ICÓNICA Sevilla Fest 2024 llegaba a su fin, pero aún quedaban grandes actuaciones por disfrutar. Arcade Fire fue la banda más comentada del cartel completo del festival cuando este apareció. Para este día, inicialmente, los Arcade iban a ser la única banda de la noche, pero una banda más, Chk Chk Chk, y el dúo electroeléctrico Orbital se les añadió.
Chk Chk Chk: Energía y Versatilidad
Al verano de 2024 lo recordaremos en Sevilla por no haber estado del todo cruel con la temperatura, a menos así se dice en el momento de escribir estos renglones. En este contexto salieron al sol sevillano los Chk, Chk, Chk. Vienen de California y están activos desde 1996, y en más que plena forma. Su música fusiona un montón de géneros que tienen en común que no son para estarse quieto mirando. Podríamos decir que entre todos estos géneros se destaca el funk. Su curioso nombre (!!! o Chk, Chk, Chk) viene de la película Los Dioses Deben Estar Locos, me contaban. En lugar de usar Google, recomendamos encarecidamente verla, o volver a verla. De haber sido esta la única actuación de la velada, habría sido más que suficiente para quedar más que satisfechos. Chk Chk Chk, con su larga trayectoria, demostraron su veteranía, buen gusto y habilidad musical. No les conocíamos y nos dejaron con ganas de verlos muchas veces más.
Arcade Fire: 20 Años de Funeral en un Espectáculo Épico
El magnífico remix de 2013 de Sound and Vision de Bowie resonando en los altavoces daría paso al plato central de la noche, y no sabemos si principal, porque la competencia fue dura. Arcade Fire interpretó la mayoría de su álbum debut, que cumple veinte estíos, uno de los álbumes más influyentes del indie rock. Ya estábamos avisados de que el despliegue de energía de estos canadienses iba a ser grande, y lo fue el doble. El escenario era un ir y venir de un lado para otro de instrumentos, una auténtica celebración de ser músico y de transmitir música. Monitores intraauriculares a parte, la banda sonó alta, clara y profesional, y el despliegue visual era fantástico, y no nos estamos refiriendo a las proyecciones, luces y láseres. Brillaron especialmente Reflektor y, como no podía ser de otra manera, Wake Up, la pseudoabbaesca Everything Now y el final, con Wake Up, que podría ser el All the Young Dudes de nuestra época. Cabe reseñar que el cantante, Win Butler, nos llevó de la mano activando al público en todo momento, y al igual que hacía un rato Nic Offer, de Chk, Chk, Chk, saltaba tantas vallas como fueran necesarias, micro en mano, para cantar su repertorio literalmente junto al público, y en ambos casos tan magistrales como apasionados.
Orbital: Maestría Electrónica
Menudo festín electrónico que nos ha dejado Icónica. Boris Brejcha, The Prodigy… ¡y ahora Orbital! Desde 1989 en movimiento, ya era hora de que pasaran por nuestra ciudad. Los hermanos Hartnoll pertenecen a una época donde la electrónica, nunca estaba desprovista de una melodía, acompañada o no de una voz a medida. No hubo lugar para insignificancias, porque Orbital dominan el arte de combinar inteligentemente géneros como ambient, electro, punk y el espíritu de las bandas sonoras de manera magistral. De todo esto pudimos escuchar un ejemplo: Belfast, Satan , y The Box. Claro que no faltó Halcyon, con la voz de Kirsty Hawkshaw sampleada, salida de It’s a Fine Day de Opus III. La anteriormente mencionada Belfast cerró la actuación. De lo más destacado del repertorio, Dirty Rat, con el acentazo Midlands de Jason Williamson proyectado, entonando un violento himno contra la desigualdad y la falta de ética. Como broche final un guiño a los seguidores de toda la vida con Chime, su primer single lanzado hace 35 años y que mantiene su frescura musical.
Visto lo oído, la actuación pudo haber sido de todo menos aburrida. El valor de la música electrónica ‘de antes’ no sólo radicaba en su ejecución, sino también en su capacidad para ser artística, diversa y emocionante.
Dos lecciones nos quedamos de esta triple entente.
-
La primera es que si se tienen canciones bailongas de primera, se puede dar grandísimo espectáculo si además se conecta con el público; se le da un valor extramusical a la actuación que la hace memorable.
-
La segunda lección, es que sin melodía y mezcla de géneros, la electrónica es un páramo sonoro. A ver si se van enterando las nuevas generaciones.
Saliendo del emblemático recinto, nos informan de que los medios tienen programada una reunión con la organización para recibir las conclusiones clave del festival. Las musicales, ya las tenemos. Ha sido un festival de primera. La última actuación sería dos días después, con Take That (16/07). Así de variada es la oferta del festival.