Hace poco tuve la oportunidad de hablar con la maestra de danza clásica, Marisol Delgado. Esta andaluza ha intervenido en la formación de profesionales de la talla de Raquel Madrid, Miguel del Valle, Rubén Olmo, Juan Velasco, y otros tantos que aunque tengan o no un nombre tan reconocible como los anteriores. El caso es que ella ha demostrado con su amplísima trayectoria, que no ha dejado de aportar a los que fueron sus alumnos, su amor y respeto a la danza.
Ella ha sido testigo y partícipe fundamental, durante la instauración de la danza contemporánea en Andalucía creada por Pilar Pérez Calvete. Quizás su papel a muchos le haya pasado por desapercibido al haberse dedicado a fondo a la docencia. Sin embargo figuras como Marisol Delgado, son las que han garantizado que la danza se conserve y sea comprendida mejor: se esté en épocas más o menos favorables para su práctica y promoción. Considero que el contenido de este texto, nos puede ayudar a «volver al eje», con el fin de reactualizar nuestro criterio con respecto a lo que se piensa sobre la danza clásica en todos sus ámbitos.
Si queremos comprender la danza más allá de lo que se ve en los escenarios de los grandes teatros, hemos de atender a lo que sucede en las aulas de clases, en las sesiones de preparación física de los bailarines, en la transmisión del legado de esta disciplina que se pasa de cuerpo a cuerpo (con todo lo que ello implica), etc.… Sin más que añadir, les dejo con lo que fue mi conversación con Marisol Delgado:
-¿Por qué para una persona que se está especializando en la danza contemporánea, es tan importante el conocimiento y práctica de la danza clásica. Siendo que tienen a mano, técnicas tan codificadas como el Limón o la Técnica Graham?
La danza clásica es fundamental para todas las disciplinas. Teniendo una base de técnica clásica, se baila mejor la danza contemporánea, el baile flamenco o la danza española. Es decir: La técnica te da libertad de movimiento, y así éste es fluido: uno sale al escenario con mas seguridad…
Si uno está inseguro sobre el escenario, uno no puede transmitir ni disfrutar.
-Si alguien te dice que el Limón y el Graham son técnicas que te dejan el cuerpo bien organizado ¿Qué le dirías?
Esto es similar a la música. Es decir: estamos hablando de la base. Si un músico no tiene conocimientos de base no va ni a tocar ni a componer . Por tanto, hay unas normas que son como son, las cuales te ayudan en todos los campos a crecer y a formarte.
El problema es que la técnica no se puede romper, y menos si uno no la tiene asimilada y dominada. Hay que dominar las normas para poder romperlas.
El clásico te ayuda a todo, otra cosa es la especialidad que tenga cada uno. Esto se entiende así en compañías de danza contemporánea, en las de danza clásica, de baile flamenco o danza española.
-¿En qué cambiarías el enfoque de una clase de danza clásica, cuando ésta va dirigida a personas que se están formando en la especialidad de danza contemporánea o danza clásica?
La base es la misma, pero si hay matices diferentes dependiendo de la especialidad. Por ejemplo: cuando tu das clase en una compañía la dinámica de clase es diferente , porque los bailarines ya están formados.
También cada compañía tiene su estilo. La verdad, que para mí fue muy gratificante y satisfactorio trabajar con ellos.
-Claro, porque tú has participado en compañías impartiendo clases de danza clásica, en compañías como la de Javier Barón, Emio Greco, Jan Fabre, Akram Khan…
Allí es donde se entiende mi formación de danza clásica con la de danza contemporánea (lo último, de ocho años en el Instituto del teatro CAT –antiguo Centro Andaluz del Teatro-), y estudiar con grandes maestros me han facilitado el tener la seguridad de dar clase a compañías.
-¿Qué reflexiones te ha supuesto al haber estado trabajando un tiempo con estas compañías, y luego haber vuelto a impartir tus clases regulares, como docente del Conservatorio Profesional de danza Antonio Ruiz Soler (Sevilla)?
Son dos ámbitos muy diferentes.
-¿A pesar de que en ese centro educativo estés preparando a estudiantes para que sean algún día profesionales?
El conservatorio profesional es un trampolín para luego poder seguir desarrollándote como bailarín .
-Tendrá que llegar el momento en el que el alumno deba salir a enfrentarse al mundo profesional
Es verdad, y algunos los escogen, pero siempre dependiendo del talento y la formación que tengan.
