor de las palabras de La Morica.

María Marín: Si es que dentro del grupo de nuestras amigas, siempre hay una que lo esté pasando mal y está sufriendo: eso es la vida. A cada uno le pasará lo que le pasará, pero la vida nos lleva por delante.

Y luego, Antonio Nieto y yo (una vez que nos pudimos ver en persona) nos dimos cuenta que “Las Lumínicas” tenían que volver a la feria. Para sentenciar  la obra ,el personaje que interpreta Susana Villegas, Manoli, dijo: “Queremos volver a la feria con nuestras vidas”.

-Me resultó muy agradable que los todos personajes sean súper diferentes, y aún así, ellas se cuidan, cooperan para poder salir hacia adelante.  Y no es que se “aplaudan las gracias”, porque de vez en cuando una da muestras de que tal cosa de tal persona, no lo aguanta. Pero, por ejemplo, si no fuese por la insistencia de todas, el personaje de Julita se hubiese quedado en casa leyendo sus TBOS

María Marín: Es verdad. Los amigos de la infancia  no los elegimos. Y después todas esas personas terminarán yendo por unos derroteros que no tienen nada que ver con una misma.

Las Lumínicas. Foto: Pilar Domínguez

Las Lumínicas. Foto: Pilar Domínguez

 

-¿Tenéis programadas más fechas para representar a “Las Banderas no dan calor” y a “Las Lumínicas”?

María Marín: Con “Las Banderas no dan calor” seguimos en proceso de encontrar más contrataciones. Que dicho sea de paso, es lo más difícil, y todavía tenemos que profundizar mucho para saber cómo hacerlo lo mejor posible.

En el caso de “Las Lumínicas” iremos a La Luisiana  en agosto de este año, como no podía ser menos. Todo ello en el marco de un festival que se llama “Luz de arte”.

-¿Qué más proyectos tenéis entre manos a través de La Zentralita, en tanto medio de comunicación y como productora teatral?

María Marín: Habrá una siguiente obra que la va a dirigir Marina Miranda.

Marina Miranda: Y escrita por María Marín.

María Marín: El actor será Santi Rivera.

La obra se llama “Juana”.

-¿Qué nos podéis adelantar de esta obra?

María Marín: “Juana” es un texto en el que nos salimos del contexto Guerra Civil Española/posguerra. En este caso iremos, directamente, a la psicología de un enfermo maltratador y asesino.

Yo tenía un relato que había hecho hace unos años en un curso, y me propuse pasarlo al formato de un texto dramático.

He hecho unos amagos de ensayo con Santi Rivera, y a Marina le gustó desde el principio, y estas estamos.

Yo, personalmente, no querría dirigir este texto. Asimismo, este texto lo va a agradecer más que lo dirija Marina.

El texto es controvertido y muy duro, porque se ve lo que le pasa a las “mujeres que han sido demasiado libres”. Tanto es así, que hemos tenido una reunión con una psicóloga especializada en temáticas de violencia de género, para que ella se lo lea bien, y nos dé unas claves para abordarlo de la mejor manera.

Yo confío plenamente en ellos, y sé que trabajarán este texto muy bien. Y estoy segura de que este texto va a sorprender muchísimo.

Las Lumínicas. Foto: Pilar Domínguez

Las Lumínicas. Foto: Pilar Domínguez

 

-¿Tenéis alguna previsión sobre cuándo será el día del estreno de “Juana”?

Marina Miranda: Hace poco María me dio una copia del texto definitivo.

La idea es montar en unos dos meses durante una residencia o algo así.

Supongo que para otoño de este año estará.

-¿Hay más cosas que nos queráis contar de La Zentralita como medio de comunicación?

María Marín: Hay un programa de radio que se llama Vasito de Leche. Aparentemente no tienen nada que ver con nosotras pero nos hicieron una entrevista y un par de días después nos ofrecieron colaborar en el mismo. El primer martes de cada mes conectamos en directo desde Instagram y les hacemos una cartelera, con algunos comentarios para que la gente sepa lo que se ofrece, además de explicar dónde están los teatros y las salas y cómo se pueden transportar hasta las mismas.  Sólo hemos participado un día, pero es un compromiso para toda la temporada. Empezamos la semana pasada. También creemos que se cumple el objetivo de acercar el teatro a todos los estratos de la sociedad.

Marina Miranda: Por otra parte, tenemos en mente hacer una web de La Zentralita. Esto es un proyecto que tendría que formalizarse, porque queremos ver toda la información que hemos ido recopilando, para que fuera visible y accesible…

También estamos preparando una sorpresa para el próximo 6 de junio en el Teatro Alameda (Sevilla). Que tendrá que ver con lo que hemos hablado sobre la parte de las artes escénicas que no se ve.

María Marín: No podemos decir ahora más, porque aún hay cosas que todavía estamos cerrando.

-¿Hay algo más que les apetezca añadir?

Marina Miranda: Nos sentimos afortunadas por toda la gente que nos ha escrito, por los teatros que nos han respondido.

María Marín: Los primeros que nos invitaron a ir al teatro como La Zentralita, fueron los del Teatro Alameda (Sevilla). Y ellos siempre están interesados de entrar en contacto con nosotras.

Asimismo, pasa con el Teatro TNT (Sevilla), que ya nos reconocen como una entidad. Es más, la primera vez que nos dieron las gracias por el trabajo que hacemos los de este teatro, eso fue una maravilla.

¡Vayan al teatro, Zéntrense!

 

 

Marina Miranda: “Todos estamos a lo mismo, y si no estamos juntos y conectados será imposible que se lleve a cabo nada”.

 

 

 

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