-Hay profesionales que han pasado por una formación de conservatorio, que son de danza contemporánea o de baile flamenco. Que dado el caso podrían de decir: “llegados a este punto, del clásico ya puedo prescindir”.
¿A qué estás llamando profesional? Un profesional no olvida la base ni sus raíces. Lo digo porque a mí me gustaría aclarar una serie de cosas: Es muy importante el valorar y respetar al maestro, ya que éste le aporta conocimiento y un bien al alumno. Hay que darle peso al querer esforzarse, y que este esfuerzo tenga buena prensa.
Estamos condicionados por varios factores, entre ellos está el afán de reconocimiento, es decir: el ego. Hay maestros que tienen hambre de reconocimiento, por ver a sus alumnos bailar y “brillar” mejor que nadie..
Al mismo tiempo, el alumno persigue “comerse al mundo”, y saber bailar pronto y rápido: todo llega a su debido tiempo.
-Lo último que dices me lleva a preguntarte: ¿Cómo equilibrar al estudiante que tiene una necesidad de crecer, con el ansía propia del bailarín que “lo quiere todo ya”?
Una manzana que está en un árbol, se le ve preciosa y apetitosa. A esta manzana no se la puede coger si no ha madurado, y justo esto es lo que pasa con los alumnos. Es decir: Si tú coges esa manzana y le das un bocado, al final la tienes que tirar.
El alumno quiere bailar ya, por ello él ha de estar bien dirigido por el maestro para que este alumno siga los pasos adecuados. No sé quién decía: “qué difícil es comer despacio cuando se tiene hambre”.
Yo he oído muchas veces decir a los alumnos, a los padres… que el alumno en la clase se lo tiene que pasar bien divertirse . La clase no está para “divertirse”, es para formar. Lo otro vendrá por añadidura.
El alumno tiene que ver cómo va creciendo con cada paso que va dando. Así se puede concluir que la satisfacción del alumno tiene que ser merecida.
Por otra parte, si uno quiere estudiar cualquier disciplina uno tiene que pasar por una serie de normas, si lo que queremos es hacer algo profesional y de calidad. En cambio, si lo que pretendes es bailar de un modo lúdico, hay sitios donde puedes hacer eso.
Por eso el alumno debe ser exigente consigo mismo, y dirigido por el maestro que es producto de su formación .(nadie enseña lo que no sabe, lo cual es obvio). Todo va en función de lo que has aprendido Esto se entiende enumerando estas categorías: hay profesores de alumnos, maestros de profesores y maestros de maestros.
Si tú tienes un léxico rico tú podrás jugar con las palabras, y escribirás mejor. Mientras tanto si tú léxico el pobre, tú sólo sabrás repetir las mismas palabras. Eso es extrapolable a la danza. Es decir: si tú tienes una buena formación, tú podrás poder jugar con el movimiento, e incluso si eres creativo, podrás crear coreografías .
-Lo que me comentas en danza contemporánea, para mí se da de un modo muy evidente. Pero en el caso de la danza clásica, me pregunto qué tanto acceso tenemos a ampliar las posibilidades de interpretación de esta disciplina, siendo que está tan codificada. O dicho de otro modo ¿Se puede “bailar” un tendú, o únicamente se pude ejecutar de una manera correcta?
Sí, en un tendú se baila.
Lo que no se puede hacer al alumno es cohibirlo en medio de un ejercicio de barra, saturándolo con un sinfín de indicaciones.
Por otro lado, hay que tener en cuenta que el bailarín se expresa con el movimiento. Por ello mi forma de enseñar aparte de ser muy clara es sencilla y simple, lo cual se traduce de que no soy partidaria de ejercicios con demasiadas complicaciones, cuando la base no esta asentada: menos es más.
La danza son sensaciones adquiridas a lo largo de muchos años. Yo cuido cada ejercicio: lo he mimado lo he dominado lo he pensado para hacerlo mio, y así poder trasmitirlo al alumno.
-O sea que ¿Cuándo el alumno realmente ha dominado el ejercicio, es cuando éste empieza a interpretarlo?
Exactamente. El alumno tiene que tener la armonía, la elegancia y la sensación.
-Aún con todo, estamos hablando de algo que viene tras hacer un trabajo diario con rigor y pasión ¿Cómo seguir defendiendo la conservación de este tipo de disciplinas en una época donde todo es tan rápido? Es decir: Hay jóvenes que están muy familiarizados con las nuevas tecnologías, las cuales les permiten oír cualquier canción en You Tube con tocar unas pocas teclas en sus ordenadores
Yo sigo insistiendo en hacer incidencia en la disciplina, el esfuerzo y el trabajo. Estos son unos pilares imprescindibles, que nos ayudan a llegar a la meta que cada uno se proponga. Al mismo tiempo, hay que fomentar al alumno a la lectura, que vaya a los museos…, en definitiva, que tenga cultura. Ello luego se verá reflejado en su danza, porque uno baila como se es.
Por otra parte está el talento, que es la buena utilización de la naturaleza: no hay arte sin disciplina, y no hay disciplina sin esfuerzo.
El conocimiento de las cosas nos hace únicos y libres. Es cierto que vivimos en una sociedad de vértigo, donde nos bombardean con demasiada información (más de la que nuestros cerebros son capaces de asimilar). He aquí que en la sociedad en la que vivimos, debería haber más formación en todos los campos, y menos información.
El individuo debe de estar formado, sino éste se creerá lo primero que le digan. Por ejemplo: ahí tienes a pintores como Mark Rothko que afeitaba la paleta del color hasta llegar al estado mas puro. Aún hay gente que se cree que eso lo hace cualquiera.
En el caso del cubismo de Picasso, se distinguen caras diferentes en un solo plano. Sigo insistiendo, para descomponer antes hay que saber componer.
Es cierto que hay gente muy capacitada y preparada, pero el sistema educativo nos impide desarrollar todo nuestro potencial. Las soluciones no son ni de derechas ni de izquierdas, son buenas o malas. Por ello, siempre las mismas deberían estar dirigidas por grandes profesionales .
-¿Cómo guiar al alumno que muestra cualidades para la danza, pero a éste le cuesta más tiempo y esfuerzo el ir incorporando las correcciones. En relación a la mayoría de sus compañeros de clase?
El maestro es el que ha de hacer que el alumno fluya, no debe ser el que produce que éste se quede estancado.
-Muy bien.
Yo he tenido una vida dedicada a la danza. Mis primeros pasos fueron bajo clases de Araleo Moyano, luego me saqué la carrera de danza en el conservatorio de Madrid. Posteriormente, estuve en la escuela de aspirantes del Ballet Nacional, en donde estudié con maestros como: José Granero, Luis Fuentes, Carmen Roche o Lola de Ávila.
Es cierto que el destino tiene mucha fuerza. Es decir: cuando yo estaba en la escuela de aspirantes del Ballet Nacional, escogieron a mi hermana y a mí no. A la salida me encontré a una señora que me dijo que quería hablar conmigo, María Luisa Ribas, quien añadió: “Tú vas a venir a Sevilla conmigo, porque te quiero como profesora en un estudio que tengo allí”. Yo le dije que estaba estudiando y demás, pero ella me aseguró que yo estudiaría con ella y luego yo estaría para impartir clases.
Después de una clase de José Granero, él me dice que vaya a Sevilla a impartir clase en el estudio de Matilde Coral. Así empezó una época donde yo me mantenía entre Sevilla y Madrid.
Al tiempo se creo el grupo PASPIE con gente como Carmen Lara, Pilar Pérez Calvete, Cristina Urbano, Isabel Vázquez . Compañía con la cual inauguramos la primera edición del Festival de Itálica (Santiponce, provincia de Sevilla) en el año 1985.
Baile con la Compañía de Matilde Coral, y cuando se fue María Luisa Ribas Vilas, estuve haciendo ocho años de danza contemporánea en el antiguo CAT. Lugar en donde me encontré con excelentes maestros.
-Hace pocos meses te has jubilado de tu labor docente en el Conservatorio Profesional de Danza Antonio Ruiz Soler ¿A qué has dedicado tu tiempo hasta ahora?
He estado estudiando, leyendo… dedicando el tiempo a mí misma. Porque claro, habían cosas que las había dejado aparcadas.
-Para terminar ¿Hay algo que te gustaría añadir?
Me gustaría acabar con una reflexión: Para mí tanto la música como la danza, son el camino más rápido para llegar a un mundo superior. Y ser profesor no es una función es una misión.